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24 horas en San Blas (la del muelle de la canción de Maná)

Hay temas que ponen lugares en el mapa, y esta localidad mexicana es uno de ellos. Más allá de su famoso puerto, aquí esperan un importante humedal que se puede recorrer en barca, una excursión a la exuberante naturaleza del parque nacional de la Isla Isabel y restaurantes para degustar su potente gastronomía

México muelle San Blas
Vista aérea del muelle Matanchén, en San Blas, en el estado mexicano de Nayarit.
Use Lahoz

Hay canciones que gracias a su capacidad de llegar a la gente sitúan lugares en los mapas. Es el caso de En el muelle de San Blas, del grupo mexicano Maná, que a finales de los noventa convirtieron una historia real (y local) en una canción universal (y que parece mentira). Así ubicaron esta localidad mexicana, en el estado de Nayarit, en los mapas mentales de fans que supieron que el muelle de San Blas existe y que se asoma al Pacífico desde un lugar tocado por la gracia natural, y de gran importancia para la historia de Nayarit.

Aquella canción, una cursilada, cuenta con el añadido de ser muy pegadiza, por lo que escucharla es un riesgo. “Uh-uh-uh-uh, uh-uh.... Ella despidió a su amor...”. Haga la prueba (si no lo ha hecho ya) y verá cómo después de atravesar los agujeros de la corteza mental, la melodía y la letra se quedan ahí, dentro, horas y horas, sin que sea posible desprenderse de ellas. “Sola en el olvidooo, solaaaaa...”.

En San Blas la canción es una constante: se escucha en las plazas, se escucha en el muelle, se escucha en los hoteles, se escucha debajo del agua. Aún hay gente que recuerda a la protagonista, cuya larga espera en el embarcadero y en estas calles se ha inmortalizado con varias esculturas que responden al mismo apodo: la loca de San Blas, y con las que todo el mundo quiere sacarse una foto. Para conocer a Rebeca Méndez Jiménez las versiones de su historia están en YouTube y en Wikipedia. Pero el histórico puerto de San Blas es mucho más que ese capítulo.

6.00 Navegando por un manglar

Para dar al día un verdadero aire motivador, nada como madrugar y quedar con Chencho (0052 323 117 7052) a las siete de la mañana en el embarcadero El Conchal para, sentados en primera fila de su barca, entregarnos a sus conocimientos sobre un santuario natural. El parque nacional La Tovara (que en indígena significa agua que corre por su piedras calizas) (1) es una de las maravillas naturales del estado de Nayarit y de todo México, un asombroso manantial que desemboca en el mar. La largas ramas de los manglares y las raíces aéreas que descienden hasta hundirse en un agua, que absorben para alimentar así a las de arriba, no dejan penetrar ni un rayo de luz y resguardan más de 700 especies de plantas, además de 199 especies de aves, 90 de mamíferos, 22 de reptiles, 9 de anfibios, 160 de insectos, 31 de peces, 3 de moluscos y 3 de crustáceos. No es extraño que obtuviera en 2008 el distintivo Ramsar como humedal de importancia internacional. Es a esta hora cuando Chencho rema entre manglares colorados y aguza el oído para descubrir al viajero las primeras aves que alzan el vuelo: el carpintero mexicano, la elegante y hierática garza canela, las calandrias, las cotorras, el trepatroncos, el caracolero o la cantarina chachalaca; y pone ojo avizor para advertir de las frutas de las anonillas que tanto gustan a las tortugas, de la presencia de higueras blancas y de las pitahayas.

Una barca navegando por uno de los canales del parque nacional La Tovara, en San Blas (México).
Una barca navegando por uno de los canales del parque nacional La Tovara, en San Blas (México).

Hay que detenerse ante tres cabañas para el avistamiento de aves dispuestas sobre el agua y recordar Cabeza de Vaca, aquella película de 1991 interpretada por el inolvidable Juan Diego cuyo rodaje tuvo lugar aquí, crónica de supervivencia de náufragos conquistadores como aquel Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Asimismo, a la salida, es buena idea detenerse en el Mirador de las Garzas para ver a los cocodrilos descansando, algunos sin salir del agua, otros con medio cuerpo en la arena, robándole el brillo al sol como haría cualquiera de nosotros si nos sobrara el tiempo.

9.00 Un contundente desayuno mexicano

Una vez saciados de naturaleza es hora de saciarse con un clásico desayuno mexicano. Para ello, nada como el restaurante El Delfín en el hotel Garza Canela (2), regentado por Betty Vázquez, de las chefs más célebres del país dada su sabiduría y su participación como jurado en MasterChef. Un desayuno mexicano no es un desayuno cualquiera. Veamos. Hay huevos rancheros, hay huevos divorciados, hay camarones, con chipotle y orégano, o con tomate, curri y azafrán... Cualquier opción viene acompañada por fruta, zumos, café, guacamole, totopos, guiso de carne, tortillas recién horneadas, frijoles, chilaquiles, mantequillas y mermeladas. Vamos, si logra acabarlo es probable que necesite un tequila con sangrita que ayude a ecualizar el reinicio del día.

