Las Bahamas crea la primera moneda digital oficial
Se llama ‘Sand Dollar’ y es dinero virtual respaldado por el propio Banco Central del país. Su objetivo: la inclusión de quienes carecen de servicios financieros
Esta vez necesito empezar por admitir una omisión: existe un país donde se ha implementado ya una Central Bank Digital Currency, o sea, una moneda digital expedida por el banco central. Se trata de las Bahamas (al norte de Cuba y al este de Florida), un país insular que cuenta con unos 400.000 habitantes dispersos en una treintena de islas.
La moneda, denominada Sand Dollar (dólar de arena, S$), fue implementada por el propio Banco Central mediante distintas instituciones financieras (banca privada) y pretende "promover más acceso inclusivo a los pagos regulados y otros servicios financieros para las comunidades y grupos socioeconómicos sin (suficientes) servicios bancarios".
Un S$ equivale a un dólar bahameño, que también mantiene su paridad con el dólar estadounidense, y se considera cada S$ como pasivo del Banco Central, respaldado con sus reservas de divisas extranjeras. Tras la implementación exitosa del proyecto piloto en Gran Exuma y Abaco, el Banco Central lo extendió a todo el país el 20 de octubre de 2020. Los cuatro objetivos del Sand Dollar son:
Otros países americanos podrían seguir el ejemplo y permitir así el acceso universal de los ciudadanos a los servicios financieros
- Aumentar la eficiencia de los sistemas bahameños de pago mediante transacciones más seguras y a mayor velocidad de liquidación.
- Proveer el acceso no discriminatorio a los sistemas de pago sin importar la edad, el status de inmigración o residencia.
- Lograr mayor inclusión financiera, efectividad frente al costo y proveer mayor acceso a los sistemas financieros en todas las Bahamas.
- Fortalecer las defensas nacionales contra el blanqueo de capitales, falsificación y otros fines ilícitos por reducir los efectos malos del uso de efectivo.
Una ventaja muy importante para algunos bahameños es el servicio de banca online. Un 20% de los bahameños carecen de cuenta bancaria (y a esta población se le suman otros que no pueden usar el servicio de banca electrónica). Necesitan viajar a otra isla en barco para poder realizar pagos en efectivo, pero estos trámites se hacen imposibles cuando se suspende el servicio de transporte público debido a un huracán, por ejemplo.
Si bien es obvia la utilidad de la banca online, lo es aún más para quienes tengan que desplazarse entre islas, dependiendo de la disponibilidad de barcos, para solucionar problemas financieros.
Otro aspecto importante es que esta moneda digital es solo válida para transacciones nacionales. Por lo tanto, no se puede pagar en S$ si quieres comprar libros en Amazon desde Estados Unidos. El banco central explica las siguientes ventajas de esta moneda digital:
- No se puede robar S$, ya que los saldos están en el ordenador del Banco Central.
- El historial de ingreso y egreso será un buen respaldo al pedir microcréditos en los bancos.
- Carece del costo de transacción.
- Posibilidad de que los individuos aumenten el saldo y gasto mensual máximo, así como vincular la cuenta de S$ con la de la banca privada (con la autorización del Gobierno: en caso de los comercios, la vinculación es obligatoria).
Hoy en día hay dos países en Latinoamérica (Ecuador y El Salvador) que usan el dólar estadounidense como moneda oficial, además de Panamá que está en un estado muy avanzado de dolarización. Este ejemplo bahameño podría servir para que otros países adopten un modelo similar, posibilitando el acceso universal de los ciudadanos a los servicios financieros.
Otra opción interesante para España sería que el Banco de España introdujera un sistema parecido, pero sin posibilidad de realizar pagos internacionales (ni siquiera dentro de la Eurozona), con el fin de fortalecer la economía española. Christian Gelleri, fundador de la moneda regional Chiemgauer en Alemania, ya ha hecho una propuesta similar para ayudar a los países más afectados por la crisis de 2007, y sería muy interesante estudiar la viabilidad de esta misma idea en el contexto contemporáneo de 2021.
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