Novias con etiqueta española
España es el segundo país que más vestidos nupciales vende gracias a la exportación, que supone entre el 60 y el 80% de facturación de las firmas
Unos siete de cada diez trajes de novia fabricados en España visten a novias de todo el mundo, según los datos de exportación de las dos grandes firmas españolas del sector nupcial, Pronovias y Rosa Clará. Los tiros andan más o menos igual en marcas de menor envergadura, como Jesús Peiró o YolanCris, que también se han mantenido durante la crisis gracias al mercado exterior. Esta pasión por la moda nupcial con etiqueta española ha convertido este sector en el segundo más potente del mundo, después de China.
Con esta cantera no es extraño que la Barcelona Bridal Fashion Week (BBFW) quiera convertirse en la primera feria de moda nupcial, según la estrategia de la nueva directora del salón, Estermaria Laruccia. Este sector factura 1.246 millones de euros anuales, exporta por valor de 504 millones y produce 755.000 vestidos al año. Ayer antes de la inauguración, Laruccia se mostraba orgullosa de que unos 600 compradores visiten este año la feria, que reúne a 260 marcas, de las cuales 21 suben a la pasarela. El salón empezó con el desfile de Rosa Clará, y se cerrará el viernes con Pronovias.
Con más de 50 años fabricando vestidos, Pronovias es líder mundial en distribución del sector nupcial, quizá porque sus colecciones están pensadas para vestir a novias de diferentes estilos y poder adquisitivo, con un precio de salida de 1.500 euros y con posibilidades sin límites en su colección Atelier, confeccionada artesanalmente. La firma está presente en 105 países, con 155 tiendas y más de 4.000 puntos de venta. De la multitud de vestidos que confeccionan anualmente, el 75% viste a novias de otros países, siendo Europa (especialmente Italia, Francia, Alemania, Reino Unido y Portugal) y Estados Unidos los principales mercados.
Rosa Clará es otra de las firmas imprescindibles, con más de 20 años de experiencia. Sus ventas en el exterior representan el 65% y en España se factura el restante 35%. Está presente en Estados Unido, México, Brasil, Italia, Francia, Portugal, Rusia, Oriente Medio y Reino Unido. Los objetivos son duplicar el tamaño de la compañía en los próximos cinco años, con intención de aumentar ventas en Estados Unidos, y mejorar la presencia en China, donde han abierto dos tiendas en los últimos seis meses, y Australia. Aunque el denominador común de la firma son los vestidos sencillos y elegantes, ocho colecciones de novia permiten llegar a un público variado.
Rosa Clará apuesta por 'influencers'
Rosa Clará ha apostado por una pareja muy joven de instagrammers como embajadores de su nueva colección. Se trata de Alexis Ren y Jay Alvarrez, veinteañeros que pasean su amor por el mundo y las redes sociales suman ocho millones de seguidores. Este es el target por el que apostará la firma, avanzó la diseñadora, que va a potenciar su estrategia de marketing en influencers.
Al lado de estas grandes compañías, también hay muchas otras, de menor tamaño, que contribuyen a que la moda nupcial española sea reconocida por su calidad, como enfatizaba la directora del salón. Son firmas como Jesús Peiró, que exporta el 66% de su producción, especialmente en países europeos como Italia, Francia, Alemania o Inglaterra. En los próximos cinco años quieren abrir mercado en Estados Unidos o China y duplicar las ventas. El director comercial de la firma, Oscar Garriga, cuenta que hace nueve años que se abrieron a la exportación y gracias a eso han sobrevivido a los años de crisis. Han empezado a vender en Estados Unidos, donde están estudiando la apertura de una tienda propia en Miami, y Sudamérica, pero “son mercados muy amplios, son difíciles de trabajar y requieren inversiones importantes”, reconoce.
Para YolanCris la exportación también ha sido clave, y representa el 80% de sus ventas. El 40% de estas son en Europa y el otro 40% en Estados Unidos y Emiratos Árabes. “Nadie es profeta en su tierra, te tienes que buscar la vida fuera”, explica Cristina Pérez, cofundadora de la firma, que en 2009 tuvo claro que tenían que mirar hacia otros países. Aunque tuvieron su momento de gloria en marketing cuando vistieron a las damas de honor de la boda de Kim Kardashian y Kanye West, Pérez asegura que no le cayeron los encargos del cielo, “la costura es el día a día”, apunta. El precio varía en función del país, pero parte de unos 3.000 euros, y tienen un cliente muy exigente. “Tenemos que arriesgar y eso cuesta mucho”, añade.
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