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Charlene de Mónaco confiesa su nostalgia por Sudáfrica y sus amigos

La esposa de Alberto de Mónaco responde a los comentarios sobre su criticada tristeza y desvela que este año ha perdido a dos amigos en 10 días y que su padre ha sufrido problemas de salud

Charlene de Mónaco durante las celebraciones de la fiesta nacional del país el pasado noviembre.
Charlene de Mónaco durante las celebraciones de la fiesta nacional del país el pasado noviembre. GtresOnline
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Charlene de Mónaco rompe su tradicional mutismo y habla por primera vez de los motivos de su criticada tristeza y aspecto ausente en los actos oficiales que conlleva su cargo como esposa del príncipe Alberto de Mónaco. Desde su boda hace más de ocho años es la princesa observada y cuestionada. Cuestionada porque no se la nota cómoda en su papel institucional ni con la famiia de su marido, especialmente con sus hermanas, Carolina y Estefanía de Mónaco; y observada porque cada gesto suyo es diseccionado a la búsqueda de una explicación para su aspecto apático. Una actitud que se remonta incluso al día de su boda, el 2 de julio de 2011, cuando incluso se cuestionó su matrimonio. Sobre él siempre ha recaído la sospecha de que estuvo a punto de no celebrarse porque ella habría decidido cancelarlo pocos días antes de la fecha fijada para la ceremonia.

Esa imagen de matrimonio de conveniencia no se ha disipado y a ella se acude cada vez que Charlene de Mónaco no está presente en un acto del Principado junto a su esposo o cuando lo hace con cara de circunstancias. Ahora ha sido la misma Charlene la que ha concedido una entrevista a una de las revistas de éxito de Sudáfrica, su país natal. La princesa de Mónaco confiesa a Huisgenoot, la citada publicación, algunos de los secretos de su vida familiar y entre ellos ha dado explicaciones de los motivos de su habitual aspecto serio, al menos de los que lo han provocado en el último año.

Charlene y Alberto de Mónacon el 18 de diciembre en Montecarlo. r
Charlene y Alberto de Mónacon el 18 de diciembre en Montecarlo. rGtresOnline

Según ha confesado a la revista, 2019 no ha sido un año fácil para ella. "Murieron dos de mis amigos en el plazo de 10 días. Fue increíblemente doloroso", ha dicho la princesa. Además el estado de salud de su padre, Michael Wittstock, es delicado y tuvo que pasar por una operación: "Definitivamente, este año me dio un golpe bajo. La gente dice rápidamente 'Oh, ¿por qué no sonríe en las fotos?'. Bueno, a veces es difícil sonreír. Ellos no saben lo que está pasando realmente en el fondo de cada uno", explica Charlene.

También afirma que siente añoranza de su país y de todos sus amigos. "Tengo el privilegio de tener esta vida, pero sí echo de menos a mi familia y a mis amigos de Sudáfrica y me siento triste porque no siempre puedo estar allí para ellos", reconoce.

Estas palabras no han sorprendido en exceso ni siquiera entre los propios súbditos del Principado, ya que se podría decir que es un secreto a voces que la exnadadora no se siente especialmente cómoda en el ambiente que rodea al palacio de Mónaco y tampoco tiene una complicidad especia familiar. Una situación que de alguna manera, como reconoce en la entrevista que ha concedido, ha compensado gracias a la cercanía de su hermano Gareth, su cuñada, Irish, y sus dos sobrinos, que viven desde hace un tiempo en Mónaco. Con su hermano precisamente y con algunos amigos de siempre ha sido cuando más natural y divertida se ha podido ver a la princesa monegasca. Ocurrió este año, por ejemplo, cuando se mostró divertida y deshinhibida mientras veía la final del Mundial de rugby junto a Gareth en un local del Principado. 

Charlène de Monaco y su cuñada Carolina de Mónaco el Día Nacional de Mónaco de 2018.
Charlène de Monaco y su cuñada Carolina de Mónaco el Día Nacional de Mónaco de 2018.AFP

Charlene de Mónaco también ha hablado sobre sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, que cumplieron el pasado día 10 cinco años. "Es agotador, pero me dan mucha fuerza", afirma la princesa, quien también detalla que los niños van a clases de natación y gimnasia y son bilingües en inglés y francés porque el príncipe Alberto los habla indistintamente en ambos idiomas. Sobre la posibilidad de que alguno de ellos siga su carrera como deportista Charlene dice: "Vamos a ver cómo evolucionan, pero quiero que tengan una vida. Es difícil para mi recordar que yo solo tenía tres años más que ellos cuando empecé a entrenar para los Juegos Olímpicos. Nadaba 10 kilómetros diarios con tan solo ocho años", explica.

Sobre lo que no muestra dudas es sobre lo que habría hecho si el príncipe Alberto no se hubiera cruzado en su camino y no estuviera ligada al palacio de los Grimaldi: "Es muy sencillo, haría todo lo que estoy haciendo ahora, pero sin el título: ayudar a la gente y tratar de educar a los demás. Mi tío es misionero y trabajó en Japón y Australia, ahora está en Zambia. De hecho, viajé dos veces con él para ayudarle a restaurar una escuela local. Me gusta ayudar donde puedo" 

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