_
_
_
_
_

Bruce Weber, la leyenda acusada de abusos, responde: “¿Qué harías si te pasara a ti?”

Es uno de los fotógrafos más importantes de las últimas décadas. Chet Baker o Madonna han posado ante su objetivo. Hoy sobre él penden acusaciones de conducta sexual indebida. Nos reunimos con él para que nos dé su versión

El fotógrafo fotografiado. Weber posa en exclusica para ICON en Tui (Pontevedra).
El fotógrafo fotografiado. Weber posa en exclusica para ICON en Tui (Pontevedra).

Si una vez terminada una entrevista, tu interlocutor quiere que vuelvas a sentarte y enciendas de nuevo la grabadora, hay que ponerse serio: algo importante le ronda y no quiere marcharse sin contarlo. Sobre todo si estamos hablando de un tema tabú. Bruce Weber (Greensburg, Pensilvania, 1946) es uno de los fotógrafos más reconocibles del último siglo, y uno de los más brillantes. Ha construido, desde finales de los años setenta, un mundo ideal de juventud, aire libre y perfección física. Pocos logran hacer parecer tan felices y confiados a los sujetos que retrata, y aún menos consiguen convertir la imagen de moda, e incluso la fotografía comercial, en un asunto de autor.

"Quiero que se sepa la verdad. Iré a juicio. Estoy trabajando con mis abogados y aún no puedo decir mucho, pero al final todo esto lo veo una consecuencia de tantas preguntas durante estos años sobre la presencia de la masculinidad en mis trabajos" Bruce Weber

Y todo, con el cuerpo del hombre en primer plano, donde antes estuvo el de la mujer. Weber ha hecho del físico masculino un objeto de deseo, y del objeto de deseo un punto de partida: en sus fotos campan amigos, familias, parejas, niños y mascotas. Incluso su propia caligrafía. “Tengo una imaginación muy excéntrica y mucha fantasía en mi vida, y eso es lo que intento reflejar en mi trabajo”, afirma.

Bruce Weber ha editado más de una docena de libros, ha expuesto en todo el planeta y ha dirigido películas, documentales y algunos videoclips. Pero también se acerca al final de su carrera con un estigma: hasta 15 modelos lo acusaron de tocamientos y abuso de poder en una exclusiva que publicó el diario The New York Times en enero de 2018. A finales de ese mismo año, cinco de ellos presentaron cargos contra el fotógrafo. Pero el creador de campañas memorables para Versace, Calvin Klein, Ralph Lauren o Abercrombie & Fitch no ha seguido la misma hoja de ruta que otros profesionales envueltos en este tipo de escándalos, como Terry Richardson o Mario Testino, que prácticamente han desaparecido de la faz de la tierra desde que recibieran las primeras acusaciones.

El estilo de Weber está unido a la naturaleza y al aire libre. Aquí, el fotógrafo posa como en su propias fotografías.
El estilo de Weber está unido a la naturaleza y al aire libre. Aquí, el fotógrafo posa como en su propias fotografías.Gorka Postigo

Weber, aunque también ha visto cómo el teléfono ha dejado de sonar con la frecuencia de antaño, es el único que ha intentado seguir con su vida profesional. ICON se encontró con él en Tui, Pontevedra. Invitado por Play Doc, el festival de cine documental, estrenó su último trabajo, Nice girls don’t stay for breakfast ("Las chicas buenas no se quedan a desayunar"), dedicado al actor Robert Mitchum.

"Es estupendo fotografiar a un actor o una actriz cuando está empezando su carrera o cuando tiene 80 años. Son los dos únicos instantes que quieren contarte cosas de ellos, con hambre de enseñar lo que llevan dentro. Todo el tiempo intermedio entre estos dos momentos es más complicado" Bruce Weber

“Me crié en Pensilvania. Yo pensaba que los personajes que interpretaba Mitchum eran una recreación de cómo tenían que ser los hombres en la vida real. Pensaba que eso era lo que tenía que ser, pero no. En mi caso, se trataba más bien de un niño delgado que estaba más interesado en Elizabeth Taylor que en el fútbol o el baloncesto, como el resto de mis compañeros de colegio. De mayor he sido consciente del niño tan frágil que fui”, recuerda Weber durante una charla en una bodega del pueblo gallego.

