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Una mujer se queda embarazada por fecundación in vitro y de forma natural en la misma semana

Beata Bienias ha dado a luz a tres bebés, Amelia, Matylda y Borys (estos últimos mellizos). ¿Es este un caso raro u ocurre con frecuencia?

C. G.

Beata Bienias (36 años) siempre quiso quedarse embarazada. Y a sus 36 años lo ha conseguido, pero ha sido excepcional. Esta mujer británica (Corsham, Wiltshire) fue sometida a una fecundación in vitro (FIV), pero lo que no sabía es que ya estaba gestando. Bienias ha dado a luz en la misma semana a tres retoños, la pequeña Amelia, por fecundación asistida, y los mellizos, concebidos naturalmente: Borys y Matylda. Los trillizos fecundados en distintos momentos nacieron el 13 de diciembre por cesárea en el Royal United Hospital. Una experta ha calificado en diversos medios ingleses el acontecimiento como “algo casi imposible”.

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“Me informaron de que no se podía practicar sexo durante los cuatro días anteriores a someterme a la FIV. Obviamente, debimos hacerlo”, ha explicado Bienias a los mismos medios. “Según me han explicado”, prosigue, “ya estaba embarazada de varios días antes de someterme a la intervención”. La mujer llevaba casi 10 años intentando quedarse embarazada, pero problemas de salud, como el sobrepeso, entre otros, se lo había impedido –en el verano de 2017, esta mujer llegó a perder más de 30 kilos para poder someterse al tratamiento de fecundación—. “Nunca, nunca pensé que tendría tres bebés dentro de mí. Todavía no puedo creerlo cuando los miro. Estoy tan feliz", concluye.

Por su parte, la experta en fertilidad Emma Cannon (que da nombre a su propia clínica de FIV en Chelsea) asegura a las mismas fuentes que en sus “25 años como especialista solo me he encontrado con uno o dos casos de mujeres que se han quedado embarazadas mientras se sometían a un tratamiento de fecundación in vitro”. "Nunca he encontrado a nadie que haya concebido naturalmente antes o en el momento de la transferencia de embriones y luego se haya quedado embarazada mediante la fecundación in vitro", indica Cannon, que asegura que, en su trabajo, hay muchas cosas que no se pueden explicar y que parecen milagros.

¿Es realmente este caso, un caso raro?

Preguntado a este respecto, Jan Tesarik, doctor en medicina y cirugía y que consiguió el primer bebé por fecundación in vitro clásica en la República Checa en 1982, explica por teléfono que depende del método que hayan usado en la clínica de fertilización, según cuál sea, este caso será más o menos raro o frecuente. "Si a la mujer se le ha transferido un óvulo congelado y los expertos han aprovechado su ciclo de ovulación para transferirlo y, además, ha practicado sexo con su pareja, lo ocurrido a Bienias es probable y se da con frecuencia en el mundo".

"Por el contrario", prosigue Tesarik, "en la actualidad, no se suele usar este método. Normalmente, ante una transferencia de embriones congelados se inutilizan los ovarios y se prepara al útero para recibir en la mejor de las condiciones a ese embrión fecundado en laboratorio". En este último caso, sería más raro que sucediera, lo que le ha ocurrido a Bienias. "Si, por otro lado", prosigue, "se trataba de una transferencia de embriones frescos, es una cosa que ocurre con frecuencia. Basta que la paciente ovule espontáneamente unos cuantos días antes o después de la tentativa de FIV. En ambas situaciones, la ovulación puede ser parcial, así que el equipo que realiza la FIV puede no darse cuenta".

"Por otro lado, sería raro detectar esta situación por sorpresa el día del parto. Normalmente, se realizan varios controles ecograficos durante el embarazo y se puede contrastar el número y la calidad de los embriones transferidos con el número de los embriones implantados. Así que lo ocurrido se ha podido sospechar con antelación. A menos que la mujer resida en una isla sin atención médica y no se le hace ningún control durante el embarazo. Si es así, el nacimiento de tres niños sería verdaderamente un milagro", concluye Tesarik.

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Sobre la firma

C. G.
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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