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LA MÚSICA ES EL MENSAJE

El rock español grita “basta”

Albert Pla, Pony Bravo, Miguel Ríos, Rosendo o Lori Meyers. Los músicos llenan sus letras de denuncias sociales y reivindicaciones medioambientales.

Carlos Marcos
Miguel Ríos en una imagen de su videoclip para salvar La Vega de Granada.
Miguel Ríos en una imagen de su videoclip para salvar La Vega de Granada.

Está la versión socarrona y provocadora del deslenguado Albert Pla (Barcelona, 46 años), que cuenta las peripecias de un tipo que se suma a una protesta en la calle: “Su manifestación colisiona con otra manifestación de los que están en contra y, para escapar de una carga policial, se refugia en una protesta de los que están a favor. Hay tantas manifestaciones colapsando la ciudad que es imposible escapar de la protesta. He aquí la historia de un hombre atrapado en una manifestación eterna” (de su último espectáculo, Manifestación). Tenemos la apuesta medioambiental del granadino Antonio Arias (48 años), de Lagartija Nick, que alerta sobre ese desastre universal, el agujero de ozono: “Hay una luz que exalta, de tan pura y alta…/ Y justo ahora, por un boquete en el cielo, una luz con anhelo de hacer de tostadora” (extracto de su canción Agujero de ozono). Y se suman los que anuncian el final de una vida que ya nunca volverá: “Esta es la historia del adiós al silencio social, ahora la moda es estrés y ansiedad, y la ceguera espiritual es mortal” (estrofa de Adiós, canción del último disco de los madrileño-gallegos The Right Ons). El rock español, timorato en los últimos tiempos a la hora de la denuncia en los textos de sus canciones (lo contrario que el batallador hip hop y que la tradicionalmente combativa canción de autor), está cambiando el paso. Cada vez son más los que afilan su lírica para protestar y denunciar. Como ejemplo, los discos que acoge este reportaje, editados en el último año.

Ocurren cosas en los conciertos que antes eran difíciles de presenciar. Los granadinos Lori Meyers llenaron tres días La Riviera el pasado diciembre. Unas 8.000 personas en el acumulado. Aunque sus letras reflexionan sobre los vaivenes del corazón, en un momento de uno de los recitales, Antonio López Noni (32 años), su cantante, se acercó al micrófono y espetó: “No quiero meterme en asuntos políticos, pero me gustaría decir una cosa: ‘A los dependientes no se les puede quitar su dignidad”. Los 2.500 espectadores que llenaban el local (muchos de ellos jovencitas) estallaron en una ovación.

Otro joven grupo español, The Right Ons, también se ha significado: “Una de las normas que pusimos cuando empezamos con el grupo fue hacer música para divertirnos y divertir. Pero llega un punto, el actual, en el que lo que está pasando en la calle te afecta mucho. Ocurre cuando te levantas y lo único que recibes son informaciones que hacen que te lleves las manos a la cabeza, como corrupciones evidentes que nadie evita. Todo eso te toca las narices. Qué hacemos. Pues escribir un poco sobre ello. No nos vamos a meter mucho en el tema, pero lo suficiente para aportar nuestra visión”, señala el grupo, que compuso Adiós en esta línea.

Lo de Rosendo Mercado (Madrid, 59 años) no es un granito de arena: es un volcán en erupción. El veterano rockero prácticamente ha grabado un álbum conceptual sobre la situación política y social en nuestro país. Atención a lo que canta en su último disco: “Montan la barraca y venga tiroriro y toma traca y daca, y luego yo no he sido, claro./ Faena sin asumir por uno y otro lado, qué vamos a discutir siempre a toro pasado./ Vergüenza torera…/ Es evidente, mienten continuamente, mienten…/ Qué pena, qué desilusión, qué triste provenir./ Serena desilusión, qué mierda de país” (Vergüenza torera). En otra pieza del álbum, Autócratas, Rosendo denuncia el abuso de autoridad: “Acorralar para arremeter no es un buen principio de autoridad./ Hay muchas otras cosas que hacer que imponer la voluntad…/ Ya no ha lugar lo que siempre fue, ahora el mundo es otro a mucho pesar, de autócratas henchidos de hiel y su corte clerical”.

