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Tentaciones
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Cinco consejos que los fans de Amaia deberían tener muy en cuenta

La talentosa pamplonesa ha ganado la última edición de OT, pero lo más difícil empieza en estos momentos

Al final ha ocurrido lo que todos pensábamos desde el minuto cero: Amaia Romero se alzó este lunes ganadora absoluta de la última edición de OT. A la soberana decisión del público pocas pegas se le pueden poner porque indiscutiblemente lo de esta pamplonesa ha sido toda una revolución solo comparable a lo que ocurrió entre 2001 y 2002 con la primigenia edición de Rosa López, Chenoa, Bisbal y Bustamante. Pero seamos realistas: tras meses entre algodones en la Academia, la verdadera aventura empieza ahora. Entendemos perfectamente el entusiasmo que Amaia ha generado en medio país, aunque hay una serie de elementos que tanto sus fans como aquellos que a partir de ahora vayan a trabajar con ella deberían tener en consideración. Con una incipiente estrella de este calibre cualquier advertencia es poca.

Dejemos lo de ‘Amaia de España’: Amaia, a secas

Ya tuvimos en su momento una “Rosa de España”… y ya vimos cómo acabó por culpa de la presión y no saber gestionar su propia carrera. Catalogar a Amaia en ese mismo término puede ser de lo más contraproducente a medio plazo. Lógicamente, teniendo en cuenta su increíble papel en el programa, las expectativas sobre su futuro son motivo de debate en bares, redes sociales y grupos de whatsapps. No obstante, ponerle esa etiqueta es una absurdez supina porque ha demostrado que está por encima de todo eso. Talento tiene a raudales, por lo que dejémonos de tonterías y llamémosle por su nombre porque en nuestro país no existe en estos momentos ninguna otra Amaia que pueda hacerle sombra. ¿Amaia Montero? Va a ser que no.

No es una ‘triunfita’ más

Siendo realistas, Aitana, la segunda finalista, sí que responde al típico prototipo de triunfita que hemos visto emerger en ediciones anteriores. Pero lo de Amaia va por otros tiros. Ella está más cerca de Rosalía, Maria Arnal o Silvia Pérez Cruz que de Dua Lipa o cualquier otra promesa del pop. A sabiendas que le gusta tanto el rock (algo que ya demostró en 2011 y 2012 siendo una cría cuando ingresó en el Rock Camp de Soria inspirado en el Camp Rock de Disney) como géneros musicales mucho más intimistas, está por verse por qué camino se decantará una vez tenga la oportunidad de grabar su primer álbum. Lo mejor que puede hacer Universal es darle vía libre a Amaia para debutar con un trabajo honesto que realmente hable por ella. Su interpretación del Shake It Out de Florence + The Machine marcó un punto y aparte en el programa, pero no queremos que nadie convierta a Amaia en el futuro en una diva adscrita al grito gratuito. Sin duda, tiene muchísimo más que ofrecer.

Seamos precavidos con la sobreexposición mediática

Con 19 años actualmente ya sabía dónde se metía (y más después de haber participado hace cinco años en aquel Número Uno de Antena 3), pero eso no quita que una vez se mueva libremente por la calle pueda acabar noqueada por la atención mediática que ha recibido día sí y día también. Ya sabemos que lo poco gusta y lo mucho agota (que se lo digan a los responsables de Gran Hermano o del propio OT, cuyo formato tuvo que descansar seis años para volver por la puerta grande hace unos meses), de modo que dosificar sus apariciones públicas nunca está de más. Sí, la revolución Amaia es un hecho, pero no nos centremos sólo en ella porque en esta edición del programa ha habido otros tantos nombres propios que no se merecen acabar eclipsados.

No hay necesidad de convertirla en objeto de deseo del papel couché

No hay revista del corazón que en estos últimos meses no haya hablado o indagado en el pasado de la artista. Calma, por favor. Independientemente de lo que ocurra con su romance con Alfred, sería cuanto menos surrealista que ahora una jauría de paparazzis persiga a la parejita para conseguir la mejor exclusiva. Poco más se puede contar de ella, así que dejemos que se centre en su carrera. Le ha llegado el momento de enfrentarse a los medios de comunicación, que pueden ser mucho más crueles y directos que el jurado más temido.

Pase lo que pase, no nos tomemos Eurovisión tan en serio

Da igual que el público pueda o no escoger el tema y al representante de Eurovisión: siempre habrá alguien que cuestione y no esté contento con la decisión. Llevar Tu Canción el 12 de mayo a Lisboa es algo arriesgado porque fuera de nuestras fronteras no tienen por qué conectar con el romance televisado de Amaia y Alfred. Siempre hay el remoto riesgo de que su relación se enfríe para entonces o, directamente, que en tres meses no estén juntos. Pero siendo optimistas es una buena elección porque escapa de la extravagancia y el mamarracheo que el festival siempre explota. Pase lo que pase, he aquí un consejo: lo mejor que se puede hacer es no pensar que van a ganar, ya que vimos la que se formó en 2002 cuando toda España daba por ganadora a Rosa López y para muchos fue un fracaso absoluto que quedara en séptimo lugar. Al fin y al cabo no deja de ser un concurso para pasárselo bien, así que no nos lo tomemos tan en serio porque nuestras vidas van a seguir igual sea cual sea el resultado.

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