Aunque el trabajo sobre Mitchum cuenta con algunas escenas que hoy muchos calificarían de políticamente incorrectas, Weber tiene claro que sus trabajos audiovisuales no tienen nada que ver con otras biografías filmadas, como las que recuerdan a Amy Winehouse, Whitney Houston o Michael Jackson. “No conocía muy bien a Whitney, pero me entristece pensar cómo debe sentirse su familia tras ver esa película. Creo que hay que hacer un trabajo que sea fiel a la realidad, pero pensando también en la familia del protagonista, que lo va a ver. Cuando rodé Let’s get lost ["Perdámonos"] sobre la vida del trompetista Chet Baker, sabía que a sus familiares no les iba a gustar porque es un trabajo demasiado honesto, y ellos no eran capaces de aceptar que se drogaba y era alcohólico. Así que cuando estaba montando el documental de Mitchum, me di cuenta de que su familia no sabía que él bebía tanto. Tuve la opción de meterlo o no en la película, y decidí no hacerlo. Él siempre deseó escapar de su familia, y quise darle ese respiro como homenaje”, explica.

Bruce Weber ha editado más de una docena de libros, ha expuesto en todo el planeta y ha dirigido películas, documentales y algunos videoclips. Pero en esta ocasión el modelo es él.
Bruce Weber ha editado más de una docena de libros, ha expuesto en todo el planeta y ha dirigido películas, documentales y algunos videoclips. Pero en esta ocasión el modelo es él.Gorka Postigo

El cajón de las anécdotas de alguien como Bruce Weber es un pozo sin fondo. Habla sobre Michael Jackson (“le fotografié varias veces, siempre me cayó bien y lo respetaba, a pesar de ser una persona muy solitaria y sin apenas amigos. Recuerdo un trabajo que hicimos en Nueva York. Alquiló una planta entera del hotel donde estábamos para dar vueltas por los pasillos en bicicleta”); recuerda sus reuniones con Madonna (“muchas veces las estrellas se pierden emocionalmente con la fama, por eso creo que su mejor película siempre será En la cama con Madonna, que rodó en los noventa dentro de su gira Blond ambition tour”); su colaboración con Bon Jovi para Versace (“les seguí durante parte de una de sus giras por medio mundo, y llegué a sentirme uno más del grupo hasta el punto de que cuando cayó el telón en Buenos Aires ante 60.000 personas yo estaba ahí, cámara en mano. La espalda de Jon y el público de fondo fue una de las imágenes de la campaña”), o trabajos imposibles como el que le llevó en busca de Maradona en sus buenos tiempos: “Siempre cancelaba la sesión media hora antes. Lo pasamos en grande porque fuimos al estadio a verle y recorrimos la ciudad varias veces, pero las fotos nunca se hicieron. Hubo un momento en que llegó a estar en una habitación pegada al set probándose la ropa. Pero al final, nada: se fue antes de empezar. Y se llevó la ropa”.

"Cuando fotografié a Pedro [Almodóvar]  jamás pensé en usar el blanco y negro, ese no es él. Almodóvar es color, es carisma. Siempre que nos encontramos es amable y generoso, y es muy curioso cómo terminamos hablando de cine y siempre hay películas que uno recomienda al otro que no ha visto y viceversa"

Cuenta que hace poco se encontró con Leonardo DiCaprio, al que retrató cuando estaba empezando. El actor le preguntó por qué llevaba 25 años sin hacerle una foto. “Le contesté al instante que su problema es que ahora quiere tener el pelo totalmente perfecto, y que se niega a quitarse sus trajes de Armani. Admitió que yo llevaba razón. Los personajes famosos te vienen con sus propias historias, y a la mayoría ya les conozco. Es estupendo fotografiar a un actor o una actriz cuando está empezando su carrera o cuando tiene 80 años. Son los dos únicos instantes que quieren contarte cosas de ellos, con hambre de enseñar lo que llevan dentro. Todo el tiempo intermedio entre estos dos momentos es más complicado”.

