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Didier Barral, propietario y viticultor, captura y transforma la esencia de la tierra, concentrada en sus uvas del Hérault (Occitania francesa).

SUE HUBBELL se convirtió en naturalista. De su imprescindible Un año en los bosques conviene retener una afirmación que describe muy bien Le Blanc 2014: “Hace tiempo que mis ojos han dejado de ver belleza en la uniformidad”. Las uvas de la tierra nunca responden al clima de la misma forma. La monotonía da paso a una polisemia que dictan las estaciones, que recoge la atención del viticultor hacia ellas y transforma el contacto directo entre vino y aire. El sol pasea sobre la pizarra en el viñedo. El agua se intuye profunda. La concentración vive en la uva y pasa al vino. Hay actividad en un panal entre brezos. Madera vieja para un vino de antes: espliego y tomillo secos perfuman la ropa blanca. Menta limonera y mermelada de naranja amarga en la alacena. Flor de azahar y retama, cañizo en verano. Es un vino de largas esperas e intenso placer: el secreto de su fragancia pide la paciencia del naturalista al acecho. 

Ficha técnica

Leon Barral, Le Blanc 2014
– Vin de France, 13%.
En biodinámica desde 1996, estos viñedos reposan sobre esquisto. Con un 80% entre las uvas terret blanca y gris, el resto es viognier (10%) y roussanne (10%). Hay un contacto de horas con los hollejos, fermentación espontánea en lagar y reposo en bocoyes viejos de madera. No se estabiliza ni filtra. Se embotella sin sulfitos añadidos. Precio: 26,90 euros.
Sensaciones
– El vino manda a su bebedor, convertido ya en explorador, a las fronteras de lo inverosímil: terciopelo rasgado por dagas de cobre.
A través del cristal
– Bajoplato de rafia trenzada y plato troquelado, ambos de Luzio. Copa hecha a mano de Riedel.

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