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Por qué después de comer me hincho como un globo

Muchos alimentos contienen una munición capaz de activar una batería de malestares intestinales que van desde la distensión abdominal y los gases, hasta la diarrea o el estreñimiento

¿Quién no se ha sentido hinchado alguna vez y sin ponerse hasta arriba de comida, claro? Puede que hayan sido las lentejas o la manzana, quizá demasiado ajo en las verduras rehogadas (o estas mismas), o ese vasito de leche que cunde como si nos hubiésemos bebido una botella entera. Cualquier alimento puede ser el causante de esa indisposición, solo necesitas encontrar a los delincuentes que están atacando tus tripas. Se trata de los FODMAP: un tipo de carbohidratos de cadena corta –oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables (de ahí las siglas)– difíciles de absorber y que terminan descomponiéndose.

"Permanecen durante un tiempo en el intestino [primero en el delgado y si se resisten a ser digeridos, en el colon] y atraen agua, con lo que se produce un aumento de volumen", explica el inmunólogo Eduardo Arranz, del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), un centro mixto de la Universidad de Valladolid y el CSIC. Por otra parte, los FODMAP revolucionan la microbiota, con lo que además de agua se forma gas. El resultado es conocido y sufrido por muchas personas intolerantes a estas moléculas, una condición que, sin embargo, "es muy difícil de diagnosticar debido a que no existen marcadores biológicos que revelen el problema", sostiene el especialista. Es decir, saber si uno lo es, es complicado porque no hay prueba que lo confirme más allá de las molestias que ocasiona, que, además, son comunes a otras patologías.

Solo si tu malestar puede diagnosticarse como síndrome del intestino irritable (SII) se recomienda seguir la dieta Fodmap. Lo importante es la pauta. Y es imprescindible el seguimiento de un experto

La solución pasa por evitar los alimentos que puedan contener ese tipo de carbohidratos; esto en teoría. En la práctica se hallan en casi todos los grupos de alimentos: en cereales (trigo, centeno); verduras y legumbres (oligosacáridos); leche y derivados lácteos (disacáridos, entre los que se encuentran la sacarosa, la maltosa y la lactosa); frutas y miel (monosacáridos: glucosa, galactosa y fructosa) y edulcorantes (polioles). Se salvan de la lista la carne, el pescado y los huevos. Y comiendo solo eso, no se puede vivir (o, cuando menos, es muy triste).

Para facilitar un modelo de alimentación bajo en Fodmap, investigadores de la Universidad de Monash, en Melbourne (Australia), desarrollaron en 2008 la dieta homónima, que después adaptó el departamento de Nutrición de la Universidad King’s College, de Londres. Sin embargo, los científicos cuando idearon esta pauta dietética no estaban pensando en personas sanas, sino que la concibieron para ayudar a quienes sufren el síndrome de intestino irritable (SII), entre el 10% y el 15% de la población de Europa y América del Norte, según la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO). Su eficacia viene avalada por diferentes estudios.

"Actualmente es una recomendación nutricional muy conocida por los especialistas del aparato digestivo", confirma Fernanda Lima Sento Sé, dietista-nutricionista, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética, "aunque en la mayoría de los casos no está bien implementada". Coincide el inmunólogo: "Es muy difícil seguir"; y, para hacerla correctamente, "es importantísimo que siempre esté un dietista-nutricionista".

El proceso no es un camino de rosas: requiere un estricto paso a paso

Consciente de las dificultades que entraña, Lima se ha fijado el objetivo de enseñar cómo debe hacerse esta dieta para obtener los resultados deseados. Lo primero, consta de tres etapas que hay que seguir escrupulosamente.

Empecemos por la primera: "Dura entre dos y ocho semanas dependiendo de la gravedad de los síntomas; es la más restrictiva, en la que temporalmente se elimina la ingesta de algunos alimentos y de otros se controla la cantidad. El objetivo es reducir la inflamación intestinal y mejorar su microbiota". La segunda es la más importante: el momento en el que hay que ir reintroduciendo los alimentos ricos en FODMAP uno por uno, y de grupo en grupo, ya que el organismo los digiere de forma diferente. "Deben tomarse al mediodía, y el resto de alimentación ingerida ha de ser baja en estos carbohidratos de cadena corta, así se sabe con exactitud cuál de ellos, en concreto, provoca síntomas".