La defensa de las minorías, el orgullo de ser diferente, la valentía de no querer salir en la foto. Este es el argumento del reciente trabajo de los aragoneses Tachenko, institución del pop independiente. El álbum se llama El amor y las mayorías. “Somos como apaches desgobernados que pretenden combatir el sucio vandalismo del traje y corbata”, declara el grupo. Una de la mejores canciones del álbum es Mundo Apache, donde entonan: “El mundo apache resistió, el mundo apache es fuerte./ Nosotros demostramos verdadera pasión, es nuestro fuerte./ Aquí me quedaré, junto al gran lago de sal”.

La defensa del ecosistema es la lucha de Antonio Arias. Su disco en solitario (fuera de su banda, Lagartija Nick), Multiverso II, es una denuncia determinante de la contaminación lumínica. Así lo explica el creador granadino: “Recuerdo el cielo que veía antes y lo añoro. Cuanto más profundizas en la contaminación lumínica más te das cuenta de lo absurda y perjudicial que es. Cada vez vemos menos cielo”. Canciones como Desertización, Agujero de ozono, Soleá de la ciencia o La física de la inmortalidad critican el daño que el mundo moderno propina al planeta. Se trata de uno de los mejores discos del rock español de los últimos tiempos.

Otra iniciativa relevante es la que ha reunido a los rockeros más notables de Granada, con el más grande de ellos, Miguel Ríos (69 años) a la cabeza. El objetivo es librar de la especulación urbanística a la región granadina de la Vega, un espacio agrario rico en elementos naturales, sociales y culturales. Los Planetas, Lori Meyers, Lagartija Nick, Niños Mutantes, Napoleón Solo o José Ignacio Lapido arropan a Ríos para interpretar Viva la Vega, una particular versión de aquella canción que popularizó Elvis Presley, Viva Las Vegas. En el tema se enumeran todos los pueblos (y son muchos) que limitan con la Vega. Así define Miguel Ríos un proyecto que, además de la canción y un concierto que se celebró hace unos meses, está recogiendo firmas para que la Junta de Andalucía declare la Vega Zona de Interés Patrimonial: “Buscamos llegar a una eyaculación gloriosa de la música en beneficio de la Vega, para que los frutos de esta eyaculación puedan repercutir con gran cantidad de productos que dignifiquen nuestra condición de seres humanos”. Y continúa: “La sociedad ha estado durante mucho tiempo adormecida pensando que vivíamos en el mejor de los mundos, pero ahora hemos despertado de golpe y porrazo de un sueño que se ha convertido en pesadilla. Hago un llamamiento a los jóvenes para que tomen el testigo de muchas otras reivindicaciones y luchen por las cosas que nosotros, por huevones, no hemos podido luchar”. El cantante de Niños Mutantes, Juan Alberto Martínez, apoya esta iniciativa: “Lo que se hace en la Vega es una burrada. Yo vivía en Zaidín, y desde la terraza de la casa de mis padres veía toda la Vega. Y ahora solo se ven kilómetros de cemento. Desde la perspectiva de padre me da pena que mi hijo no disfrute del paisaje que yo vi”. Toda la información de la plataforma en www.vegadegranada.es

Lo de los sevillanos Pony Bravo se puede denominar psicodelia irreverente. Su tercer y último disco, De palmas y cacería, se cuela en la lista de los mejores de 2013 en varios medios especializados. Sus textos destilan humor y denuncia. Como en El político neoliberal: “Yo soy el político neoliberal, me gusta ir a las fiestas del Banco Central, vuela la cocaína por los despachos del Capital./ Vóteme, porque mi rumba está buena…/ Barbacoa en la ONU, caracoles en la Unesco, vóteme porque mi rumba está buena”. No se pierdan el descacharrante vídeo de la canción.

