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Las claves del éxito de Carlos Anguita, campeón del mundo de billar

Fotografía de Raúl Belinchón

Con solo 21 años es campeón de España, de Europa y del mundo de billar a tres bandas. ¿La clave de su éxito? Su perseverancia para dominar un deporte que, reivindica, debe sacudirse su mala reputación

LA CLAVE de su éxito, cree Carlos Anguita, es el tesón. “No soy el más talentoso de mi generación. Hay jugadores con mejor golpe y técnica. Pero yo soy perseverante y ambicioso. Además, sé salir adelante en momentos complicados. Todavía me sorprenden algunas remontadas que he conseguido”. En 2017 se alzó campeón del mundo sub 22, de Europa sub 21 y de España sub 25 en la categoría de billar a tres bandas. “Fue una pasada. Ganar tres torneos en una temporada es dificilísimo”. En lo que va de 2018, ha revalidado el título nacional y se ha proclamado subcampeón en el campeonato júnior europeo. En octubre viajará a Egipto para el Mundial.

Anguita, de 21 años, vive y entrena en el Centro de Tecnificación Deportiva CAR Infanta Cristina de la localidad murciana de Los Alcázares. Se declara “cansado” y no es de extrañar: compagina los estudios de Administración y Dirección de Empresas con cuatro horas diarias de entrenamiento. “Aunque me gusta quedarme una o dos horas más, y dedicarle algún fin de semana”. Súmense exámenes y torneos. “ADE es una carrera de cuatro años, pero creo que la sacaré en cinco”, dice resignado.

Carlos Anguita, retratado en Los Alcázares (Murcia), donde entrena.
Carlos Anguita, retratado en Los Alcázares (Murcia), donde entrena.Raúl Belinchón

Su pasión por el billar nació en los recreativos de su pueblo, Montcada (Valencia). Allí se reunía con sus amigos todos los viernes. Pero la culpa de que su afición pasara a mayores fue de su padre, Julián. Con 14 años empezó a entrenar —cuatro horas a la semana— en el Club de Billar de su localidad junto con seis amigos. Solo Anguita perseveró. “Este deporte tiene un aprendizaje lento. Y, si ves que no avanzas, te frustras rápido”. Anguita subraya la palabra deporte. “Bastante gente no considera que el billar lo sea. El cine ha hecho que se asocie con ambientes poco sanos, pero no tiene nada que ver”, defiende. “Este es un deporte especialmente duro porque exige mucha precisión y es muy psicológico. Cualquier despiste puede hacerte perder un partido. Hay que tirar de estrategia y cuidar todo detalle, por insignificante que parezca. Se sufre mucho”. Además, Anguita reivindica la calidad de la cantera billarista española. Ahí están, destaca, promesas como su compañero del CAR Mario Mercader, y Daniel Peña.

Dependencias del CAR Infanta Cristina de Los Alcázares (Murcia).
Dependencias del CAR Infanta Cristina de Los Alcázares (Murcia).Raúl Belinchón

La muerte de su padre ha representado un punto de inflexión en su corta carrera. Tuvo que aprender a mantener los problemas alejados de la competición. “Estaba psicológicamente destrozado y un mes después jugaba el campeonato de España sub 21. Pero conseguí mantenerme centrado en ganar”. ¿El truco? “Ninguno. Cuando algo va mal, trato de ser positivo, tragar saliva, respirar hondo y tirar para adelante”. Otro de los momentos más tensos lo vivió cuando se lesionó el codo días antes de la final del Mundial sub 22, en la que se impuso al coreano Lee Beomyeal. “No podía ni coger un vaso. El fisio me dijo que había sido un milagro. Creo que mi padre ayudó desde arriba”.

Le queda un año de beca para entrenar en el CAR. ¿Y después? “Me gustaría dedicarme profesionalmente al billar, pero mis estudios son un as en la manga. De este deporte solo viven los mejores del mundo”.

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