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Los primeros dientes y otras cosas que pasan cuando vuestro bebé crece

El tiempo pasa rápido y vuestro hijo cada día vive una nueva hazaña. Y vuestra realidad cambia a gran velocidad: ¿estáis preparados?

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Me gustaría parar el tiempo, o al menos que pasara más despacio para que me deje saborear cada instante de esta nueva etapa que está viviendo ahora Martín. No sé si os pasa a vosotros, pero tengo el móvil lleno de fotos de mi niño. La saturación gráfica llega a tal punto, que cada dos por tres recibo notificaciones avisando de que ya no tengo más espacio disponible. Entonces me pongo hacer revisión y me entra la nostalgia. Viendo las fotos me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado Martín en solo unos meses, y lo que seguirá cambiando. Sin apenas darme cuenta, he pasado de tener un bebé, que cada dos horas me reclamaba teta, cambio de pañal y siesta a disfrutar de un bebé, cada día más mayor, que interacciona con todo, que le encanta dar volteretas, que juega conmigo tumbado en la cuna. Además, ya reconoce a los abuelos y busca su mirada cómplice para jugar con ellos. Su último descubrimiento es estar en el parque y jugar con otros niños.

1. Muchas babas y molestias: ¿cuándo le salen los primeros dientes?

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En cuanto a su desarrollo físico, os puedo contar que a Martín todavía no le ha salido ningún diente, aunque ya comienza a tener muchas babas y hay días que le duelen las encías. Yo noto que el primer diente está a punto de salir, pero todavía no ha roto la encía. Así que si veis que vuestro bebé comienza con alguno de estos síntomas: mayor salivación, molestias que le impiden dormir, llantos injustificados o irritación en el culete es posible que le comiencen a salir los dientes muy pronto.  Para calmar estas molestias os recomiendo los mordedores. Ellos tienden a llevarse todo a la boca: sus manos, los juguetes... Seguro que os morderán incluso a vosotros. Por eso yo a Martín le ofrezco un mordedor que lleva un gel para enfriar. Lo meto un ratito al frigorífico y le alivia mucho. También suelo mojar mi dedo con agua fresquita y lo paso sobre la encía presionando un poco. Le encanta e incluso él mismo me coge la mano y dirige el dedo donde más le molesta. Muchos me preguntáis cuando les salen los dientes a los bebés. Y aquí os remito a lo que siempre os comento: cada bebé tiene su ritmo y un tiempo particular para su desarrollo. No hay reglas generales, pero a modo de resumen y de forma muy general, os puedo decir como referencia lo siguiente:

A partir de los seis meses comienzan a aparecer los incisivos centrales. Primero lo hacen los inferiores y unos meses después los superiores. A continuación, despuntan los incisivos laterales, que aparecen en torno al octavo mes. Los caninos, comúnmente llamados colmillos, y los primeros molares, es decir, las muelas, suelen aparecer entre los 15 y los 22 meses. Los segundos molares son más tardíos y crecen a partir de los dos años o, incluso, los tres.

2. Se acabó la tranquilidad, no para de voltearse una y otra vez

Otro de los cambios que estoy notando con el crecimiento de Martín es que se ha disparado su movilidad. Ya se voltea solo y no para de practicar y además entre vuelta y vuelta ha comenzado a reptar de un lado a otro. ¡No le puedo dejar solo ni un solo instante!

Aunque estoy pensando en hacer un post más detallado sobre el desarrollo motor no quiero dejar de explicaros, porque muchos me habéis preguntado a través de las redes sociales o el correo electrónico, algunos truquitos para estimular su movimiento. Vuelvo a insistir en que cada niño es único y que hay bebés que no gatean y que directamente se ponen de pie y dan sus primeros pasos.

El juego es el mejor aliado para que desarrollen su cuerpo poco a poco. Os recomiendo que cojáis alguno de sus juguetes favoritos y mientras el bebé está tumbado boca arriba le guieis para que lo siga con la mirada o lo dejéis en un lateral. Él intentará cogerlo y comenzará a girarse. Para que se voltee directamente le cogéis la mano del lado donde está el juguete para que lo coja con la mano contraria, de este modo no quedará enganchado, que es lo que suele pasar cuando no tienen mucha práctica y fuerza. Si la mano la dejáis extendida y agarrada veréis que bien se voltea.

Practicar las volteretas tanto de un lado como del otro y ponerle juguetes a cada lado para que los busque. Ya veréis que con el juego ellos mismos van desarrollando su motricidad.

3. Alimentación complementaria: aprender a comer de todo.

No quiero terminar este post sin hablaros de la alimentación. ¿Cómo lleváis la introducción de nuevos alimentos? Martín ya ha probado la ternera así que ya come casi de todo. Estoy bastante contenta pues se ha adaptado muy bien a los nuevos sabores y come de maravilla. Mis decisiones respecto a la alimentación las he consensuado junto con su pediatra y es algo que os recomiendo. El pediatra conoce muy bien las necesidades de vuestros hijos en cada momento y os dará las indicaciones y adaptará su dieta a su desarrollo.

Mi apuesta son los alimentos ecológicos o biológicos para bebés por su calidad y beneficios para la salud de Martín. Estos productos se elaboran a partir de materias primas de producción controlada y no incluyen azúcares añadidos, conservantes ni colorantes. Esto permite volver a los sabores tradicionales de la comida casera en la alimentación infantil, a la vez que se previene la aparición de enfermedades en auge como la obesidad infantil o las caries.

La vuelta a lo natural está en auge, quizás sea porque los padres, cuando nace nuestro hijo nos volcamos en mantener una actitud proactiva ante su crianza y se despierta en nosotros el instinto de enriquecer su estilo de vida, de potenciar sus valores y, en general, de proteger el mundo que heredará.

Uno de los principales retos de la crianza es generar hábitos alimenticios saludables, por eso no es de extrañar que los padres elijamos alimentos naturales de origen biológico y que las ventas de dichos productos se hayan incrementado en espacios como Bebitus casi un 7% en el último año. ¿Por qué será?

Yo opto por papillas de cereales, aunque también compro tarritos, zumos… A Martín también intento darle purés, en los que suelo alternar dos días de pollo, dos de ternera y dos más de pescado, siempre acompañado de verduras. Algún día le ofrezco un potito preparado para que se acostumbre a todos los sabores, porque no sabemos en qué circunstancias podemos encontrarnos y es bueno acostumbrar su paladar.

¡Ah! se me olvidaba contaros un truco para preparar los purés de pescado.

Es un secreto de la abuela. Ella suele cocer el pescado separado de las verduras y los junta en la batidora. Probad a hacerlo así y veréis qué cambio. A Martín le encanta. Siempre lo digo, son un lujo las abuelas, ¡cuánto tenemos que aprender de ellas!

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