Nadal, sano patriota
La actuación de Rafael Nadal en los Juegos Olímpicos ha constituido una pequeña serie de magníficos ejemplos. El primero, el del espíritu: meses sin entrenar y, sin embargo, medalla de oro y honrosas derrotas. Pero lo más importante ha sido su talante patriótico en un país donde el patriotismo se entiende tan mal. El complejo por todo lo nacional se viene cosechando desde hace décadas, la exaltación de lo español acarrea serios problemas, y cuando se exalta parece que se haga desde posiciones zafias, primitivas, rayanas en el fascismo. Nadal ha demostrado todo lo contrario: un patriotismo inteligente, moderno, bien entendido, portando la bandera nacional sin ningún tipo de complejo y con sano orgullo. Y no olvidemos su apoyo constante a deportistas de otras disciplinas.— Miguel Manrique. Madrid.
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