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El sorprendente caso de Perez Hilton: el gay que no quiere que su hijo sea gay

El famoso bloguero declara que no apuntaría a su vástago a clases de baile ya que preferiría que fuese heterosexual, unas declaraciones que reavivan el debate de la homofobia interiorizada

El bloguero y celebridad Mario Armando Lavandeira, conocido como Perez Hilton.
El bloguero y celebridad Mario Armando Lavandeira, conocido como Perez Hilton. Getty Images
Guillermo Alonso

“Esto me puede meter en problemas, pero no metería a mi hijo en clases de baile, porque las clases de baile podrían volver gay a tu hijo. Preferiría que mi hijo fuese heterosexual”. Esto lo ha dicho el bloguero Perez Hilton, nombre artístico de Mario Armando Lavandeira (Miami, 1978) en el episodio Chippendales de su podcast The Perez Hilton Podcast.

“Ser un hombre gay es un camino mucho más duro. Seguimos siendo discriminados y no quiero que mi hijo tenga un camino duro en la vida”, ha dicho el famoso bloguero

Perez Hilton se hizo famoso por el estilo agresivo del blog que lleva su mismo nombre, en el que en 2004 empezó a publicar imágenes poco agraciadas de los famosos junto a frases crueles, sacó a famosos del armario y criticó duramente a los que se salían del buen camino (Britney Spears fue uno de sus objetivos más claros y le dedicó frases como “¡Que te jodan, que te jodan!” en sus peores momentos de adicción). En su blog también campaban a sus anchas filtraciones ilegales de canciones, enlaces a cintas de carácter sexual de estrellas de Hollywood e imágenes de agencias y paparazis sobre las que no tenía permiso. Todo esto hizo que terminase envuelto en problemas legales en más de una ocasión. Pese a todo eso, se convirtió en una auténtica estrella en la pasada década. Una figura nueva (el bloguero hecho a sí mismo e independiente de grandes corporaciones) a la que el New York Times dedicó extensos perfiles y llegó a tener su propia serie documental en la cadena VH1. 

El tráfico de su web era espectacular, pero también sus pifias –en 2007 anunció a bombo y platillo la muerte de Fidel Castro– y su visible intención de ser él mismo una estrella, lo cual le llevaba a publicar múltiples imágenes de sí mismo en compañía de celebridades de Hollywood. En 2010 hizo examen de conciencia, pidió perdón y prometió no volver a practicar esa suerte de bullying desde su tribuna. Desde entonces, dejó de ser relevante y hoy su nombre se mantiene gracias a la televisión (en 2015 fue uno de los concursantes de la versión británica de Gran Hermano VIP).

Pero esta semana los medios vuelven a hablar de él tras escuchar sus últimas declaraciones sobre su hijo de cinco años (llamado, como él, Mario Armando Lavandeira), que resultan chocantes por varios motivos. En primer lugar, porque Perez Hilton es gay. En segundo lugar, porque Perez Hilton parece creer que ser gay es algo que obedece a condicionantes externos. En tercer lugar, porque incluye en esos condicionantes externos uno tan pueril y perteneciente al lugar común como unas clases de baile (“un montón de cantantes, actores y bailarines de Broadway son gays”, argumenta él). En cuarto lugar, porque Perez Hilton presumió durante años de ser un activista de la causa LGTBQI y llegó a trabajar para asociaciones como GLAAD, que lucha contra la difamación del colectivo en los medios estadounidenses.

Hoy, la mayor difamación ha salido de su boca: creer que la condición sexual de cualquiera es moldeable y susceptible de ser cambiada. También considerar que ser gay es peor que ser heterosexual, un caso de homofobia interiorizada. "Perez Hilton acaba de demostrar que no necesitas ser heterosexual para ser un homófobo", escribió Marilyn Drew Necci en su tribuna de opinión de la web especializada Gayrva. La poderosa (y conservadora) Fox News, por su parte, hizo suya la noticia dándole un aire de alerta a la población: "Perez Hilton afirma que muchos chicos que toman clases de baile acaban siendo gays". Él aclara sus palabras: “Ser un hombre gay, o incluso (sic) una mujer lesbiana o un hombre transexual o una mujer transexual en Estados Unidos y en todo el mundo todavía es un camino mucho más duro. Seguimos siendo discriminados y no quiero que mi hijo tenga un camino duro en la vida”, ha dicho.

Este silogismo (“prefiero no ser algo porque será más fácil ser otra cosa”) puede tener sentido: Perez Hilton desea para su hijo una vida feliz y fácil, como cualquier progenitor. Pero se cae por su propio peso y muestra su verdadero signo si lo situamos en cualquier otro contexto. Por ejemplo, si una mujer dice que preferiría haber nacido hombre, porque vivimos en un mundo machista. O si un negro afirma que preferiría haber nacido blanco, porque la humanidad aún es racista. El propio Perez Hilton utilizó su tribuna para ser muy crítico con los medios que blanqueaban a estrellas negras como Gabourey Sidibe o indias como Aishwarya Rai, por ejemplo. 

"Perez Hilton acaba de demostrar que no necesitas ser heterosexual para ser un homófobo", denuncia una columnista

En su planteamiento, Lavandeira parece apoyar una versión higienizada del mundo en el que solo cabe aquello que no levante el recelo de los demás. Una versión que, de haberse hecho real, no habría dado lugar a la lucha por los derechos LGTB (o por cualquier derecho) y que haría imposible que, por ejemplo, en Estados Unidos fuese hoy legal la gestación subrogada para parejas gays, el mecanismo que le ha permitido a él ser un hombre homosexual con tres hijos a día de hoy (Mario Armando, Mia Alma y Mayte Amor).

Desde que hizo las declaraciones iniciales la semana pasada, Perez ha vuelto a hablar del tema en un vídeo subido a su canal de YouTube, en el que no se movía de su posición, y en una nueva entrega de su podcast, en la que quiso aclarar sus palabras y desandar unos cuantos pasos en su discurso, pero manteniendo en el fondo su teoría. "La semana pasada en mi podcast dije que no metería a mi hijo en clases de baile porque esas clases de baile pueden contribuir a hacer a tu hijo gay [...] Pero tampoco le llevaría a un campo de tiro ni le daría clases de disparo para hacerlo heterosexual". También aclaró que, si su hijo tuviese muchas ganas de ir a clases de baile y se lo pidiera, se lo permitiría. 

Cuando la obra musical Billy Elliott (la historia sobre un niño que quiere bailar y que, por cierto, no es gay), Perez Hilton se mostró emocionado en una noticia de su blog. “Corre a comprar entradas para Billy Elliott, puede que no tengas otra oportunidad. Echaremos de menos este espectáculo”.

Tal vez hoy debería pensar que, en el caso de haber sido su hijo, Billy Elliott no hubiese bailado demasiado. 

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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