En el país de las orquídeas
La ingeniera y paisajista Ana Robles nos cuenta cómo descubrió la cultura de las flores y los jardines asiáticos durante un viaje a Camboya y Tailandia
Desde su estudio Alterespacio, crea jardines tan personales como el que presenta en la terraza de la actual edición de Casa Decor, que se puede ver en Madrid hasta el 27 de junio. Aquí nos habla de un viaje de trabajo que la llevó a Camboya y Tailandia.
¿En Camboya encontró inspiración paisajística?
Sí, porque allí la naturaleza es impactante, se come a los humanos. Los jardines que proyecto se inspiran en ese tipo de vegetación salvaje. De los jardines asiáticos también me gusta su forma de incorporar el paisaje lejano.
¿Le sorprendió el clima?
Sí, especialmente la humedad y el monzón. Para nosotros es ciencia ficción que llueva durante seis meses seguidos. Si vas en esa época sabes que vas a vivir lluvias torrenciales, pero me impactó que allí estaban acostumbrados a lidiar con esos fenómenos como parte de su cotidianidad. Recuerdo un mercadillo callejero en el que a los vendedores les llegaba el agua por las rodillas, e incluso los productos flotaban en los puestos, pero no por ello lo desmontaban todo.
Sigamos con las plantas. ¿Vio muchas flores?
Especialmente en Tailandia, que es uno de los principales productores del mundo de orquídeas. Allí crecen muy bien porque justo necesitan esa temperatura constante de veintitantos grados con humedad. La cultura de las flores está muy arraigada en el país: emplean guirnaldas en las ceremonias, las colocan en baños y habitaciones. La naturaleza es como un regalo para ellos. En Camboya, en cambio, lo que más vi fueron árboles de hojas muy grandes y un verdor intenso. En las zonas selváticas las plantas compiten por la luz, por eso desarrollan hojas de gran tamaño.
Imagino que también visitaría algunos templos.
Estuve en las ruinas de Angkor Wat, que son hinduistas y budistas, y se construyeron en plena selva. Hay mucho control en las visitas porque aún quedan minas de la época de Pol Pot, que fue devastadora. Allí ves el poder de recuperación de la naturaleza ante la destrucción sufrida.
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