Historias sorprendentes que no conocías del actor más taquillero de la historia
Samuel L. Jackson, que estrena 'Los odiosos ocho' (la nueva de Quentin Tarantino), fue secuestrador, adicto... Y ahora es el actor que toda película quiere
Es el actor más taquillero de la historia a nivel mundial. Estos días, Harrison Ford le ha arrebatado ese título, pero solo en EE. UU., con el colosal éxito de El despertar de la fuerza. Lo curioso es que nuestro hombre, Samuel L. Jackson (Washington, 67 años), casi nunca es el protagonista de sus películas. ¿Cuál es entonces su secreto? En realidad, Samuel no lleva gente al cine, sino que es una herramienta. Él mola, así que las películas en las que aparece también. Una condición única en Hollywood que le ha costado conseguir 50 años de carrera. Su filmografía ha generado más de 10.500 millones de euros, según The-Numbers. Ahora estrena Los odiosos ocho (The hateful eight), la nueva película de Quentin Tarantino, con la que seguirá sumando espectadores. Lo que quizá muchos desconozcan es lo agitado de su vida, con cosas como estas...
Fue expulsado de su universidad por tomar como rehenes a la junta directiva, incluyendo a Martin Luther King padre
Secuestró a la junta directiva de su universidad
De joven, nuestro protagonista tenía una conciencia social que le llevaba a radicalismos como el que sigue. Su afiliación al Black Power (Poder Negro, movimiento por la defensa de los derechos de los afroamericanos) le llevó a ser expulsado de su universidad por tomar como rehenes a la junta directiva (incluyendo a Martin Luther King padre). Sin embargo, su rechazo al uso de las armas que algunos compañeros del movimiento planteaban le empujó a huir a Los Ángeles, donde no hay pistolas pero sí mucha droga. Y esto nos lleva al siguiente punto...
Luchó contra las drogas duras, y venció
Su adicción al alcohol, la cocaína y a la heroína concluyó en rehabilitación y le ayudó a interpretar a un drogadicto en Fiebre salvaje (Spike Lee, 1990). Su trabajo era tan visceral y vulnerable que el Festival de Cannes concedió un premio al Mejor Actor Secundario por primera y última vez en su historia. Paradójicamente, la fama hizo que le ofreciesen droga y alcohol gratis de una calidad que Jackson no podía permitirse cuando era adicto.
Tiene cosas en común con Lina Morgan
En sus contratos estipulan que él debe elegir sus pelucas y que puede tomarse descansos cuando le apetezca ir a jugar al golf
Hay dos procesos de emulación recíproca que marcan la carrera de Samuel L. Jackson: Quentin Tarantino basó el personaje de Jules Winnfield (Pulp Fiction, 1994) en Jackson, y a la vez Jackson ha explotado ese personaje reciclándolo como un número trapecista cada vez que se lo han pedido. En concreto en una media de 3-4 películas al año desde entonces. La otra retro-imitación (que además ha pagado su hipoteca) surge cuando Marvel decidió redibujar a su personaje Nick Fury para la serie Ultimate con los rasgos y la personalidad de Samuel L. Jackson. A estas alturas, nadie tiene muy claro si esa identidad es la del actor o la del personaje que Tarantino construyó para él (como sucedía en España con Lina Morgan), pero da igual. Jackson fue lógicamente elegido para interpretar a Nick Fury en el universo cinematográfico de Marvel.
Él solo hace que una película (a veces mediocre) sea 'cool'
Como protagonista, Jackson no lleva a la gente al cine (ejemplos hay muchos: Reglas de compromiso, Entrenador Carter, Negociador, Esfera, Al límite de la verdad o ese esperpento junto a Elsa Pataky llamado Serpientes en el avión), pero su presencia hace que la película mole más automáticamente a ojos del espectador. Del mismo modo que Anthony Hopkins o Julianne Moore son utilizados por las superproducciones para aportar prestigio, L. Jackson presta su personalidad para que la peli sea cool.
Te dan ganas de invitarlo a cenar a tu casa
Su mera presencia crea una expectativa instantánea en el público, como sucede con otros actores que se han convertido en un arquetipo primero y en una marca después (Bill Murray, Melissa McCarthy), y dado el éxito actual de las sagas y adaptaciones está claro que al público le gusta saber lo que va a ver. Samuel L. Jackson es una presencia reconfortante y familiar que asegura desfachatez. Sus personajes parecen siempre el mismo hombre, descontextualizado y viviendo aventuras como Teo en el parque, Teo en la biblioteca o Teo en la gran ciudad.
Si le apetece jugar al golf, interrumpe el rodaje. ¡Y no pasa nada, oiga!
Samuel L. Jackson hace lo que le da la gana, como ese amigo que todos tenemos que no deja de jugárnosla pero que es demasiado chulo para que nos enfademos con él. Por eso sus contratos estipulan que él debe elegir sus pelucas y que puede tomarse descansos cuando le apetezca ir a jugar al golf sin que eso le lleve a aparecer en las listas de "estrellas más caprichosas". Jackson es un actor intuitivo que sabe lo que quiere Hollywood: que le dé una sacudida tarantiniana a las películas en las que aparece. Le cae bien a todo el mundo porque no parece un actor impostado. Es Samuel L. Jackson todo el tiempo. ¿Supone un desafío artístico? En absoluto. ¿Podría hacer otro actor lo mismo que hace él? Ni en sueños.
¿Qué significa la L de su nombre?
