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Elisenda Bou-Balust, la ingeniería de la imaginación

Elisenda Bou-Balust, en la sede de Vilynx en Barcelona.
Elisenda Bou-Balust, en la sede de Vilynx en Barcelona.Paola de Grenet

ELISENDA BOU-BALUST (Barcelona, 1986), directora de tecnología de Vilynx, empezó a acumular millas cuando todavía era una estudiante. “Cursaba teleco en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) cuando me fui un año a Canarias en un programa de intercambio. En Las Palmas simultaneaba las clases con un trabajo en un instituto de investigación que me encantaba. Era un hobby maravilloso”. Así que decidió quedarse. Y matricularse en ingeniería electrónica. “Pero no abandoné la de Barcelona. Lo hice todo al mismo tiempo. En febrero y junio me subía a los aviones con todos mis apuntes para hacer los exámenes”. Los veranos tomaba otro vuelo, siempre de ida y vuelta, a Boston. “Me presenté a un concurso en el que había que construir un robot para la NASA y desde entonces seguí colaborando con el departamento de aeronáutica del MIT”.

En la primera imagen, junto a Juan Carlos Riveiro, CEO de la empresa.

De padre ingeniero y madre pintora, en la adolescencia esta admiradora del físico y divulgador Jorge Wagensberg ya tenía claro que estudiaría una ingeniería. “Incluso me planteaba hacer una carrera académica porque me gustaba mucho la investigación. Cuando todavía era estudiante, ya abrí varias líneas porque en la UPC nos lo permitían. Era como una pequeña start-up dentro de la universidad”. Pero Vilynx se cruzó en su camino. “Conocí al equipo y enseguida entendí que era lo mío. Hasta entonces siempre había sido yo la que empujaba los proyectos, en cambio en Vilynx me empujaban a mí. Si no corría, me quedaba atrás. Fue una revelación”.

Google considera que su misión es organizar la información del mundo y hacerla accesible y útil, y en Vilynx —a veces, para abreviar, se presentan como “el Google de los vídeos”— quieren hacer lo mismo, pero con el contenido audiovisual. “Nuestro cerebro acaba de nacer, pero aprende rápido: YouTube reconoce 5.000 palabras; un adulto, unas 30.000, y nuestra herramienta, 5 millones. Con ella será más fácil encontrar lo que buscamos. El problema actual es que hay demasiada información no relacionada ni clasificada”, explica Juan Carlos Riveiro, CEO de la empresa. “Pero esta es tan solo una primera fase. Nuestro objetivo es que todas las cámaras del mundo sean inteligentes. Y que las smart cities, los drones o los coches utilicen nuestra tecnología. Queremos estar como el wifi, en todas partes”. Vilynx tiene una plantilla dispersa por todo el mundo, pero en Barcelona se concentra el equipo de ingeniería. “Aquí hay un talento brutal”, exclama Riveiro. Y ese grupo lo lidera Bou-Balust. “En Vilynx estamos dando un paso enorme porque abrimos camino, y eso es precioso. Y, sobre todo, lo hacemos desde Barcelona. La universidad y la industria de aquí me han apoyado mucho, así que ¿por qué no devolver lo que la comunidad me ha dado? Yo me he formado gracias a los impuestos de todos”.

Pista de tenis de la Rafa Nadal Academy en Manacor (Mallorca).

En estos momentos, los medios de comunicación son los principales clientes de Vilynx, pero ya están empezando a explorar nuevos territorios: acaban de iniciar una colaboración con la Rafa Nadal Academy gracias a un concurso convocado junto a la red de emprendedores Telefónica Open Future. El visionado de vídeos es clave en el entrenamiento de los tenistas y Vilynx les permitirá extraer de ellos conclusiones valiosas de forma sencilla. Es solo un paso más, dice Bou-Balust. “Nos queda casi todo por hacer. El futuro nos va a traer retos muy complejos y yo reivindico no solo el poder de la ingeniería, sino también el de la creatividad para ser capaz de superarlos con éxito”.

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