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Depresión, ciberacoso y abusos laborales en el K-pop

Goo Hara es la última víctima de una exigente industria que antes acabó con la vida de Sulli, Seo Min-woo y Kim Jong-hyun

Kim Jong-hyun, Sulli, Goo Hara y Seo Min-woo.
Kim Jong-hyun, Sulli, Goo Hara y Seo Min-woo.Getty / Cordon Press / AFP / TOP Media
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El K-pop se ha convertido en uno de los símbolos de Corea del Sur. Trampolín al éxito para muchos artistas que se convierten en ídolos adolescentes. Sin embargo, la presión ha acabado con la vida de varios de sus cantantes. En total, cuatro fallecidos desde 2017. La última víctima ha sido Goo Hara, de 28 años, conocida por ser integrante del grupo Kara, al que se unió en 2008 y que se disolvió en 2016, aunque ella un año antes comenzó su carrera como solista, además de ser actriz en la serie Cazador de la ciudad.

La policía encontró este domingo el cadáver de la joven en su casa de Seúl a las seis de la tarde (hora local coreana) y continúa investigando los hechos. La Agencia Nacional de Policía ha descartado el asesinato como motivo de la muerte, según una portavoz de este organismo en una rueda de prensa este lunes. Los investigadores hallaron en el domicilio una nota "muy corta, lo que aparentemente muestra que Goo [Hara] se sentía muy pesimista con respecto a su vida". La artista contaba con antecedentes de depresión e intentó suicidarse el pasado mes de mayo, pero su representante pudo detenerla a tiempo en aquella ocasión, después de encontrarse su habitación llena de humo. La joven fue ingresada en el hospital y no regresó a los escenarios hasta la semana pasada.

Como otros compañeros de profesión sufrió ciberacoso, siendo cuestionada por su comportamiento, su aspecto físico o sus relaciones. En 2011, comenzó a salir con Yong Jun-hyung, del grupo de K-pop BEAST y los seguidores del cantante la menospreciaron y le dijeron que ella no era lo suficientemente buena para él. Pero lo que más le marcó fue la batalla judicial que inició el año pasado contra su exnovio, el exfutbolista Choi Jong-bum. Además, de sufrir agresiones durante su relación, él la amenazó con publicar fotografías y vídeos personales de contenido sexual y, finalmente, el pasado mes de agosto, fue condenado a un año y medio de prisión y tres años de libertad condicional.

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El suicidio de su mejor amiga, Sulli, otra cantante de K-pop, el pasado mes de octubre afectó bastante a Hara. Tras conocer lo sucedido, la artista publicó unas imágenes en su cuenta de Instagram en honor a su compañera. Esta se quitó la vida con solo 25 años. Fue su representante, tras varios intentos de contactar con ella, el que encontró el cuerpo sin vida de la artista en su casa de Seongnam, a las afueras de Seúl. Choi Jin-ri, nombre de real de Sulli, debutó como actriz siendo una niña en 2005 y en 2009 saltó a la fama al incorporarse al grupo de K-pop F(x), un quinteto femenino gestionado por SM Entertainment. En 2014 anunció su intención de tomarse un año sabático, alegando estar “física y mentalmente agotada por los comentarios negativos y falsos rumores” respecto a su persona. Pasado este plazo de tiempo, Sulli optó por abandonar el grupo de manera definitiva para centrarse en su propia carrera como actriz.

Fue una gran defensora del feminismo, se posicionó a favor del aborto tras su ilegalización en abril de este año y abanderó el movimiento no bra, renunciando a llevar sujetador, por lo que muchas de sus fotos causaron gran revuelo en las redes sociales. La última vez que su nombre salió a la palestra fue por esta cuestión. A finales del mes pasado, la cantante mostró los pechos por accidente durante una retransmisión en vivo mientras se maquillaba. Preguntada por varios internautas al respecto, se defendió: “No entiendo cuál es el problema, forma parte de mi libertad personal”.

Además de la presión de sus seguidores y sus detractores, los artistas de K-pop viven sometidos a una gran presión por parte de las productoras musicales que los eligen en castings y los modelan durante años. Se les impone un programa de formación con clases de canto y baile. Se estudia su imagen, su dieta e incluso los tratamientos de cirugía a los que se someten. Los contratos con las productoras controlan hasta la vida personal de los artistas y en algunos casos les obligan a permanecer solteros.

Kim Jong-hyun fue el primero en iniciar la lista de cantantes de K-pop que se han suicidado. A finales de 2017, con 27 años, el líder de la banda SHINee fue encontrado inconsciente en el hotel en el que residía en el exclusivo barrio de Cheong-dong, en la capital surcoreana. Falleció posteriormente en el Asan Hospital de Seúl. En una sartén que había en la habitación ardía una briqueta de carbón para barbacoa, que libera monóxido de carbono —un gas letal si se inhala en grandes cantidades—, y es uno de los métodos más habituales para quitarse la vida en Corea del Sur. Este país tiene una de las tasas de suicidio más altas del mundo. Ningún otro país de la OCDE —la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico— tiene una cifra superior a la de este país asiático: casi tres personas de cada 1.000 se suicidan, según datos de la institución. O lo que es lo mismo: la cuarta causa de muerte entre la población general, la primera entre los jóvenes de 10 a 30 años.

“Estoy roto por dentro. La tristeza que me ha estado devorando lentamente finalmente me ha tragado entero. No he podido superarlo. (...) Me odiaba a mí mismo. Me agarraba a los recuerdos que se desvanecían y gritaba para despertar. No había respuesta. Si no puedo respirar, es mejor acabar”, escribió Jong-hyun en una de despedida que entregó a una de sus amigas, la también artista Nain9, con el encargo de que la hiciera pública si algún día le ocurría algo. 

En marzo de 2018, falleció Seo Min-woo, líder de la banda K-Pop 100%. Esta vez la causa oficial de la muerte fue un ataque al corazón, en un joven que solo tenía 33 años. Sin embargo, no se conocen muchos más detalles sobre su muerte, ya que las autoridades fueron más cautelosas al dar información sobre este caso, a diferencia de lo que sucedió con el primero, el de Jong-hyun. “Hubo muchos rumores de que pudo haberse tratado de un suicidio o una sobredosis, pero no se ofreció ninguna información al respecto”, explicó el mes pasado CedarBough T. Saeji, profesora de idiomas y culturas orientales en la Universidad de Indiana, a EL PAÍS.

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