Aunque hay indicios de que alivia los síntomas de la migraña y la fibromialgia, los expertos son tajantes: "No se puede decir que la dieta Fodmap cure ninguno de estos males"

El proceso es el siguiente, ilustra la dietista-nutricionista: "Comenzamos con productos ricos en fructanos [un tipo de oligosacáridos], como ajo, cebolla o puerro. La pauta es consumir una cucharada sopera y, al día siguiente, doblar la cantidad a dos cucharadas y al tercer día a tres". Entonces, el paciente, que debe escribir un diario de síntomas, si no ha tenido ninguno incorpora otro alimento del mismo grupo; por el contrario, si ha sufrido molestias digestivas ha de volver a la primera fase durante dos o tres días, y después probar tolerancia con otro alimento dentro de ese mismo grupo. Completada la lista de fructanos, "se introducen los polioles fermentables: aguacate, brócoli, coliflor, apio…", enumera Lima, "a los que siguen los galacto-oligosacáridos, la fructosa y la lactosa".

Por último, llega la tercera etapa, en la que —con la información recopilada de la anterior— se elabora un plan personalizado con los alimentos ricos en FODMAP que el paciente tolera, "y que pueden variar entre individuos y dentro de cada persona en función del momento", matiza Lima. Hay algo que no cambia, según Miguel Aganzo, dietista-nutricionista de los hospitales madrileños Fundación Jiménez Díaz y Rey Juan Carlos: "Administrar probióticos a los dos y a los seis meses de iniciar la dieta, porque suprimir durante un tiempo alimentos que tienen un contenido importante de fibra acarrea cambios en la microbiota".

Ni adelgaza ni cura la migraña

Para facilitar el seguimiento de la dieta, la Universidad de Monash ha creado guías y apps para los pacientes, y es que cada vez tiene más seguidores. Las razones son múltiples; por una parte, la eficacia a la hora de reducir los síntomas digestivos —"en el 70% de los pacientes disminuyen la hinchazón y distensión abdominal, el dolor, la diarrea, estreñimiento,...", asegura Fernanda Lima—. Por otro lado, "cada vez hay más personas con intolerancia a los FODMAP, un aumento que se ha disparado en los dos últimos años según lo que vemos en nuestras consultas", enfatiza Aganzo. Eso sí, "desconocemos a qué se debe ese incremento".

No menos importante es el factor moda, "como en su día sucedió con el gluten o la lactosa", advierte Arranz. Una opinión que comparte la dietista-nutricionista: "Tiene mucho que ver con la corriente antigluten, aunque curiosamente, y aunque suene contradictorio, ya se están realizando dietas Fodmap con gluten". Aganzo insiste en la importancia del boca a boca: "Tendemos a hablar mucho de las bondades, y es cierto que algunas personas sanas se encuentran más ligeras con esta pauta, pero al cabo de unos meses pueden surgir problemas de disbiosis [desequilibrio de la microbiota] de un alcance que desconocemos".

Lima advierte de la "desinformación" que existe en torno a esta dieta, diseñada para mejorar los síntomas del SII y que, en consecuencia, puede aliviar otros problemas asociados a este síndrome, como algunos casos de migraña, pero "sin ser la solución a esta, como piensan algunas personas". Un estudio portugués publicado en Nutrición Hospitalaria sugiere que, tal vez, pueda aliviar los síntomas de la fibromialgia, pero tampoco la va a curar.

La unanimidad de los especialistas es total al insistir en que la FODMAP es una dieta terapéutica y, por tanto, se desaconseja en personas que no sufren trastornos digestivos. “No tiene ningún beneficio ni ningún sentido en individuos sanos”, destaca el inmunólogo, “y, en cambio, sí implica variaciones en la composición de la microbiota que pueden tener consecuencias a largo plazo”.

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No busques una lista de alimentos bajos en Fodmap

Como explica Juan Revenga, dietista-nutricionista y biólogo y profesor en la Universidad San Jorge de Zaragoza (Facultad de CC de la Salud), en su blog El nutricionista de la General, "en la actualidad es prácticamente imposible encontrar una web en la que se detallen y expliquen los pasos minuciosamente para el seguimiento de una dieta baja en Fodmap. Sin embargo, existen centenares de webs en español o en inglés que aportan listas más o menos largas de alimentos en las que se especifica su contenido en estos hidratos". Y eso puede implicar dos grandes peligros, según prosigue el dietista-nutricionista: "Que las listas contengan información sin contrastar, […], datos irreconciliables con otras listas, alimentos que están en una lista… pero no están en otra, etcétera. Y dos, que, enlazado con lo anterior, la población general se lance a tontas y a locas a seguir un protocolo sobre el que no tiene ni idea y en el que, además, ellos mismos ejercen de juez, víctima y verdugo al dirimir la magnitud de sus síntomas antes y después, al ser el paciente y tomar decisiones clínicas que no les competen". Sea dicho.

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