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pobreza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

En España, más de un millón de niños viven “como perros”, ¿vamos a seguir mirando hacia otro lado?

El 17 de octubre es el Día Internacional para la erradicación de la Pobreza, una jornada para concienciarse de cómo viven nuestros pequeños

GETTY

Estaba punto de pedir mi café largo con poca leche cuando aquel tipo salió como de la nada.

- “Javi, chaval, cóbrame el desayuno que tengo que seguir con esta vida de perros que llevamos”.

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En un “scanning” rápido, yendo de abajo arriba, evalué al personaje en su conjunto: sus zapatos de hebilla, su traje y complementos, sus movimientos refinados y, por supuesto, su reloj. En automático, pagó con un billete de 10 euros y dejó algo de propina.

Le acompañé con la vista a través de la luna del “Colonial”, hasta que desapareció en el primer taxi camino de la zona norte del Paseo de la Castellana.

Volví en mí y a mi café, e intenté imaginarme “la vida de perros” de aquel fulano que bien podría ser yo mismo, pero mejor vestido que yo y con aquel pedazo de reloj...

Sin duda alguna, el tipo trabajaba y no en cualquier cosa. Seguro que era alguien perfectamente integrado en nuestra sociedad, para lo bueno y para lo malo, pero, sobre todo, para lo bueno.

- “Y piensa que vive como un perro…”, me dije.

Ya por la noche, tranquilo en casa, quise sentir a aquellas personas que de verdad viven entre nosotros “una vida de perros”, y en especial quise saber algo más de las más frágiles.

Enseguida di con el dato. 1,4 millones de niños conviven con nosotros en niveles de pobreza severa. Pobreza severa es vivir con menos de 300 euros al mes por miembro de la unidad familiar antes de pagar la vivienda, o la habitación con litera y colchón en el suelo, o la infravivienda sin baño ni saneamientos.

Pobreza severa es no comer bien nunca, es que las chuches no existan y tampoco la leche de fórmula para bebés. La pobreza severa no celebra los cumples, ni toma pizzas, ni sabe que en septiembre hay material escolar nuevo. No monta en bici y por supuesto no se engancha al Brawl Stars. En nuestra España de cada día, más de dos millones de papás y mamás además de saberse pobres de verdad, se repiten al despertar la frase más dura que pueden decirse frente al espejo: mi hijo es pobre.

En nuestra sociedad actual, por cada niño pobre de verdad, conviven con nosotros –en nuestros hogares– alrededor de 10 mascotas... , pero eso no quiere decir nada.

Entorno al boom de la demografía canina –y del resto de mascotas- repunta una industria que con sus más de 1.500 millones de euros anuales de facturación, dobla a los cerca de 700 millones de euros que cada año los españoles damos de nuestro bolsillo para la mejora en general de nuestro mundo, y en parte para paliar la situación de ese millón trescientos mil niños pobres, y nuestros.

Sé que nada define a quien tiene un perro o una mascota. Sé que no caben conclusiones ni juicios de valor y, ni mucho menos, axiomas majaderos de primer curso de tontería.

Y sin embargo, me encantaría coger un dron mágico que me elevara para observar y tratar de comprender nuestra realidad social. Esa a la que pertenecemos en este momento de la historia; a la que algunos le confieren incluso la capacidad del pensamiento global bajo la fórmula de la manipulable “conciencia colectiva”. Esa misma que asume y convive con un “selfie” sociológico como este de los niños y los perros.

No quiero –siquiera- ponderar cuánto de bueno o malo muestra esta foto social tan llamativa. Sencillamente es así y así nos define en este estadio de nuestra evolución como sociedad y como país.

Hoy es 17 de octubre, día internacional para la erradicación de la pobreza. En España hay 1, 4millones de niños pobres de verdad, y 13 millones de perros. A mí, que haya trece millones de perros ni me molesta ni me ocupa ni me preocupa... pero mientras cuento mascotas no puedo dejar de pensar en que somos la segunda generación de la historia capaz de acabar con la pobreza en el mundo, porque la primera fracasó.

¿Vamos a hacer algo más de una vez?

*Ramón Pinna Prieto es presidente de Achalay España, organización que ayuda a niños, mujeres y familias en riesgo de exclusión social. 

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