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Los bailarines Claudia Monja y Keke Chele.
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Un prestigio ganado a pulso

Durante el ‘apartheid’, el ballet era solo de blancos en Sudáfrica. Pero desde los noventa, dos generaciones de artistas se han esforzado para que en la disciplina no importen el color de piel o la procedencia étnica. La Joburg Ballet de Johanesburgo, la compañía más grande del país, ha cumplido el sueño de cohesión social de Nelson Mandela.

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