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Tentaciones
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Birdy, la musa Prerrafaelita del s. XXI

La artista inglesa visitó Madrid dar el pistoletazo de salida a una serie de conciertos que conmemoran el 50º aniversario de Los 40 Principales

Birdy, con una de sus prendas favoritas: el kimono que compró en su visita a Japón durante su gira el pasado año.
Birdy, con una de sus prendas favoritas: el kimono que compró en su visita a Japón durante su gira el pasado año.

Si la hermandad prerrafaelita siguiera en activo en el siglo XXI tendría en Birdy (Lymington, Reino Unido, 1996) a una de sus musas. Por su imagen –es espigada, de piel traslúcida, ojos claros y cabello caoba hasta la cintura– y por su capacidad artística: canta, toca el piano, compone y pinta. La artista inglesa, que el próximo día 26 de marzo publicará su tercer álbum Beautiful Lies (Warner) actuó este lunes en el Círculo de Bellas de Artes de Madrid con motivo del 50 aniversario de Los 40 Principales: toda una institución en la radio fórmula musical de nuestro país. La emisora, además, le otorgó en diciembre de 2014 el premio a la Mejor Artista Revelación.

La entrevista con Tentaciones tuvo lugar en el lobby de un hotel contiguo al lugar en el que actuará esta noche para un puñado de medios y de fans. La cantante –cuyo nombre real es Jasmine van den Bogaerde– llevaba todo el día de entrevistas y aunque se le nota algo cansada se muestra amable y cercana. La popularidad le llegó con 12 al participar en el concurso Open Mic UK en 2008 y su primer éxito con 14 versionando Skinny love, de Bon Iver en su primer disco: “Me daba un poco de miedo pero por otro lado, sabía que era excitante. Nunca había versionado a ningún artista pero descubrí a Bon Iver y me sentí muy cómoda cantando Skinny Love”, recuerda.

Birdy con el premio 40 Principales a la Mejor Artista Revelación de 2014.
Birdy con el premio 40 Principales a la Mejor Artista Revelación de 2014.Cordon Press

Después de ese primer disco –en el que también versionaba a otros artistas– vino Fire Within; un segundo álbum que contenía otro hit –Wings– que tenía el punto justo de azúcar y melancolía. Su talento ha brillado más gracias al apoyo de la BBC. Ante la pregunta de si cree que parte de su éxito se lo debe a ellos, su respuesta es clara: “Probablemente. Ellos me han ayudado mucho a llegar hasta donde estoy ahora. La BBC realiza una labor muy buena apoyando a jóvenes artistas”.

El arte es cosa de familia

Que Birdy se dedique al arte es algo casual, aunque no accidentado. Su madre es pianista de música clásica, su tío es el actor Dirk Bogarde –uno de sus papeles más relevantes ha sido interpretar al compositor Gustav von Aschenbach en la película Muerte en Venecia– y uno de sus abuelos tiene el título de lord, lo cual le ha procurado crecer en un entorno trufado de cultura y arte: “Crecí en un entorno artístico que me ha inspirado mucho. Cuando iba a casa de mis amigos y veía que ellos no tenían música puesta todo el día y no había instrumentos se he caía raro”, comenta entre risas.

Su relación con la moda

Cuenta algo avergonzada que no sabe mucho sobre moda “excepto Valentino y Alexander McQueen”. La casa italiana le ha escogido como imagen de Red Valentino, la línea joven de la firma: “Creo que ellos escucharon mi música y pensaron que mi imagen casaba con su ropa perfectamente. Además, han utilizado mi canción Winter como banda sonora para el anuncio”, comenta.

Birdy ha redefinido su estética hacia un lado más maduro, poético y melancólico a base de túnicas, kimonos, vestidos con estampado floral, brocados y encajes. Un viraje estilístico que se debe a lo mucho que le gusta, tal y como ella confiesa, “la hermandad Prerrafaelita y su desobediencia a las reglas pictóricas establecidas en aquel entonces”.

Esta querencia suya hacia una de las sendas de la belleza del siglo XIX le aleja de esa uniformidad estridente que lucen gran número de cantantes pop en la que se recurre más al lúrex que al algodón: “Supongo que si fuera otra más de esas estrellas sería un poco aburrido. No tengo nada en contra de quien quiere tener una imagen parecida a algo que ya existe, lo respeto mucho. Pero, siendo honesta, prefiero la individualidad a la repetición”, concluye.

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