Beauséjour, comodidad junto al santuario de Lourdes

Lourdes es el mayor centro de peregrinación católica en Europa y el segundo del mundo, después de Guadalupe (México). Alrededor de la gruta de Massabielle se ha desarrollado, a partir de las apariciones marianas del siglo XIX, un verdadero mall del turismo religioso con capacidad para recibir a unos 2,5 millones de personas al año. Además de las 100.000 hospitalidades que gestiona el episcopado con las peregrinaciones organizadas desde distintas partes del mundo, el ecosistema de acogida comprende un sinnúmero de restaurantes, bares, tiendas de souvenirs y más de 150 hoteles solo en la zona de influencia del santuario, sin contar los que se extienden por todo el valle.

Uno de los que rayan los límites de la ciudad, cerca de la estación de tren y a 20 minutos a pie del santuario, es el Beauséjour del omnipresente Pascal Martin, quien registra a los huéspedes al tiempo que sirve una copa en la brasserie contigua a la recepción. Adscrito a la marca Best Western, que comercializa su capacidad de alojamiento en casi todos los mercados turísticos, este hotel ocupa un edificio construido en 1870, apenas 12 años después de que se iniciara el fervor mariano. La simpatía y trabajo del equipo comandado por Martin obliga a colocar a menudo el cartel de completo. Pero no solamente por ello constituye una de las mejores opciones, ni siquiera por sus despejadas vistas a las montañas desde todas sus habitaciones. Lo principal es que la última renovación fue abordada en 2015, lo que en Lourdes significa un nivel de modernidad y confort fuera de lo normal.

Los dormitorios, sin ser demasiado amplios, ofrecen un baño notablemente equipado, además de un balconcito en el que pasarse las horas esperando la ceremonia de las velas en el parterre del santuario. Y, como no podía ser menos, el comedor pone el acento en la gastronomía barroca del sur de Francia, apoyada en la decoración belle époque de la sala. Las galanuras explotan por la mañana con una bollería de desayuno bien hecha.

Entre otros lujos, una parte del recinto está ambientado con un jardín especialmente lujuriante en verano, y también tiene aparcamiento privado. Además, un autobús equipado con una plataforma adaptada para sillas de ruedas conecta cada 15 minutos el hotel y la Oficina de Constataciones Médicas de Lourdes.