Según el propio Jackson, "eso no es tu puñetero asunto", como le dijo a un periodista que se atrevió a preguntárselo. A riesgo de que venga y nos dé collejas, publicaremos que su segundo nombre es Leroy.
Casado desde hace 35 años
Samuel L. Jackson es una anomalía en Hollywood por haber logrado ese sueño tan americano de casarse con su novia de la universidad. Jackson conoció a LaTanya Richardson en los 60 y se casaron en 1980. Dos años más tarde nació su única hija, Zoe, cuya mejor amiga es la nieta de Morgan Freeman. Jackson utiliza esta conexión para averiguar qué papeles le ofrecen a Freeman y amenazar (en broma) con quitárselos.
¿Podríamos quitar a Samuel L. Jackson de sus películas sin que se notara?
En términos de trama, casi siempre. Cada vez vemos menos al actor sensible y con matices emocionales de El protegido (M. Night Shyamalan, 2000). Samuel L. Jackson recrea el mismo personaje una y otra vez, con la seguridad que le da saber que es un molde exclusivo para él. Lejos de trascender en la trama, sus personajes son accesorios, casi decorativos, como añadidos en una reescritura posterior tras darse cuenta de que "hay demasiados blancos en esta película". ¿Un ejemplo? Ahí va. Poca gente recuerda que Jackson aparecía en Parque jurásico (Steven Spielberg, 1993). Era el ingeniero que corta el suministro eléctrico para reiniciar el sistema desencadenando así la huida de los velocirraptores.
Gracias a decir "motherfucker" venció a la tartamudez
¿Con qué frecuencia le piden que recite el monólogo de Ezequiel 25:17 que interpreta en Pulp fiction? Según él mismo, tres veces a la semana. Todo lo que ahora entendemos por "Samuel L. Jackson haciendo de Samuel L. Jackson" está en Pulp Fiction (1995). Su diarrea verbal, su discurso amoral y su actitud de "nadie me va a tocar los huevos" están decorados por un uso compulsivo de la palabra "motherfucker" que, atención, sí es marca de la casa desde hace mucho: de niño sufría tartamudez y lo solucionó intercalando "motherfucker" cada vez que se atascaba.
Personaje más 'cool' (o casi)
Jules Winnfield fue merecidamente elegido el segundo personaje más "cool" del cine por detrás de Tyler Durden (Brad Pitt en El club de la lucha). No obstante, Winnfield es un accesorio de réplica para Vincent Vega (John Travolta). Es Vega quien dispara accidentalmente al chaval en el coche y quien la lía parda con Mia Wallace (Uma Thurman).
¿Qué hay que hacer para conseguir que Jackson acepte un papel?
Escribir el personaje a su medida. Es seguro que dirá que sí. Después de Tarantino, la mayoría de personajes de Jackson han sido escritos expresamente para él. Renny Harlin, director de Deep Blue Sea (1998), le quería como protagonista, pero su agente le recomendó que interpretar a un cocinero no encajaba con su imagen pública. Por ello Harlin escribió un personaje especialmente para él atestado de la insolencia y el cinismo que el público espera de él, pero dándole una muerte prematura y paródica que solo contribuye a cimentar el mito de que nadie mola tanto como Samuel.
¿Por qué lució una espada láser morada en 'Star wars'?
Jackson dijo que le encantaría aparecer, a George Lucas le hizo gracia y el actor aceptó sin leer el guión (se nota). En las precuelas de Star Wars (George Lucas, 1999, 2002, 2005) era Mace Windu, un caballero Jedi reflexivo y prudente (única vez que podemos usar estos adjetivos en la filmografía de Jackson) que podría haber interpretado cualquier excepto por ese sable láser morado que exigió (es su color favorito). Lo mejor que ha hecho Jackson por el universo Star Wars es opinar que los protagonistas de El despertar de la fuerza "necesitan clases de sable láser".
El día que 'Los increíbles' intentó cubrir la cuota racial con él
Pocas veces se muestra Hollywood tan torpe como cuando introduce diversidad racial para alimentar la corrección política. En Los increíbles (Brad Bird, 2006) Jackson dobló a Frozono, un superhéroe compañero de Mr Increíble que apenas recordamos porque no aparece hasta el clímax. Cuando parece que la película se va a acabar porque el conflicto ya está resuelto, una última batalla en la ciudad permite a Frozono fardar de sus poderes y a Pixar/Disney quedarse con la conciencia tranquila ante las acusaciones de extremo blanquismo en sus películas. Cuando volváis a verla, haced la prueba de parar la película cuando salen de la isla y comprobaréis que la historia se sostiene sin necesidad de ese epílogo chatarrero.
Y, finalmente, por qué Cruise, Depp o Hanks nunca llegará al nivel de Jackson
Hasta los 64 años Samuel L. Jackson no hizo lo que Hollywood esperaba de él. Estaba demasiado ocupado usando estereotipos para derribarlos. Jackson habla como lo hacen muchos negros a los que el cine no prestaba atención excepto cuando necesitaban traficantes de drogas, y ha logrado ser el héroe de la función (más o menos) sin renunciar al "motherfucker" como eje de su comunicación. A cambio, puede presumir de que su hija vive en un mundo en el que "apenas es consciente de que es diferente de sus amigas blancas". Samuel L. Jackson nunca será una estrella del calibre de sus compañeros en esa lista de los más taquilleros. ¿Pero acaso podrían Tom Cruise, Johnny Depp o Tom Hanks hacer lo que hace Jackson con tanta libertad? No. Motherfucking. Way.
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