Cataratas y circo en Brasil
El artista multidisciplinar Sergio de Pablo recuerda su singular viaje al Estado de Bahía
Con su alter ego Ojo Último, Sergio de Pablo se convierte en una especie de poeta-robot con ideas vertiginosas y experimentales como las que pueblan su reciente álbum, titulado Veneno sexy, que va acompañado de un espectáculo musical. Aunque De Pablo habite su propio universo, también ha visitado lugares de este planeta como el Estado de Bahía en Brasil, una experiencia singular que nos cuenta aquí.
¿Qué expectativas tenía al llegar?
Me habían hablado de un pueblo de Bahía llamado Vale do Capão donde vivía una comunidad de viajeros bastante alternativa, y al tercer día de llegar al país dije: “Allá voy”. Acabé instalándome ahí durante tres meses. Conocí a gente diversa, por ejemplo a un chico de Toledo que se convertiría en mi mejor amigo y a un par de chicas venezolanas con las que monté una compañía de teatro. Yo era el músico, porque al viaje llevé mi guitarra. Llegamos a actuar en Brasilia y en sitios de culto espiritual como el Vale do Amanhecer, que después apareció en un documental de Marina Abramovic sobre chamanismo en Brasil.
¿Cómo era el paisaje de la zona?
Montañoso y con mucha vegetación. Nada de playa: estaba a 600 kilómetros del mar. Por allí crecen todo tipo de frutas y verduras que fueron la base de mi alimentación. Y hay unas cataratas espectaculares.
¿Las visitó?
Fui a la Cachoeira da Fumaça, que es como se llama la segunda catarata más alta de Brasil, de 340 metros de altura. En busca de otras cascadas algo más pequeñas recorrí el Vale do Pati, dentro del parque nacional de la Chapada Diamantina. La ruta hasta llegar a ellas, por un valle extenso y diáfano, es espectacular.
¿Cuál era su rutina en el pueblo?
La principal era ir a clase de acrobacia. Un francés que había hecho giras mundiales como acróbata montó una pequeña escuela de circo. Una vez al mes hacían un espectáculo para todo el pueblo y también daban clases. Yo me apunté para intentar hacer el salto mortal para atrás. No lo conseguí, pero me involucré en sus espectáculos y fue ahí donde comencé a crear los míos.
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