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Dana (analista) International

Lenguaraz y sexy, la cantante habla de política y religión y cree que el activismo LGTB sigue siendo necesario

Dana International, ayer en la casa del embajador israelí en Madrid.Vídeo: Santi Burgos / El País Vídeo
Pablo León

Triunfó, “de manera inesperada”, en Eurovisión 1998 y se convirtió en la primera ganadora transgénero del certamen de la canción. Acudió representando a Israel, su país natal, a pesar de que la cara más conservadora y ultra de la sociedad renegara de ella. Han pasado casi dos décadas de ese triunfo y Dana International (Tel Aviv, 1972) está sorprendida: “Si me hubieras preguntado esto hace 20 años nunca hubiera dicho hacia dónde ha evolucionado el mundo”. “Por un lado estamos más unidos y conectados que nunca. Por otro, el mundo se ha hecho más reaccionario, cada vez más de derechas y menos de izquierdas. Y la izquierda es buena”, dice tajante y directa. No tiene nada que ocultar.

La cantante israelí Dana International canta una versión de la canción de Stevie Wonder 'Free', en Eurovisión 1999.
La cantante israelí Dana International canta una versión de la canción de Stevie Wonder 'Free', en Eurovisión 1999.REUTERS

“Paso a paso, el fascismo está volviendo. Mira a Le Pen en Francia, lo que ha pasado en Austria o el terrorismo internacional... Vivimos con demasiada tradición y religión en nuestras vidas. En lugar de ser progresistas, vamos hacia otro lugar donde se fomentan los choques ya sean religiosos, xenófobos, homófobos... o de cualquier tipo”, cuenta la diva, que reniega un poco de ese papel. “Ser diva es un trabajo a tiempo completo. Un título con el que puedes jugar, pero no te lo puedes creer. Cuando tu imagen es demasiado importante, se convierte en un grave problema. Me gusta ser una chica normal”, dice para poco después maldecir al inventor de los smartphones: “Selfies por aquí, selfies por allá. Estoy sobreexpuesta y sé que es el precio a pagar, pero compensa. La felicidad que sentí cuando gané Eurovisión no la he sentido nunca. En mi vida me he sentido muy mal y muy juzgada. Tras el triunfo me sentí una persona normal. La gente me trataba como una persona normal”.

Aterriza en Madrid para desfilar este sábado en el Orgullo. Hizo lo propio en su ciudad natal, en Tel Aviv, donde también recibió a EL PAÍS. “Adoro Madrid”, reconoce, “y creo que es muy importante venir aquí”. Recuerda la primera vez que vino al Orgullo de la capital: “Entré en shock. Miraba por la ventana del hotel, que daba a la Gran Vía, y no me lo podía creer. Me parecía impresionante que toda esa gente, de un país como España, con la historia que tiene, estuviera ahí. La celebración en Madrid es una de las más grandes y divertidas del mundo; no se puede comparar con otros. Pero el Orgullo no solo es pasarlo bien sino que también es una muestra de libertad y apoyo para todos aquellos que no pueden celebrar ser como quieren ser”.

A pesar del tiempo pasado desde su éxito eurovisivo, allá donde va sigue llamando la atención. Estrena disco en unos meses y hace un mes, en Tel Aviv, presentó una canción con el reconocido dj Offer Nissim (que también viene a Madrid). Dana International exhibe un físico impresionante y tras su discurso, aparentemente lenguaraz, esconde activismo y potentes opiniones sociopolíticas. Fue a Rusia, al festival de Eurovisión, y al llegar le dieron una carta con recomendaciones para no soliviantar a la población con besos, gestos o abrazos "inmorales". "Pero ¿qué se creen? Eurovisión es un fenómeno muy gay”. "Cada vez que voy a un Orgullo intento no solo hablar de la faceta festiva. Está bien disfrutar, pero no se puede olvidar que muchos de nuestros hermanos y hermanas sufren. Como mínimo tenemos que hablarlo y ser conscientes de ello”. Para evidenciar su discurso habla de Lituania, de Serbia o de su propio país: “Israel es muy complicado: esa mezcla de religiones; el problema con Palestina; los ortodoxos... Pero luego si te fijas en los ciudadanos, son tan abiertos y tan liberales. Esa es la gente que importa a los que hay que dar voz y no a los que defienden posturas tan ultras”.

Defiende la calle como lugar de aprendizaje y de observación. “En este mundo, la vida es mucho más dura cuando no tienes dinero. Es muy fácil ser rica y hacer lo que quieras sin preocuparte de quién paga”, sentencia. Habla de Caitlyn Jenner: “Es desagradable”. Ella prefiere a Laverne Cox (actriz de Orange Is The New Black). “Además [Jenner] habla demasiado”, dice en referencia a sus reparos al matrimonio igualitario. “Vestir de Prada, de Gucci o de ReGucci no te hace mejor persona. La gente se debería dar cuenta de ello, pero les deslumbra el brillo. En muchos momentos de mi vida me han dicho: ‘Estás genial’. Y yo me sentía tan mal y tan vacía que ningún maquillaje podía ocultarlo. Debemos preocuparnos de estar saludables, no de ser guapos”.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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