Yoko Ono conquista el corazón de Viena

Yoko Ono se ha convertido en toda una figura para los austriacos. La multifacética artista, nacida hace 79 años en Tokio, en el seno de una de las familias de la alta aristocracia y élite industrial japonesa, ha recibido en la mayor condecoración que entrega Austria en materia de arte contemporáneo, el premio Oskar Kokoschka, dotado con 20.000 euros. El galardón se entrega cada dos años en la fecha del cumpleaños del reconocido pintor y poeta, uno de los más importantes del país.

Ono, esposa del asesinado beatle John Lennon y madre de uno de sus hijos –Sean- , “era y es una persona de la mayor importancia en el mundo del arte", según palabras del presidente del jurado, Gerald Bast, rector de la universidad de Artes Aplicadas de Viena durante la ceremonia.

Sin que nadie se lo esperara, la veterana artista habló en alemán en la rueda de prensa, donde agradeció el premio que recibió de manos del ministro de Ciencia, Karlheinz Töchterle. "Kokoschka es un icono increíble del mundo del arte y le respeto muy especialmente. Fue siempre honesto consigo mismo y eso es hoy más importante que nunca”, aseguró la artista conceptual, que comenzó pintando para luego pasar a la composición e interpretación musical antes de integrar en la década de los sesenta el movimiento inspirado en el llamado dadaísmo Fluxus (flujo, en latín) y comenzar a ser conocida también por sus performances.

Con Viena en el corazón

La capital de Austria es una ciudad que forma parte de la historia artística y sentimental de Ono. Poco después de su boda en Gibraltar con John Lennon en 1969, la pareja eligió Viena para realizar una de sus mas famosas acciones, Cama de la paz, en la que ambos artistas protestaron contra la Guerra de Vietnam, apenas tapados con una sábana. La obra fue llevada a cabo justamente, en el mismo hotel en que la artista habló este viernes con la prensa, el prestigioso y lujoso Sacher.

Durante la rueda de prensa, la artista declaró que en su vida ha sido vapuleada "con un odio increíble". "Me pudieron haber matado, pero aprendí a ser fuerte por mi hijo”, aclaró. “John y yo fuimos ingenuos por pensar que los cambios en el mundo podían ocurrir de forma rápida, pero la paz necesita tiempo y nunca he dejado de creer en ella", concluyó.

En su opinión, “el 99 por ciento de la gente quiere la paz. Todos los artistas deberían recibir el premio nobel de la Paz dado que la industria del arte hace avanzar a a la humanidad, al contrario que la industria de armamento”.