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Cómo elevar el pecho sin gastarse una pasta ni pasar por quirófano

Nadie le promete unos resultados espectaculares, pero si aquello sube medio centímetro, bienvenido sea

Cada época tiene su obsesión. En la Edad Media a los alquimistas les daba por sacar oro de cualquier pedrusco que se cruzara en su camino. En nuestro tiempo, nos empecinamos en hacer subir lo que, por aquello de la gravedad y el paso del tiempo, tiende a bajar. Ya sean aviones o el busto femenino. “Hay que ser realista: salvo en quirófano, el pecho no se puede subir. Tonificar, darle un mejor aspecto y evitar que se desplome, sí, pero que tienda al cielo, no”, zanja rotunda Natalia de la Vega, directora del centro de estética Tacha. Le explicamos qué medidas tomar para que su busto no decaiga (e incluso suba), sin rascarse demasiado el bolsillo ni pasar por el mal trago de la anestesia.

 1. Lleve sujetador las 24 horas del día

Como su nombre indica, los del tipo push up (empujar hacia arriba) elevan a las alturas el escote. Si lo suyo no es la exuberancia, elija otro modelo, pero sepa que renunciar a esta prenda íntima influye en la caída de esa parte de su anatomía, según apunta el cirujano Antonio J. Pineda Sierra, de Clínica Londres. Ojo: no abuse de los de aro. “Suelen ser los más atractivos y los que dan una forma más bonita a la mama, pero pueden marcar mucho el surco mamario y dificultar la vascularización de la zona. Esto, a la larga, merma su firmeza”, añade. El experto sugiere optar por modelos más cómodos para estar por casa, así como por uno específico para hacer deporte y para dormir, "en especial, si se descansa de lado o bocabajo”. En la Universidad de Wollongong (Australia) han diseñado un sostén biónico que hace el trabajo de los músculos para mantener el busto en su sitio. La tediosa sensación de encorsetamiento es otra historia.

¿Y si quiero romper la hucha?

Si ni el bisturí ni la bancarrota le dan miedo, las posibilidades de alzar el busto son algo mayores, aunque tampoco se crea que esto es jauja. Memorice este palabro: polidioxanona, familiarmente conocido como PDO. Es un material reabsorbible y biocompatible (no causa rechazo) que estimula la formación de colágeno. Hechas las presentaciones, sepa que dar unas puntadas con hilos PDO pueden devolver la alegría a un busto mustio. "En los pechos pequeños y con poca caída, se consigue una elevación y un efecto lifting excelente. Podría decirse que es idóneo para senos de hasta una talla 85 y copas AA, A o B como máximo. Si son más voluminosos no se logra un ascenso de la mama, pero mejora muy notablemente la textura y elasticidad de la piel", aclara la doctora Elvira Ródenas, de Slow Life House. El milagro no acontece de hoy para mañana. Hay que dejar que el colágeno brote y eso no se empieza a notar hasta pasados 40 días. Los efectos duran de 18 a 24 meses y cuesta entre 750 y 1.500 €. Más parecido a llevar las dos manos al pecho e impulsar hacia arriba es el internal bra, una especie de columpio subcutáneo con dos anclajes que se enganchan a las costillas y se introduce en quirófano. Luego, por supuesto, está la operación clásica, que puede hacerse para aumentar volumen o solo para elevar. No le vamos a engañar: por muy buenos que sean los resultados, no son eternos. Ya antes de que los puntos hayan cicatrizado la fuerza de la gravedad y los procesos naturales del envejecimiento andarán enredando para atraerlos al suelo. La radiofrecuencia, por su parte, no requiere de operación pero tampoco es barata: cada sesión cuesta 60 euros y hay que someterse a más de diez.  "Consiste en crear una corriente de alta frecuencia que incrementa la temperatura de los tejidos de la piel. Esto estimula la oxigenación de las células y acelera la producción de colágeno y elastina", declara Isabel Lostao, del Centro de Estética Lostao.

 2. Olvídese del topless

No es por puritanismo, pero sepa que los rayos solares son el peor enemigo de su pecho. “Deterioran la piel, que es, en definitiva, la que sujeta antigravitatoriamente el pecho”, advierte el doctor Miguel Chamosa. Si lo va a practicar, protéjase.