Enrique Villareal El Drogas (Pamplona, 54 años) es un clásico del azote a los políticos. Tanto con Barricada como ahora en solitario dedica gran parte de sus textos a fustigar a la clase dirigente. En Peineta y mantilla, de su último trabajo, Demasiado tonto en la corteza,dedica estos versos a un político actual: “Se ha calzado la peineta la señora Kosp Hedal./ Y mantilla en la cabeza de secretaria general./ Dice que su partido no acepta ni amenazas ni chantajes,/ aunque se ven volar muchos sobres por los bolsillos de los trajes”.

Algo más sutil, pero igual de contundente, es el madrileño Quique González, (40 años), que en ¿Dónde está el dinero? canta sobre una guitarra slide: “Huelen el miedo de la calle./ Saben qué hacer con un poco de humo./ Solo es un globo gigante…/ ¿Dónde está el dinero?…/ Toman medidas policiales, muerta la ley la justicia es un lujo”. Dos clásicos de la denuncia desde el rock son los sevillanos Reincidentes y los vallecanos Ska-P. Más de 20 años llevan con sus letras reivindicativas. No faltan en sus discos de 2013. Aniversario se llama el de Reincidentes, con canciones como Nuestras manos: “Si gritando fuerte no logramos que entren en razón, que tengan vergüenza para reconocer que solo cuento yo./ Y despertar al luchador que hay dentro de ti./ Acercarnos mucho, coger el timón./ Cambiar de dirección…/ Porque el fuego lo inventamos y la luz nos la da el sol”. En el de Ska-P, de título 99%, incluyen Marinaleda, dedicado a esa particular localidad sevillana: “Hay un pequeño pueblo acá en el sur, contiene perfume de oliva y sabor andaluz./ Libertad, igualdad, unidad, solidaridad./ Un grano en el culo al capital”.

Mención especial para ese demoledor y poético Mala suerte, de Kiko Veneno (Girona, 61 años), seguramente la crónica más certera, procaz y emocionante de los perros tiempos que nos azotan. El seis minutos de canción (incluida en su disco de 2013, Sensación térmica), Kiko repasa la actualidad sin dejar títere con cabeza. Ahí van algunos de sus puñales. Sobre la contaminación tóxica generada por las grandes empresas: “Acaban en las playas de Abisinia los reciclados de chatarra tóxica./ Las compañías hacen lo que quieren, y los gobiernos la vista gorda”. Sobre la desigualdad con que se trata al inmigrante cuando consigue alcanzar el primer mundo: “He pasado toda la vida trabajando, otra cosa no conocí./ Mi hijo seguirá estudiando y así no tendré que sufrir./ Un emigrante hará el trabajo sucio./ Salarios de miseria, en su país es mucho”. O sobre la verdadera realidad de la crisis económica: “El gobierno recorta el paro./ El gobierno recorta también la pensión./ Los financieros nos dejan sin gobierno, y ellos viven cada vez mejor./ Y lo poquito que yo tenía me lo jugué a la lotería. Y como siempre, lo perdí. Mala suerte”. La acertada producción musical de Refree lleva esta canción a niveles sobresalientes.

Todos son músicos a los que les ha tocado crear en unos tiempos de agitación social. Y cualquier vía es válida para la denuncia y la reivindicación. Hasta la de la conquista amorosa. Como el caso de Robe Iniesta (Plasencia, 51 años), jefe de Extremoduro, que en su canción ¡Qué borde era mi valle!, aprovecha las ricos frutos del extremeño Valle del Jerte para el galanteo. Eso sí, de una forma muy particular: “Vamos a robar cerezas de las del Valle del Jerte./ Soy capaz de cualquier cosa por volver a verte”.

Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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