Betty Vázquez y sus hermanas han conseguido un ambiente particularmente agradable y que transmite sensación de casa. La chef es muy requerida por la clientela (”mira, mira papá —dice una niña— ¡es Betty la chef!”). Su amabilidad está a la altura de su talento y explica como nadie la pulsión, la creatividad, el cuidado, el aprendizaje y la enseñanza de la cocina nayarita: “Fundamentada en el trayecto de migraciones que tuvo el puerto de San Blas hacia Oriente y en la entrada de muchos productos. Nayarit fue espacio privilegiado para hacendados franceses y españoles que trajeron su cultura gastronómica, eso la hace diferente. Hay cuatro microclimas que ayudan y aportan a nuestra gastronomía elementos exquisitos, hay 307 kilómetros de mar limpio con 89 productos de pesca ribereña que aportan diversidad. Nuestra filosofía es aprovechar ese mestizaje, que las emociones que provocan los productos a través de sus sabores hagan brillar en el comensal el gozo. Comer es felicidad, es presentar la cultura de nuestra tierra y es presentar el sueño del cocinero creador de lucir lo que le ha dado la tierra, el mar, y el aire y provocar sensaciones de satisfacción, apapachar el alma y que el recuerdo haga volver”, cuenta la chef. Un lugar para volver.

11.00 Un chapuzón y visita al muelle

Es buen momento para acercarse al mar. Como introducía Betty Vázquez, este puerto ha sido fundamental para el comercio internacional. En su Breve historia de Nayarit, el historiador Jean Meyer dice que el puerto de San Blas conoció una nueva vocación con la guerra de la independencia, “ya que en 1813 el puerto de Acapulco, por donde entraban hasta aquel entonces los barcos que venían de China y Filipinas, quedó cerrado, detalle que hizo florecer el de San Blas. Así, funcionó como motor económico. Entraban por San Blas las mercancías importadas de Europa, América del Sur y el extremo oriente, y salían productos agrícolas de la región e incluso la plata que se mandaba a Europa”. Tanta prosperidad comercial tuvo consecuencias positivas para la agricultura y la industria.

Lo suyo es darse un baño en la playa el Borrego (3), la playa oficial de este pueblo histórico. No está masificada y, como es costumbre, viene equipada con una gran cantidad de tentadores chiringuitos. En ningún caso conviene descuidar la antológica renovación del original muelle de San Blas (4) llevada a cabo por el colectivo de arquitectos c733, que ha generado un espacio que integra el puerto para ferries y lanchas con servicios turísticos, un parque público (de más de 14.000 metros cuadrados) y lúdico para niñas y niños, así como zonas comerciales y mercado de artesanías. Se alternan jardines y pasajes de piedra bola local inspirados en las olas y los barcos, y que son muy usados por skaters. La cromática del complejo se define por el ocre de la madera y los tonos rojizos del barro, en un claro guiño a esas planicies costeras del Pacífico con manglares.

Escultura que homenajea a la loca de San Blas en el muelle Matanchén.
Escultura que homenajea a la loca de San Blas en el muelle Matanchén.Daniel Stoychev

El otro muelle, el de todas las fotos, es el muelle Matanchén (5), que entra al océano desde el Nuevo San Blas, en la ruta San Blas-Tepic, y alude a la memoria con su forma de ojo huichol en la punta. Tiene otra escultura muy requerida y absolutamente prescindible que homenajea de manera muy torpe a la loca de San Blas.

13.00 Por el centro histórico

El paseo por el centro histórico incluye, por supuesto, la vista al fuerte de San Blas (6), también conocido como la Contaduría de San Blas. Consta de altos y gruesos muros de piedra que bordean el cerro de San Basilio. Data de 1760 y se construyó para proteger el puerto de ataques de piratas. Fue escenario de importantes batallas durante la Guerra de Independencia. Las vistas hacen justicia al entorno y realzan los verdes y los azules de la exuberante vegetación y del mar.

La Contaduría de San Blas, en el cerro de San Basilio.
La Contaduría de San Blas, en el cerro de San Basilio.OVC RIVIERA NAYARIT

Más interesante resulta el templo de Nuestra Señora del Rosario, La Marinera (7), construido en 1768 y de gran importancia en el acervo cultural local, pues la imagen de esta virgen estuvo presente en todos los viajes de exploración. Para una rápida parada técnica nada como el San Blas Social Club, bar restaurante que mezcla con naturalidad al local y al turista. A lo largo del tiempo el edificio se vio afectado por desastres naturales y conflictos bélicos por lo que sufrió importantes deterioros, pero en los últimos años se ha buscado su restauración por el valor histórico y religioso.