 3. Haga pesas

Póngase a ejercitar la musculatura como si no hubiera un mañana. “Trabajar los músculos pectorales contribuye a endurecer el pecho”, declara Sergio Llull, entrenador en el gimnasio Holmes Place Palacio de Hielo. No espere una elevación ultrasónica, pero combatirá el efecto alicaído. Correr, jugar al baloncesto, al tenis, a pádel o montar a caballo (durante los saltos se pueden producir desplazamientos de hasta 21 centímetros, de arriba abajo y lateralmente) no es conveniente sin sujetador deportivo de alto impacto. Según un estudio de la Universidad de Edimburgo, un sujetador deportivo debería reducir el movimiento del pecho en un 50% para prevenir su caída. Sin él, el traqueteo de estos deportes debilita las fibras de colágeno (también llamadas de sostén). Como explica Jorge Planas, director médico de la clínica Planas, centro que cuenta con una unidad especial de senología: “Estos ligamentos ayudan a dar soporte a la glándula mamaria, uniéndola con la piel, dándole forma y sujetando el tejido”. Una vez que se han dado de sí, es imposible volver levantar el pecho, salvo pasando por el quirófano.

Sin la sujeción debida, todas las mamas corren peligro. “Las más susceptibles de relajarse son las que tienen forma de péndulo, de gran volumen graso y poca estructura conectiva”, apunta Planas. Pero ni las pequeñas ni las prótesis viven al margen de la ley de la gravedad. Según Antonio de la Fuente, cirujano plástico: “Depende del plano en el que se haya colocado la prótesis. En el submuscular está sujeta por el músculo pectoral mayor, por lo que es más resistente a la caída”.

 4. Camine erguida

Enderécese y ganará, ópticamente, unos centímetros de pecho. “Muchas mujeres tienden a caminar encorvadas. Sobre todo, aquellas con un busto exuberante. Este hábito es fatal para las cervicales, pero no lo es menos para el pecho, ya que agrava aún más la posición de caída” (recuerde: la gravedad siempre está al acecho, no se lo ponga fácil). “Para andar con la espalda recta no basta con proponérselo, hay que fortalecer la musculatura de la espalda, los hombros y los abdominales”, añade Antonio de la Fuente.

Así es el sostén deportivo ideal

Tejido. "El tejido transpirable libera el sudor y se seca de inmediato, evitando la concentración de humedad, irritaciones o la proliferación de bacterias en los pliegues", señala Mónica Fritzsche, personal shopper del gimnasio Boutique Gym. Para Paloma García-Valdecasas, del gimnasio Holmes Place, los sujetadores con doble tejido de algodón son indispensables para una buena contención en deportes de alto impacto: "El algodón absorbe la humedad rápidamente y tiene alto nivel de sujeción y compresión. Los que se etiquetan con las marcas 'coolmax' o 'algodón dry' son transpirables".

Talla. Para acertar hay que medir dos veces: primero, el contorno bajo el pecho y sumarle 15 al resultado. Obtendrá entonces 85, 90, 95… equivalente al que aparece en la etiqueta. Después, mida el contorno sobre el pecho por encima del pezón. Reste la cifra anterior (sin sumar el 15). Un resultado de entre 12 y 14 equivale a una copa A; entre 14 y 16, B; de 16 a 18, C; 18 - 20, D; 20-22, E; 22-24, F…"Es recomendable probárselo y realizar los movimientos del deporte que se practique habitualmente para asegurarse de su idoneidad y comodidad", añade García- Valdecasas.

Tirantes. Fritzsche aconseja tirantes fijos de sujeción más ligera para entrenamientos de bajo impacto y alta intensidad. El tirante ajustable, señala García-Valdecasas, "es más cómodo si el material y la compresión son los adecuados, porque permite adaptarlo mejor al contorno".

Compresión. La elección, explica Fritzsche, "debería depender del volumen del pecho (copa). Para las copas pequeñas, los de compresión tipo 'top' son los más adecuados, y para las grandes, los de recogimiento, que llevan copas individuales".

Sin rellenos ni aros. Habrá quien piense que con relleno estará más protegida en caso de golpes o caídas, "pero su función es meramente estética y tiene sus incomodidades, ya que hace que el pecho sude más", explica Fritzsche. "Si además el sujetador tiene aros, peor aún, ya que corremos el riesgo de hacernos daño con ellos o con las costuras", sentencia la personal shopper.

De estreno. Por último, Fritzsche invita a "estrenar un sujetador cada tres o cuatro meses aproximadamente, ya que con los lavados y el sudor los tejidos van perdiendo su cualidad de sujeción".

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