Parece entusiasmado con la idea de que Gorka Postigo sea el autor de las fotos de esta entrevista. Hemos salido al exterior de la bodega y Weber se divierte mientras Postigo le pide que se suba a una colina o se tire a un césped bastante mojado. “¿Así es cómo un fotógrafo se libra de otro?”, le pregunta, irónico. Al final, se intercambian los papeles y es Weber quien termina haciendo una sesión a nuestro fotógrafo. “Si conozco a alguien que me inspira una historia, allí comienza todo. Recientemente fotografié a un jugador de rugby británico que conocí al azar. En un principio teníamos a otra persona contratada para las fotos, pero no pudo venir y decidimos hacerlas con este hombre. Era muy bueno, medía 1,95 metros y tenía una nariz enorme. Carismático, amable… Quiero hacer otra cosa con él, he llegado incluso a pensar en rodar una película. Así es como se empieza a escribir. Algún día haré ficción, pero tiene que ser una historia que me permita ser flexible, donde exista la posibilidad de poder cambiar el guion cada dos días”, explica.

Con sus imágenes de modelos jóvenes y bellísimos, Bruce Weber ha construido un mundo ideal de aire libre y perfección física.
Con sus imágenes de modelos jóvenes y bellísimos, Bruce Weber ha construido un mundo ideal de aire libre y perfección física.Gorka Postigo

Weber recuerda a Postigo de una visita a Madrid, hace años, para una presentación de su trabajo y una sesión de fotos que se llevó a cabo durante una cena de cumpleaños de Pedro Almodóvar, sabe de la relación tan íntima que le unía a Bimba Bosé y se interesa por cómo están sus hijas. “Cuando fotografié a Pedro jamás pensé en usar el blanco y negro, ese no es él. Almodóvar es color, es carisma. Siempre que nos encontramos es amable y generoso, y es muy curioso cómo terminamos hablando de cine y siempre hay películas que uno recomienda al otro que no ha visto y viceversa”.

El manchego ha confesado recientemente que ha prohibido a editores, familiares y amigos que escriban una biografía suya, al menos autorizada. Y aunque Weber, por su parte, lleva trabajando algunos años en un nuevo libro, tiene claro que si tuviera que escribir sobre su propia vida “las mejores historias no se podrían imprimir”. “Creo que estoy más contento enseñando fotos de mis perros, hablan más de mi vida que cualquier otra cosa”, responde, sabiendo que todavía no hemos profundizado en el tema de las acusaciones.

“Lo estamos luchando. Quiero que se sepa la verdad. Iré a juicio. Estoy trabajando con mis abogados y aún no puedo decir mucho, pero al final todo esto lo veo una consecuencia de tantas preguntas durante estos años sobre la presencia de la masculinidad en mis trabajos. Pero tengo tanto en esta vida, y me importa tanto, que me hace querer luchar. Si he sido capaz de seguir con mi vida normal es porque tengo mucha gente que me quiere y que me apoya”, asegura.

Parece claro que, aunque no se pronuncie abiertamente, ni se esconde ni esquiva el tema. Y el motivo por el que le ocurre esto es lo que parece tener más claro. “Hay una epidemia de personas que, arropadas por el momento que vivimos, se inventan historias. Si yo cuento que estamos aquí y me estás amenazando con una escopeta para que hable, puedo dedicarme a escribir un libro, hacer entrevistas e ir a la tele contándolo, cuando no es verdad”. Como deja caer que quizá hayamos llegado demasiado lejos con este tema, le digo que hemos terminado. Pero, ya de pie, es cuando me pide que me vuelva a sentar y encienda de nuevo la grabadora. Hay algo que quiere saber. Y pregunta:

—¿Qué harías si esto te pasara a ti?

­—Imagino que seguir viviendo. Y si fuese inocente, quizá necesitara preguntarle a esos chicos el porqué.

—¿Y si le dicen que es por dinero?

—Querría saber cuánto vale su verdad.

—No me interesa, porque yo ya sé la verdad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_