_
_
_
_
_

Ruven Afanador, un fotógrafo sin cámara

Su ojo ha retratado a algunos de los personajes más conocidos del mundo, a casi todos, desde Bill Clinton a Jennifer Aniston, sin dejarse a Robert Redford, Rihanna y la duquesa de Alba.

Ana Pantaleoni
El fotografor Ruven Afanador.
El fotografor Ruven Afanador.Juan Barbosa

"Está usted pisando territorio prohibido para el toreo”. La cara de Ruven Afanador no se inmuta, aunque sus palabras delatan decepción. “Me sorprende muchísimo. Culturalmente el toreo es súper importante. Siento lástima porque ya no existe ni aquí ni en Bogotá. Para mí es un arte increíble”.

Afanador es un famoso tras la cámara. Su ojo ha retratado a algunos de los personajes más conocidos del mundo, a casi todos, desde Bill Clinton a Jennifer Aniston, sin dejarse a Robert Redford, Rihanna y la duquesa de Alba. Pero no solo de famosos va su historia, sino de su gran sensibilidad artística. Este hombre, nacido en Colombia y nacionalizado en Estados Unidos (Bucaramanga, 1959), siente una auténtica pasión por el flamenco y el toreo, que ha reflejado en varios libros. Será por eso que cuando se le pregunta a qué española le gustaría retratar no duda: Naty Abascal. “Me fascina”. La cosa no queda ahí: “También a Isabel Pantoja... después de la cárcel”. Dejemos las listas, por el momento.

Sorprende que se llame Ruven con V y lo explica: “Mi proceso de culturización resultó muy difícil en Estados Unidos”. Allí llegó con 14 años. Y decidió pasarse a la V porque así lo pronunciaban mejor. De su apellido lamenta la A y la F, “nunca me gustó porque siempre era primero en todo. Yo era súper tímido y no dominaba el idioma”.

El fotógrafo aterrizó en Barcelona el pasado fin de semana desde Nueva York dispuesto a capturar las imágenes más provocadoras de Rossy de Palma. El “maestro” ya ha llegado, anunciaba uno de sus colaboradores, durante el 080, la pasarela de moda catalana.

Lo difícil de trabajar con una persona conocida es lo que viene antes. Cuando ya estás con ella, todos somos iguales"

Su timidez cambia cuando está detrás de la cámara. Aunque sorprendentemente no es una cámara propia. “Solo tengo la de teléfono. No puedo sentarme con un especialista a hablar de lentes, cámaras... mi profesor de fotografía nunca me enseñó la parte más técnica; él me decía que lo importante era aprender a ver la luz y desarrollar mi ojo. Eso me provocaba frustración. Pero estaba en lo cierto: lo más importante es cómo miras la luz y cómo manejas a la persona”. A Afanador le montan cada escenario, durante horas y días, aunque él da las indicaciones previamente. Aparece cuándo todo parece listo para hacer las pruebas. Y le va dando indicaciones a una Rossy de Palma que lo da todo en un plató montado en el corazón del Museo Marítimo de Barcelona. La actriz canta, fuma, se ríe y se contonea.

Afanador tira de su fama de tímido para esquivar cualquier pregunta políticamente incorrecta sobre los personajes famosos que fotografía, aunque dice valorar el intento del periodista. “Hay muchos momentos especiales...” responde melancólicamente.

Pero ellos, sus famosos, ¿se comportan normalmente? “Generalmente lo difícil de trabajar con una persona conocida es lo que viene antes. Cuando ya estás con él o ella, todos somos iguales. No importa la fama. La otra persona tiene las mismas preocupaciones que yo: quiere quedar bien, ser respetado y que sea un éxito”. Afanador se siente satisfecho porque siempre hay una actriz o un actor nuevo en la lista, aunque no siempre es del todo fácil: “Las actrices quieren verse en las fotos como si fueran modelos”.

Este colombiano es capaz de convertir a cualquiera en un ser fotogénico. “Inmediatamente sé por qué lado tengo que ir para que esa persona quede bien, como moverle el pelo, como vestirla...”. Reconoce que ha habido sesiones difíciles, “en las que te trata mal el personaje o las personas que lo manejan. Pero yo lo aguanto todo. Soy un fotógrafo haciendo mi oficio”.

Afanador es de los afortunados que alardea de una niñez feliz en la que no pensó en ser fotógrafo. “Lo que me gustaba era pararme frente a las vitrinas de los estudios fotográficos. Los días importantes los padres te llevaban a hacerte un retrato, era un proceso de estudio muy especial, retratos en blanco y negro muy lindos, no como hoy en día. Se perdió todo. Las fotos de mi mamá cuando era joven eran perfectas”. Eso era antes. Los estudios de fotografía desaparecen por meses. Afanador expresa su angustia ante la idea de que cada habitante del planeta vaya equipado con su cámara. “Lo tengo que aceptar. Eso no va a cambiar. Cualquiera aprende Photoshop y puede hacer cambios que antes eran secretos. No se puede ignorar. Simplemente es la evolución”.

Ser un reputado profesional, sin embargo, no le exime de la crisis. “Los fotógrafos de más fama han sentido la crisis. Y no se va a recuperar. Todo lo que era muy natural tener para una sesión fotográfica, equipos, escenografía, viajes... ahora ha cambiado. Los viajes se limitan y los presupuestos son mucho más bajos. Pero por supuesto tienes que lograr el mismo nivel”.

El siguiente trabajo que le espera a Afanador es la campaña de Custo Barcelona y otra para Pepsi. A él, mejor sin fotos, no le gusta. Aunque tiene un retratista de referencia, su pareja.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_