Los puños de Merkel en Ucrania
Con las calles de Kiev ardiendo, Vitali Klitschko se ha alzado como uno de los líderes de la oposición Y también en un rival temible. A sus dos metros de altura y los tres títulos como campeón del mundo de pesos pesados de boxeo se suma el apoyo de la mujer más poderosa del mundo, la canciller Angela Merkel
Son credenciales que hacen temible a cualquier adversario: dos metros y un centímetro de altura, más de 110 kilos y cuatro títulos, uno de doctor y otros tres de campeón del mundo de pesos pesados de boxeo. Por si esto fuera poco, Vitali Klitschko cuenta con el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel en su reciente salto a la política de Ucrania. Su antagonista, el presidente Víctor Yanukóvich, mantiene los pies firmes en la lona mientras bizquea entre las dos esquinas contrapuestas del cuadrilátero. Desde un lado, Merkel y Europa entonan cantos de sirena pese el reciente rechazo de Kiev a firmar los acuerdos de asociación con Bruselas. En el opuesto, el presidente ruso, Vladímir Putin, quiere fichar a Ucrania para su proyecto de unión aduanera junto a Bielorrusia y Kazajistán. Con las calles de Kiev ardiendo, el partido político de la encarcelada ex primera ministra Yulia Timoshenko, Patria, y la novedosa formación Alianza Democrática Ucraniana por las Reformas (UDAR), liderada por Klitschko, tratan de encauzar las protestas para que los enfrentamientos con la policía no terminen en un baño de sangre.
Cuando se reunió con Klitschko ayer en Kiev, Yanukóvich tuvo ocasión de medir las capacidades de su contrincante, el acrónimo de cuyo partido, UDAR, significa puñetazo. Hace dos semanas, EL PAÍS contó cómo la tremenda presencia física de Klitschko contribuyó a calmar los ánimos cuando zarandeó por las solapas a un manifestante que se disponía a participar en actos ilegales o violentos. El Frankfurter Allgemeine Zeitung muestra un vídeo en el que Klitschko negocia con la policía antes del desalojo de uno de los campamentos opositores y avisa a los suyos: “El que tire cualquier cosa es un provocador y se las verá conmigo”. En medio del caos político doméstico y de las tensiones geopolíticas entre el Este y el Oeste que se dirimen en Ucrania, los puños de Klitschko resultan convincentes. El boxeador y líder parlamentario confirmó esta semana que piensa presentarse a las elecciones presidenciales del año 2015.
El púgil está encajando ahora los golpes más duros de su carrera política. El semanario alemán Der Spiegel cuenta esta semana cómo el democristiano Roland Pofalla, jefe de la Cancillería berlinesa, aconseja a Klitschko sobre la manera de reaccionar ante los rumores que se extienden en Internet. Su partido ha denunciado el pirateo de su cuenta en Facebook y también el del correo electrónico de Klitschko. Una oscura página web ucraniana, que algunos vinculan con los servicios secretos, difunde historias sobre supuestas vinculaciones del líder opositor con el crimen organizado cuando era un boxeador en ciernes. También lo acusan de estar metido en líos con mujeres jóvenes. A primeros de mes, él mismo publicó en la Red: “Una hora después de que llamara al maidán [a manifestarse a favor de Europa en la plaza], alguien hackeó mi cuenta y publicó en ella sucias mentiras y disparates”.
Buscando un líder ucraniano
Cuando Ucrania rechazó hace unas semanas asociarse con Europa, la canciller alemana Angela Merkel se refirió al presidente ruso Vladímir Putin como “el convidado invisible” a la cena de mandatarios tras el fiasco. El actual presidente, Víctor Yanukóvich, oscila entre Moscú y Bruselas, donde ahora esperan haber dado con una alternativa afín en el líder de la oposición Vitali Klitschko. Si supera las campañas en su contra y vence en las elecciones de 2015, el popular boxeador se enfrentará al reto de explicar a los ucranianos que el arduo camino al oeste no será una victoria por KO.
Klitschko, de 42 años, casado y padre de tres hijos, es hijo de un oficial ucraniano del Ejército soviético. Nacido en la actual República Kirguisa en 1971, comenzó su actividad política en 2004 con la llamada Revolución Naranja que le costó el puesto al entonces primer ministro Víctor Yanukóvich. Dos años después se presentó a las elecciones municipales de Kiev; quedó segundo con el 29% de los votos. Repitió derrota cuatro años después. En 2010 fundó UDAR, la tercera fuerza parlamentaria del país desde las legislativas de 2012, año en el que ganó su hasta ahora más reciente combate de boxeo, en Moscú. Fue la 41° victoria por KO de una impresionante carrera con 45 triunfos y solo dos derrotas. Su éxito deportivo lo convirtió en un hombre rico y célebre en Ucrania. Haber nacido y haber residido fuera del país durante mucho tiempo contribuyeron a su capacidad de convocatoria e identificación: no es ni del este ni del oeste del país y está razonablemente alejado de los clanes dirigentes en Kiev.
En Alemania, las peleas pasadas de Klitschko y las de su hermano Vladímir, formados como profesionales en gimnasios alemanes, se han vivido casi como propias. Cuando se doctoró, los medios le apodaron Dr. Faust, como el sabio y ambicioso personaje de Goethe. Faust, en alemán, significa también puño. Cuando pelea un Klitschko hay menos gente por la calle y se conoce de antemano qué portada traerán los diarios populares como Bild, uno de los principales abogados del Klitschko político. Desde instancias más altas, el púgil cuenta con el apoyo explícito de la fundación Konrad Adenauer de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel, que opera en medio mundo. Recientemente, Klitschko visitó la plaza de la Independencia de Kiev junto al ministro en funciones alemán de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle. El que busque simbolismos los encontrará en el paseo entre los opositores ucranianos de Klitschko y el ministro alemán, que convive abiertamente con otro hombre mientras, al este, Putin inventa leyes contra la “propaganda homosexual”.
Se espera que Merkel se reúna con Klitschko antes de fin de año, lo que supondrá un considerable espaldarazo para sus aspiraciones políticas. El púgil archicampeón y la mujer más poderosa del mundo conforman una pareja tremendamente seductora para los ucranianos que quieren salir de su crisis económica y política hacia una estabilidad al modo centroeuropeo.
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