Leicester, ayer equipo de nadie hoy equipo de todos
La gesta del equipo inglés, que acaba de ganar la Premier, conmueve al mundo del deporte. Todo empezó con un infame episodio extradeportivo
Objeto de discrepancias infinitas y pasiones a vida o muerte, en el fútbol no hay recuerdo de tanta unanimidad como la que despierta el Leicester, ayer equipo de nadie, hoy equipo de todos. Salvo los seguidores del Tottenham, el único que le peleó en la cima del fútbol inglés, todo el planeta es de los Zorros del Les-Ter. Que este club casi invisible durante 132 años acabe de ganar la lujosa Premier es mucho más que una superproducción de Disney. En la era global, con el fútbol como depósito financiero, de repente una Cenicienta ha hecho saltar todas las bancas.
La gesta del Leicester comenzó tras un infame episodio extradeportivo. A finales de mayo de 2015, el equipo se fue a Tailandia a festejar una permanencia lograda tras siete victorias en los nueve últimos partidos. El dueño del club, un trabalenguas por estos lares (Vichai Srivaddhanaprabha), premiaba así a los muchachos, con una gira por su tierra natal. De regreso a Inglaterra, el Leicester, que jamás alimentaba portadas, se vio en el escaparate, para deleite de los tabloides. Se habían filtrado fotos y vídeos de una juerga con prostitutas de tres futbolistas: Tom Hopper, Adam Smith y James Pearson. El conflicto se acentuó por el trato vejatorio de los tres jugadores hacia las prostitutas tailandesas. El terremoto alcanzó al entrenador, Nigel Pearson, padre de James, uno de los implicados. El técnico fue despedido y el club recurrió al italiano Claudio Ranieri, al que se tenía por un dinosaurio tras su descalabro con la selección griega, con la que perdió hasta con las Islas Feroe. Con un míster tan de vuelta y el 17º presupuesto de la Premier (65 millones, por los 300 que sólo en salarios se gasta el Chelsea), la entidad parecía condenada a luchar por salvar la categoría.
Con 25, Vardy jugaba en la quinta división y se atiborraba a hamburguesas entre cada entrenamiento y jornada laboral en una fábrica de férulas. Hoy es un reputado goleador
La plantilla tampoco destilaba oro a comienzos del curso. El espinazo lo componían Kasper Schmeichel, al que ni el apellido le había impedido dar tumbos por la clase baja del fútbol escocés e inglés; el francés de origen argelino Mahrez, llegado del modestísimo Le Havre, y James Vardy, que con 20 años y tras una pelea callejera llevaba una pulsera policial electrónica que le obligaba al toque de queda. Con 25, Vardy jugaba en la quinta división y se atiborraba a hamburguesas entre cada entrenamiento y jornada laboral en una fábrica de férulas. Hoy, con 29, es un reputado goleador e internacional inglés. Con tan poco cesto y muchas pizzas, las que les consiente Ranieri después de cada triunfo, el Leicester ha sellado su mayor éxito desde un subcampeonato en 1929 y, de paso, ha devuelto al fútbol un punto de inocencia casi amateur.
En Leicester se pellizcan, con Gary Lineker y Gordon Banks, sus únicos legendarios, a la cabeza. De repente, el equipo de nadie se ha convertido en el sexto conjunto en ganar la Premier (fundada en 1992). El mayor bombazo desde que lo hiciera el Blackburn en 1995. Los lugareños de esta ciudad de las hadas de 285.000 habitantes incluso sueñan ya con la hazaña del Nottingham Forest, vecino y máximo rival, que ascendió a la élite por primera vez en 1977 y ganó el título y dos Copas de Europa de forma consecutiva. ¡Por qué no! El Les-Ter es la evidencia de que no hay sueños imposibles.
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