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Porno por despecho

El nuevo terror de las redes sociales son las páginas web de amantes vengativos. En Estados Unidos ya han detenido al considerado el rey del género

Todos hemos tenido rupturas, pero los hay que lo llevan peor que otros. Esta el que, tipo Julio Iglesias, saca pecho diciendo con que se ha llevado “lo mejor de tu vida” o el que, tipo Hombres G, “le llena el cuello de polvos pica-pica”. A algunos les vale con enseñar los trapos sucios… y otros prefieren enseñar bragas y sujetadores. Eso, más o menos, es el concepto del revenge porn: tras una ruptura, el novio abandonado sube a la Red, en páginas especializadas, sus arrebatos amorosos con la ex. Se venga y, de paso, se saca unas pelillas. Lo que se conoce como una faena mayúscula.

El pionero del género es un tal Hunter Moore. En 2010, más despechado que cuando a Robert Pattinson le dejó Kristen Stewart, creó una página a la que subió las fotos de su ex… y animó a otros miembros del Club de los Corazones Rotos a hacer lo mismo. Había nacido Isanyoneup.com: fotos marranas y comentarios todavía mucho más salaces en las que los cornudos (y, en menor medida, cornudas) se despachaban a gusto con las descripciones de las potencias sexuales de los ex. Moore, en nada, pasó de ser un pringadete compuesto y sin novia a “el hombre más odiado de internet”, en palabras de la revista Rolling Stone.

El nuevo emprendedor al calor de las start ups es Kevin Bollaert, capaz de aumentar la crueldad del revenge porn. En Ugotposted, las protagonistas de las fotos ya no son anónimas, y, además, se vinculan a sus páginas de Facebook. Y si quieres que te borren, tienes que pasar por Changemyreputation.com y pagar de 250 a 350 dólares. Un negocio tan redondo como inmoral que en cualquier otro lugar del mundo que no sea EE UU se conoce como "chantaje".

Mamá coraje

Y en estas llegó Charlotte Laws, cuya hija Kayla había desfilado por las páginas de ambos. Y como uno puede perder a la novia pero no deshacerse de la suegra, con su pinta de vecina en Wisteria Lane de Mujeres desesperadas, Charlotte se propuso acabar con los mirones 2.0. Fase número uno: recogida de ayudas. Fase número dos: conseguir que Facebook y PayPal eliminaran sus perfiles y publicidades de Hunter Moore y su página de revenge porn. Fase número tres: conseguir detener a los magnates del revenge porn. Resultado de la revancha de la mami: Hunter Moore en chirona, Kevin Bollaert a juicio y sus dos máquinas de hacer dinero y enloquecer a exnovias cerradas.

¿Suficiente? No para Laws que, haciendo honor a su apellido (leyes en su traducción española), ha conseguido que hasta seis estados se pongan a legislar contra esta nueva amenaza a la intimidad. Al calor de su lucha, otras asociaciones se han formado, como Women Against Revenge Porn o End Revenge Porn. También han aparecido nuevas aplicaciones de “fotografía efímera”, tipo Snapchat, que aseguran que las imágenes se autodestruyen en segundos, aunque el reciente escándalo con los datos de los usuarios de esta última no las perfila fiables. Ya pueden conseguir resultados deprisa, porque poco han tardado los rivales de Hunter y Kevin en ocupar su lugar en la ciberespacio: Myex.com es un buen ejemplo de ello. Mientras espera su cierre, se calcula que obtiene unos 13.000 dólares al mes entre visitas y mujeres desesperadas que buscan eliminar sus imágenes del consumo público.

Obviamente, en España existe el derecho a la intimidad y se prevé que el nuevo Código Gallardón legisle contra su violación, para que no ocurra como en el caso de Olvido Hormigos y su denuncia sea desestimada por el juez. Pero una vez que las imágenes están en internet el daño ya está hecho. Así que ya sabéis: si queréis filmaros con vuestras parejas, hacedlo con cámaras analógicas, que el digital lo carga el diablo. Y es que si algunos se han rasgado las vestiduras por lo que ven en Twitter, es que todavía no han entrado en una página web de revenge porn. O cuando la mancha de mora con otra verde (pero muy verde) se quita.

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