_
_
_
_
_

Cinco desastres estilísticos que una vez estuvieron de moda

De las ya clásicas chanclas con calcetines al conjunto 'denim' con sombrero de 'cowboy'. Hay desastres para todos los gustos

Carlos Primo

El estilismo es un arte sutil. En una época en que los manuales de estilo (indumentario) parecen una reliquia del siglo XX, recordar algunas normas básicas nunca está de más. No nos referimos a vetar la innovación (si algo nos enseñaron Emilio Aragón y Sarah Jessica Parker es que no está prohibido llevar un esmoquin con zapatillas o una falda de alta costura con camiseta), sino a señalar que, en ocasiones, las combinaciones las carga el diablo. A continuación, algunos ejemplos casi letales.

Polo + polo

La superposición de prendas es un clásico del estilismo contemporáneo. En el punk servía para crear uniones insólitas y cuestionar las convenciones del buen gusto. Los acólitos del grunge la adoptaron imitando a Kurt Cobain, que afirmaba llevar muchas prendas para abrigarse en los inviernos de Seattle y para aparentar más corpulencia de la que tenía. Los diseñadores japoneses de los 80 superponían prendas de tonos similares, generalmente negro, para generar efectos sutiles de volumen y un aspecto sofisticadamente descuidado. Todo esto tenía sentido. Lo que no lo tiene es superponer dos prendas idénticas. En el caso del polo, el origen fue posiblemente adolescente, en un intento por restar gravedad y aportar irreverencia a la prenda conformista por excelencia. Puede que tenga algo de surfero. O de pijo. Lo que queda claro es que, a no ser que se quiera resaltar la anatomía, no tiene demasiado sentido. Sin embargo, hace una década estuvo de moda, y podría volver en cualquier momento. Avisado queda.

Rita Ora y su versión de las sandalias con calcetines
Rita Ora y su versión de las sandalias con calcetinesCordon Press

Chanclas + calcetines

No es que constituyan algo abrumadoramente actual, porque han sido durante décadas atuendo ocasional e improvisado de campistas y domingueros, además de una solución invernal a la costumbre de ciertas órdenes monásticas de llevar sandalias durante todo el año, franciscanos a la cabeza. Lo nuevo es su santificación vía celebrities. Del mismo modo que Yves Saint Laurent insistió en que una mujer con pantalones podía ser elegante, las hermanas Olsen parecen haber convencido al mundo (o a parte de él) de que esta combinación puede no ser absolutamente fea. Para que funcione, el conjunto debe tener un algo de campestre, de rústico, de filósofo en año sabático. ¿Necesita referentes? Imagine un autoestopista que ha recorrido el sudeste asiático con una guía Lonely Planet y una buena tarifa de roaming. De regreso a la civilización, filosofa sobre espiritualidad asiática, habla de “experiencias” y está corrigiendo el primer borrador de una novela multicultural destinada a convertirle en el Kerouac de su generación (aunque Kerouac no corregía). ¿Lo visualiza llevando zapatillas sin más? Su personalidad es demasiado compleja y contradictoria para ello. Exactamente igual que este look.

Cinturones XXL + ropa corriente

El folk ha dado grandes regalos a la moda contemporánea. Lamentablemente, los cinturones extraanchos con enormes hebillas no son uno de ellos. Fuera de su entorno habitual, los cinturones de rodeo o de lucha libre muestran una incapacidad absoluta para combinar con cualquier otra cosa. Sin embargo, ello no impide que algunos valientes sigan llevándolos con pantalones vaqueros, americana o incluso traje. Puede ser un motivo de orgullo, cada cual es libre de lucir los trofeos que ha ganado, pero no es nada cómodo. Ni bonito. Ni tiene demasiado sentido.

La prueba del delito de Justin
La prueba del delito de JustinCordon Press

Sastrería + Denim + Sombrero de cowboy

Si la redundancia fuera un hombre, se vestiría así. Corría 2001 y Justin Timberlake, por aquel entonces flamante novio de Britney Spears, decidió llevar a cabo una declaración de patriotismo sin cortapisas. Su traje elaborado a partir de distintos tipos de denim y coronado por un sombrero de cowboy en idéntico tejido pasaría a los archivos visuales de la moda como una de las mayores aberraciones estilísticas del entonces naciente siglo XXI. Hoy combinar varias prendas de tejido vaquero es algo habitual y con bastantes posibilidades de éxito. Lo mismo sucede con la fusión entre sastrería y denim, que ha logrado resultados más que interesantes en colecciones de Ralph Lauren o del sastre madrileño Fernando Martínez de la Calera, fundador de The Concrete Co. Lo único que le recomendamos es elegir cuidadosamente las prendas y el corte de las mismas. Y nunca, nunca, nunca corone el look con un sombrero de cowboy y unas gafas de sol ahumadas.

Chaleco + camiseta

No decimos que el chaleco y la manga corta sean elementos incompatibles. Ni siquiera que la camiseta de algodón y el chaleco no puedan ir juntos. Hay tejidos, cortes y acabados que hacen más que plausible esta combinación a la que no hay que tenerle tanto miedo. El conflicto llega cuando el chaleco es más formal de lo conveniente: la raya diplomática, el raso o los tejidos con brillo nunca aportarán sofisticación a una prenda, la camiseta, que no la necesita. Crearán, al contrario, un error de coordinación. Y todos alabarán su originalidad, pero no debe creerlos. Nunca.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_