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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
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Las Agendas Globales han de basarse en las realidades locales

Las autoridades locales y regionales son un puente crucial entre las agendas globales y los temas que nos afectan día a día

(*) Por Emilia Saiz

Podríamos decir que las agendas que se adoptan por los estados en las Naciones Unidas parecen un espejismo, una imagen lejana y poco real de los retos a los que nos enfrentamos día a día tales como los atascos, los conflictos entre lo privado y lo público, la calidad de nuestro empleo o la educación, las transformaciones de barrios de toda la vida en lugares con la convivencia de nuevas culturas. Sin embargo, nada es tan lejano de nuestras ciudades como parece y es por eso que nuestros alcaldes y alcaldesas, nuestros concejales y concejalas, deberían poder participar en las decisiones que se toman en las lejanas sedes de la ONU, del Banco Mundial o de las instituciones de Bruselas.

Nuestros líderes locales se dieron cuenta de esto hace mucho tiempo. Supieron que los retos eran demasiado grandes para afrontarlos solos y por ello, crearon la primera organización internacional en 1913. Mucho antes de que se fundaran las mismas Naciones Unidas. La heredera de este movimiento que surge hace más de 100 años es la Organización Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos -CGLU, que tiene sede en Barcelona. Desde esta organización se sigue luchando todos los días para que las decisiones globales se basen en realidades locales y para que las experiencias y expectativas ciudadanas se tengan en cuenta en el ámbito internacional.

Por qué no crear agendas conjuntas que incorporen la realidad del terreno

En un mundo interconectado como el actual es fácil explicar por qué la agenda internacional de desarrollo sostenible afecta directamente a la agenda del pleno del ayuntamiento de una metrópolis, una ciudad intermedia, región o un pequeño municipio. El cambio de paradigma implica que ya no hay decisiones globales que se aplican al nivel local, sino que el nivel local influye y modela lo global. Mientras que durante la Cumbre de Río+20, nuestras redes clamaban por agendas globales y acciones locales, hoy en día solicitamos agendas conjuntas desde nuevos criterios de gobernanza.

Estos ecos comienzan a tener cierta receptividad en los círculos internacionales, gracias en gran medida a los esfuerzos de representación política que facilitan organizaciones como CGLU en colaboración con su red de miembros en todo el mundo.

Por ello, en 2012, siguiendo los pasos de la Cumbre Rio+20, las principales redes internacionales de asociaciones de gobiernos locales y regionales crearon un Grupo de trabajo global de gobiernos locales y regionales, el Global Taskforce (GTF), para coordinar la información y las respuestas conjuntas a los principales procesos políticos a escala internacional, especialmente Post-2015 y Hábitat III. El GTF es facilitado por CGLU. Este Grupo reúne a día de hoy más de 30 redes de gobiernos locales y regionales de todo el mundo y se ha implicado y acompaña en la actualidad todos los procesos internacionales relacionados con el desarrollo sostenible de nuestras ciudades y territorios. Desde el GTF, CGLU potencia la representación del colectivo local y reclama que todas las agendas están interrelacionadas y no pueden definirse de manera independiente.

Los ODS, motivo de celebración para los gobiernos locales y regionales de todo el mundo

Incluso antes de que se confirmaran los 17 objetivos finales, la Agenda 2030 y la naturaleza inclusiva del proceso Post-2015 ya representó una revolución y una gran victoria para todos los grupos de interés. A lo largo del proceso, el GTF defendió la inclusión de un Objetivo único de Urbanización Sostenible y solicitó que todos los objetivos tuvieran en cuenta los distintos contextos, las oportunidades y los retos a nivel subnacional.

La inclusión del objetivo dedicado a las ciudades se materializó con la adopción del ODS 11, en gran parte, gracias a una campaña intensa de los gobiernos locales, sus asociaciones y la comunidad urbana. Este objetivo representa el reconocimiento del poder transformador de la urbanización para el desarrollo, y el papel clave de los líderes locales y regionales a la hora de impulsar el cambio global desde el terreno.

No obstante, como defendemos desde CGLU, el papel de las administraciones locales en la consecución de la Agenda va mucho más allá del Objetivo 11. Todos los ODS tienen metas directa o indirectamente relacionadas con el trabajo diario de los gobiernos locales y regionales. Por ello debemos reconocer a los gobiernos locales y regionales como responsables políticos, catalizadores del cambio y el nivel de gobierno mejor situado para vincular los objetivos globales con la ciudadanía.

Desde los inicios del proceso Post 2015, hemos manifestado que la agenda de desarrollo ha de ser única y universal ya que no se puede comprender el desarrollo sin la sostenibilidad y tampoco se pueden comprender los objetivos globales sin responsabilidades diferenciadas que respondan a las capacidades y realidades de las distintas partes del planeta y a los distintos niveles de gobierno. Ahora, con miras hacia Hábitat III, estamos convencidos de que sin una Nueva Agenda Urbana potente, muchos de los objetivos de la Agenda 2030 y del Acuerdo de París para el Cambio Climático, no podrán ser alcanzados.

El último borrador de Hábitat III: otro gran logro para el colectivo local

El último borrador de la Nueva Agenda Urbana, Hábitat III, que se definirá en Quito, es motivo de celebración. No solo menciona los esfuerzos realizados por el colectivo de gobiernos locales y regionales en la elaboración de nuestras recomendaciones, sino que reconoce al mecanismo político del que nos hemos dotado, la Asamblea Mundial de Gobiernos Locales y Regionales y a las redes que lo alimentan, como el instrumento con el que los estados tendrán que monitorear el cumplimiento de la agenda.

Si somos sinceros, las expectativas de CGLU y sus miembros, herederos sine qua non del movimiento municipalista, iban más allá de lo conseguido. Pero también, con plena sinceridad, podemos afirmar que la narrativa de la Nueva Agenda Urbana se asemeja mucho a nuestras recomendaciones. Donde se queda corta es en cambio en lo que respecta al largo alcance en cuanto a la gobernanza global y al papel estructural de los gobiernos locales en las instituciones internacionales del desarrollo. Seguiremos por tanto insistiendo en que las lecciones aprendidas sobre el desarrollo económico local, la cooperación descentralizada y la revitalización de los sistemas financieros locales formen parte de la ecuación del desarrollo.

Una cita única para definir un futuro sostenible: la Cumbre Mundial de Bogotá

Mientras la comunidad internacional se prepara para definir la Nueva Agenda Urbana en Quito el próximo octubre, las ciudades ultimamos detalles para la mayor cumbre de líderes locales y regionales que tendrá lugar en Bogotá del 12 al 15 de octubre.

La Cumbre de Bogotá está siendo la ocasión para debatir las principales dinámicas que tienen un impacto en el trabajo diario de los gobiernos locales en el terreno: a nivel social, medioambiental, económico y cultural; así como el marco para definir las recomendaciones Principales de los Gobiernos Locales y Regionales para Hábitat III en lo que denominamos el Compromiso de Bogotá.

Estas recomendaciones se transmitirán a través de la Asamblea Mundial de Gobiernos Locales y Regionales, en las dos sesiones que se celebrarán en Bogotá y posteriormente en Quito paralelo a la Cumbre Hábitat III.

Cientos de representantes locales y regionales están haciendo acto de presencia en Bogotá y Quito. Contamos con los conceptos de solidaridad fomentados por nuestras redes para continuar con este trabajo que incida en las fases de implementación en las décadas a venir.

(*) Emilia Saiz es Secretaria General Adjunta de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos.

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