Vista del templo de Nuestra Señora del Rosario, La Marinera, en San Blas.
Vista del templo de Nuestra Señora del Rosario, La Marinera, en San Blas.

15.00 Rumbo a Isla Isabel

Como el espíritu aventurero se regenera con facilidad, vamos de nuevo al muelle y partimos en barco a Isla Isabel (8). El trayecto es largo, no lo vamos a negar, pero agradable. Además, ofrece unas vistas privilegiadas de una costa impecablemente conservada en la que ningún edificio rompe la escala natural. De camino se observa la playa del Rey y la piedra tan preciada para los huicholes, la haramara, el gran símbolo de la vida para una comunidad que cree que los dioses partieron de esta piedra blanca para dar forma al planeta, y que en ella descansa la diosa Haramara, quien es golpeada por el mar para convertirse primero en nube y luego, en lluvia. De acuerdo con la leyenda Wixarika, fue el primer objeto sólido que nació en la Tierra y a ella le siguen dedicando todo tipo de ritos, ofrendas y peregrinaciones.

Un pájaro bobo pata azul en el parque nacional Isla Isabel (México).
Un pájaro bobo pata azul en el parque nacional Isla Isabel (México).

Tras permanecer nueve meses de 1978 en Isla Isabel, Jacques Cousteau la llamó “la Galápagos de México”. El parque nacional Isla Isabel solo permite la entrada a 60 personas al día. De noviembre a abril es común ver al tiburón ballena y la ballena jorobada. Lo más espectacular es la cantidad de pájaros bobos patas azules que se concentran aquí. Algo realmente insólito y conmovedor. Ecológicamente relevante, la isla atrae a pescadores y estudiantes. La ausencia de depredadores hace que las especies campen a sus anchas. Desde 1980 es un área protegida cuyos valores naturales son objeto de investigaciones científicas.

19.00 Una cena trasnformadora

De regreso a San Blas estamos ante una de esas decisiones que si se piensan dos veces no se llevan a cabo, y que si se piensan una y se hacen, luego uno agradece el atrevimiento. Porque vale mucho la pena recorrer los algo más de 40 minutos de coche y llegar a tiempo a Tepic para cenar en el restaurante Emiliano (9), un festival gastronómico de altos vuelos en una casona afinadamente renovada. Cocina mexicana de investigación que trata de enaltecer la gastronomía de Nayarit, potenciando el producto de la sierra, del altiplano, del mar y del huerto propio. El chef Marco Valdivia, orgullosamente autodidacta, reinterpreta recetas clásicas y básicas que ponen a cualquiera de rodillas.

Por poner dos ejemplos: el tiradito de callo de hacha (vieira) con mayonesa de erizo y ceniza de cebolla con salsa de tomatillo, chile ancho y pulque, o el Puerquito Acaponeta, una revisión de un taco clásico de las calles de Sinaloa, con pancita de cerdo horneada a fuego lento durante cuatro horas con salsa de mostaza y chile de árbol y col asada al carbón. Mejor no seguimos, ¿verdad? Con razón fue uno de los lugares bendecidos por la cocinera, escritora, profesora y conferenciante Patricia Quintana, que con su obra dio valor a las raíces e impulsó la cocina mexicana al olimpo en el que se encuentra hoy. Como la poesía, lugares como Emiliano tienen efecto transformador.

Mientras tomamos cualquier cóctel con mezcal, es el momento ideal para decidir que la primera visita de la mañana siguiente será a la casa-museo Amado Nervo, que se encuentra a la vuelta de la esquina. Una casona de mediados del siglo XIX en la que el 27 de agosto de 1870 nació este gran poeta del modernismo mexicano. Nervo viviría luego en Madrid, tantos años que una placa aún lo recuerda en la calle Bailén. La visita corre a cargo de la experta Brisa López, y es una inmersión reveladora. Entre sus muchos poemas conocidos hay uno que nunca se puede pasar por alto y que viene de perlas para despedir este artículo, En paz, un poema que reconcilia a cualquiera con la vida y que nos recuerda que la intensidad de este día no ha sido en balde.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,

porque nunca me diste ni esperanza fallida,

ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

mas no me prometiste tan sólo noches buenas;

y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

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Sobre la firma

Use Lahoz
Es autor de las novelas 'Los Baldrich', 'La estación perdida', 'Los buenos amigos' o 'Jauja' y del libro de viajes 'París'. Su obra narrativa ha obtenido varios premios. Es profesor en la Universidad Sciences Po de París. Como periodista fue Premio Pica d´Estat 2011. Colabora en El Ojo Crítico de RNE y en EL PAÍS. 'Verso suelto' es su última novela

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