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Blogs / El Viajero
El viajero astuto
Por Isidoro Merino
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Lugares que no salen en los mapas

Para emprender una apasionante aventura no hace falta ir muy lejos. A veces basta con cruzar la calle para darse de bruces con un enigma

Restos de la estación submarina ‘Conshelf II’, en el arrecife de Shab Rumi (Sudán).
Restos de la estación submarina ‘Conshelf II’, en el arrecife de Shab Rumi (Sudán).Reinhard Dirscherl/WaterFrame (Getty Images)
Isidoro Merino

En su libro Fuera del mapa (Blackie Books, 2017), el geógrafo británico Alastair Bonnett ofrecía un apasionante compendio de sitios tan extraños como la Gran Mancha de Basura del Pacífico; Zheleznogorsk, una ciudad secreta de 90.000 habitantes creada en Siberia en 1950 por las autoridades soviéticas para fabricar armas nucleares, o Sandy Island, una isla que durante un siglo apareció por error en los mapas hasta que un 2012 una embarcación australiana confirmó que allí no había nada. La segunda entrega de este atlas del misterio es Lugares sin mapa. Un viaje alucinante a sitios ignotos, que acaba de publicar en español Blackie Books. El libro cuenta 39 historias de sitios extraordinarios entre los que hay islas revoltosas, países de nuevo cuño, ciberutopías, calles trampa, ruinas desasosegantes y parajes ignotos como los immensos e inexplorados pantanos del Congo, donde se cuenta que vive el Mokèle-mbèmbé (en lingala, “el que detiene los ríos”), un supuesto dinosaurio saurópodo, según la descripción de los pigmeos que viven en la zona. Bonnett no solo descubre estos lugares, sino que también expone las razones de qué existan: calentamiento global, experimentos excéntricos, caprichos históricos, distopías tecnológicas… Estos son algunos de ellos.

Plató de la película 'Dau' en la ciudad de Járkov, en Ucrania, una distopía cinematográfica del director de cine ruso Ilya Khrzhanovskiy.
Plató de la película 'Dau' en la ciudad de Járkov, en Ucrania, una distopía cinematográfica del director de cine ruso Ilya Khrzhanovskiy.Dau

1 Plató de Dau (Járkov, Ucrania)

Entre 2006 y 2011, el director de cine ruso Ilya Khrzhanovskiy creó en un pabellón deportivo abandonado de la ciudad de Járkov, en Ucrania, una réplica del Moscú de la década de 1950: el escenario de una película sobre el físico y matemático soviético Lev Davídovich Landáu, Dau (Bakú, 1908-Moscú,1968), ganador del Premio Nobel de Física en 1962.

Durante cinco años, cerca de cuatrocientas personas, entre elenco y equipo de rodaje, vivieron en este plató gigante donde se reprodujeron las duras condiciones de vida —incluidos el racionamiento de comida y las denuncias al KGB— de la era Jrushchov. Actores, actrices y extras fueron obligados a representar su papel en todo momento, y se metieron tanto en él que durante el rodaje 14 niños fueron concebidos in situ. La duración del filme, una vez montado, es de cinco horas y media. 

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Estación submarina ‘Conshelf II’, en el arrecife de Shab Rumi (Sudán).
Estación submarina ‘Conshelf II’, en el arrecife de Shab Rumi (Sudán).Reinhard Dirscherl / WaterFrame (Getty)

2 Plataforma submarina Conshelf II (Sudán)

El buceador francés Claude Wesly fue el primer ser humano que vivió un mes entero bajo el agua, en 1963. Lo hizo en la estación submarina Conshelf II, un proyecto del oceanógrafo francés Jacques Yves Cousteau (1910-1997) para crear una “aldea submarina” en el arrecife de Shab Rumi (Sudán), como narra el documental El mundo sin sol, ganador de un Oscar en 1964. Una década después, los días del Homo aquaticus cayeron en el olvido, y hoy los restos de la Conshelf II dormitan cubiertos por el coral en las cálidas aguas del mar Rojo.

El cruce de carreteras del Estado de Nueva York donde, supuestamente, se hallaba el pueblo de Agloe.
El cruce de carreteras del Estado de Nueva York donde, supuestamente, se hallaba el pueblo de Agloe.Google Earth

3 Agloe (Nueva York, EE UU)

En marzo de 2014, Google eliminó de sus mapas Agloe, una pequeña localidad en el Estado de Nueva York (EE UU). ¿La causa? Agloe no existía: había sido inventada en 1925 por un par de cartógrafos estadounidenses para comprobar si sus mapas de carreteras eran copiados por la competencia, pero su trampa había durado casi 80 años (en realidad, Agloe sí existe: en la década de 1950 se construyó una tienda de suministros en la intersección que aparecía en los mapas de carreteras de la petrolera Esso y se le dio el nombre Agloe General Store; el almacén cerró, pero ha quedado su cartel como recuerdo para instagramers).

Uno de los islotes del archipiélago de Les Minquiers, en el canal de la Mancha.
Uno de los islotes del archipiélago de Les Minquiers, en el canal de la Mancha.MOIRENC Camille (Getty)

4 Les Minquiers (Reino Unido)

Les Minquiers, o Minkies, un grupo de islas y rocas deshabitadas al sur de la isla de Jersey (Reino Unido) son, además del punto más meridional de las Islas Británicas, “la zona no cartografiada más extensa del mundo occidental”, según Bonnett. Con la bajamar, su superficie es considerable: 200 kilómetros cuadrados de arena y rocas, más que la propia Jersey, mientras que durante la pleamar solo unos pocos islotes asoman sobre las olas. La amplitud de las mareas en esta zona del Canal de la Mancha es enorme, y “las Minkies aparecen y desaparecen “conjuradas como de la nada: un archipiélago mágico”.

Ubicación del reino sumergido de Doggerland, en el mar del Norte.
Ubicación del reino sumergido de Doggerland, en el mar del Norte.Wikimedia Commons

5 Doggerland (Mar del Norte)

A comienzos del siglo XX los pescadores de arrastre de la costa neerlandesa comenzaron a encontrar en sus redes restos de uros, rinocerontes lanudos, mamuts, ciervos gigantes y otros animales ya extinguidos, además de utensilios humanos en hueso que han sido datados en el Mesolítico (hace entre 12.000 y 6.000 años). Son los restos de Doggerland (por el banco de arena conocido como Dogger un puente de tierra que unía Gran Bretaña con la Europa continental), un mundo perdido en el fondo del mar del Norte que fue tragado por las olas al final de la última glaciación, cuando el deshielo hizo subir el nivel de los mares.

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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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