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¿Dejarías que tu hijo limpiara los baños de su colegio?

El 'O-soji' es la actividad que realizan los niños de limpiar sus propias escuelas en Japón

El O-soji es la actividad que realizan los niños de limpiar sus propios colegios. Las escuelas de Japón disponen de sus propios trabajadores para llevar a cabo estas tareas, el objetivo no es que realicen la limpieza de los centros educativos en sí, con esta práctica pretenden que desarrollen el valor, el respeto y el cuidado, manteniendo ciudades, el hogar y las escuelas limpias.

En las escuelas japonesas no existen los comedores escolares y son los niños quienes realizan la tarea de servir la comida, fregar los platos o barrer las aulas. Las tareas son realizadas en turnos rotativos coordinados por profesores.

¿Dejarías que tu hijo limpiara los baños escolares?

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¿Adquieren así los niños mayor responsabilidad? ¿Tratamos de que colaboren o buscamos obediencia?

¿Por dónde empezamos? ¿Por los hogares o por la escuela? ¿Debe ser la escuela quien se encargue de inculcar estos valores?

La colaboración de los niños y niñas llevando a cabo actividades cotidianas en la escuela puede ser un buen entrenamiento para la autonomía y para la independencia; los capacita y ayuda a desarrollar su autoestima.

Otro enfoque distinto sería incluir en los colegios y escuelas elementos de la vida cotidiana, para que los utilicen desde un contexto real, como base de futuro aprendizaje y no como OBLIGACIÓN, sino como oportunidad para la conquista de la autonomía.

Los educadores disponemos de infinitas oportunidades a lo largo del día en el aula para trabajar el respeto y cuidado de las escuelas sin necesidad de recurrir a un sistema tan rígido como el anteriormente mencionado, empezando con algo tan sencillo con el ejemplo.

Desde los dos años, los niños pueden colaborar en muchas otras tareas como cuidar plantas, recoger materiales, tirar cosas a la basura o recoger juguetes. Es la edad en la se inician en el juego simbólico y puede ser una buena oportunidad para empezar a colaborar en tareas sencillas.

No es raro que aunque los pequeños quieran hacer las cosas por sí mismos se encuentren con un adulto que los considere no aptos para realizar algunas tareas y luego nos preguntemos porque es tan difícil lograr que colaboren.

Lo idóneo sería empezar desde el hogar, donde las tareas domésticas suelen convertirse en una verdadera batalla. Gran parte del problema tiene lugar en la manera en la que los adultos nos comunicamos (nos pasamos el día dando órdenes sin parar), unido a las altas expectativas y la impaciencia. Exigimos los niños cosas para las que evolutivamente no se encuentran preparados y olvidamos que necesitan hacer las cosas una y otra vez para aprenderlas. Nuestras expectativas han de ser realistas.

¿Qué podemos hacer para que colaboren en actividades cotidianas en el hogar y en la escuela?

¿Demandamos obediencia o motivamos a la colaboración o cooperación? Dejar los niños que piensen por sí mismos, tomen sus propias decisiones, permitir que cometan errores, aprovechar su curiosidad e iniciativa y confiar en sus capacidades, también los hace responsables.

Ruth Alfonso Arias, Educadora Infantil, Educadora de familias de Disciplina Positiva

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