He aquí el músico que ‘hizo la cobra’ a Kanye West
Hace cuatro años que Michael Kiwanuka apareció en la escena musical y ya le ha dado tiempo a telonear a Adele y a rechazar a Kanye West
La mayor parte del tiempo es feliz. Michael Kiwanuka (Londres, 1987) niega tener una personalidad depresiva y tampoco recuerda una racha turbia importante. Sin embargo, reconoce que es más fácil escribir canciones en horas bajas, aunque no sea un requisito indispensable. “Cuando no estoy en mi mejor momento tengo los sentimientos a flor de piel y noto que la creatividad se dispara. Si me siento bien no tengo la misma necesidad de componer. Lo que me apetece es salir y disfrutar del momento”.
Justo después de la prueba de sonido del concierto que dará por la noche en Madrid, aparece como la versión moderna de un músico soul de la etapa clásica. Ha nacido y crecido en Londres, pero su pelo afro recuerda que sus raíces se encuentran a 6.500 kilómetros al sur de Reino Unido, en Uganda. “Solo he estado allí tres veces. La última fue hace ya 10 años, pero creo que mis raíces ugandesas tienen una influencia inconsciente en mi música. Lo noto en cosas sutiles, como el modo en que suena mi voz o en el ritmo de mis canciones. Mostrarlas es algo primario, no premeditado”, dice.
A pesar de encontrarse algo tocado por un resfriado, está entregado a la causa. Habla despacio, pero con entusiasmo. Es, dice, un hombre negro en un mundo de blancos y encuentra en ello algo que le hace sentirse afortunado. “Ser negro y crecer en Inglaterra ha marcado mi identidad. Decir lo contrario sería falso. Pero también es un privilegio. Con Black man in a white world [Hombre negro en un mundo blanco, una canción de su último álbum] buscaba conectar con mis orígenes, decirme a mí mismo que está bien ser diferente. Cuando logras aceptar quién eres, puedes afrontar que alguien te ataque por tu color de piel, aunque siga doliendo”.
"Estoy muy molesto por lo que ha pasado con el Brexit. Sólo supone un freno para el enriquecimiento multicultural"
Como británico hijo de inmigrantes, el Brexit no ha sido la mejor noticia que ha recibido en los últimos meses. “Estoy muy triste y molesto por lo que ha pasado. Disfruto viajando y descubriendo nuevos países, y creo que el Brexit solo supone un freno para el enriquecimiento multicultural. Además, yo vivo de girar por todo el mundo y esto también puede afectar directamente a mi trabajo”.
Para dar forma a su reciente Love & hate decidió centrarse en la melancolía y convertirla en 10 canciones. Completar el álbum le ha llevado cuatro años. En él trata de expresar cómo funcionan sus propios mecanismos emocionales. “Se trata de un ejercicio de introspección en el que intento explicarme por qué muchas veces escondemos los malos sentimientos sin intentar afrontarlos o pasamos por encima de las cosas buenas sin llegar a disfrutarlas plenamente. En el proceso de composición he ido muy despacio. Empezaba canciones que se quedaban por el camino, paraba y volvía a empezar. Me preocupaba que la gente tuviera las expectativas demasiado altas”.
No ayudó a esta preocupación por las expectativas levantadas que Adele le eligiera como telonero de su gira 21 ni que Kanye West le pidiera que creara varias melodías para su disco Yeezus (trabajo que rechazó por no sentirse preparado) ni que muchos le comparasen con Otis Redding o Van Morrison. Algo muy parecido al miedo a no ser lo que los demás esperan de ti amenazó con instalarse en su vida. “Sentía que el reconocimiento que obtuve con mi anterior trabajo no importaba y que aún tenía todo por demostrar. Love & hate fue como volver a presentar un primer disco otra vez”.
Sin embargo, a pesar de sus inseguridades, el largo –producido por el reconocido Danger Mouse– alcanzó el número uno en Reino Unido la semana de su lanzamiento. Al mencionar el éxito logrado, se le escapa una sonrisa fugaz mientras amasa con calma su casco afro. Está sin embargo a años luz de jactarse de esta victoria. La prudencia le impide recrearse en este tipo de situaciones. “Voy a tener el doble de presión con mi tercer álbum. Va a ser como hacer un primer disco por tercera vez”. Lo cierto es que parece que se encuentra cerca de encarar otra crisis marcada por la autoexigencia, que, si lleva el mismo rumbo que la anterior, desembocará en un álbum capaz de mejorarle el día a más de uno.
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