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La escuela asume el reto de una nueva vuelta de vacaciones con el frío de ‘Filomena’

La tercera ola de covid coincide con un aumento del frío, que complica la ventilación constante. Autoridades educativas, sanitarias y expertos creen que ir a la escuela es lo más seguro

Un aula del colegio público San Luis, en Buñol (Valencia), con uno de los 8.000 purificadores de aire que ha comprado la Generalitat valenciana.
Un aula del colegio público San Luis, en Buñol (Valencia), con uno de los 8.000 purificadores de aire que ha comprado la Generalitat valenciana.KIKE TABERNER
Ignacio Zafra

El temporal Filomena ha forzado a retrasar la vuelta al colegio este lunes en varias comunidades. En Madrid no se retomarán hasta el lunes 18 de enero (mientras tanto serán online), mientras en Castilla-La Mancha y Aragón lo harán, como pronto, el miércoles. En las provincias de Ávila y Soria y otras zonas de Castilla y León, el cierre solo se mantendrá, en principio, este lunes. Y la medida se ha ampliado, a escala municipal a municipios de otras comunidades, como la Comunidad Valenciana (en 33 poblaciones) y en Cataluña.

La covid, en cambio, no frenará la reapertura de los centros educativos. Ni el Gobierno ni las comunidades autónomas consideran que la medida esté justificada por el aumento de los contagios, a pesar de que la caída de las temperaturas, que se esperan muy frías en los próximos días, complicará la ventilación natural, la que se produce abriendo las ventanas de la las aulas.

Los protocolos de prevención, señalan las autoridades, contuvieron el virus mucho mejor de lo esperado en el primer trimestre del curso, y el impacto educativo de la ausencia de clases presenciales es muy alto, sobre todo entre el alumnado de las primeras etapas y en el de entornos socioculturales desfavorecidos. La mayoría de expertos comparten esta lectura.

Los sindicatos docentes han expresado su preocupación por el aumento de los contagios y la dificultad para airear los centros educativos, máxime después de las temperaturas gélidas que el temporal ha dejado en buena parte del país; han reclamado extremar las medidas de seguridad en la vuelta a clase tras dos semanas y media de vacaciones de Navidad, y alternativas a la apertura de las ventanas. Solo la Comunidad Valenciana ha adquirido un número relevante de purificadores de aire con filtros Hepa (aparatos que atrapan partículas casi ultrafinas, incluidos los virus), una de las opciones recomendadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en caso de que no quepa la ventilación natural, para evitar la acumulación de aerosoles en las clases. La Generalitat valenciana ha comprado 8.000, de los que el viernes empezó a instalar las primeras 1.000 unidades, lo que ha supuesto una inversión total de seis millones de euros. El número se queda lejos, sin embargo, de los 47.000 grupos escolares que hay en la comunidad autónoma, y serán utilizados principalmente en las salas que no cuentan con buenas condiciones de ventilación natural.

En Cataluña, la mayoría de representantes del profesorado han pedido un cierre escolar de dos semanas, y también ha abogado por ello un grupo de epidemiólogos, entre ellos Oriol Mitjà, que el año pasado fue el referente del expresidente Quim Torra en la lucha contra la epidemia. La Sociedad Catalana de Pediatría ha rechazado, en cambio, la idea, que también ha descartado la Generalitat. En Extremadura, la comunidad con mayor incidencia acumulada en 14 días de España (799 casos por cada 100.000 habitantes el viernes, frente a una media en el país de 350), CC OO pidió retrasar la apertura hasta febrero. La Junta decidió que la vuelta a clase fuera en modalidad a distancia a partir de la educación secundaria, una medida que Daniel López Acuña, exdirector de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), considera acertada dado el nivel de contagios alcanzado en dicha comunidad. “En esta etapa postnavidades vamos a tener que ir de vuelta a restricciones más severas”, afirma el epidemiólogo.

El aumento de los contagios en la población general hace previsible que, en el momento de volver a las aulas, después de dos semanas y media alejados de la disciplina escolar, haya un mayor número de alumnos infectados. López Acuña pide por ello extremar la vigilancia en el ámbito educativo y estar abiertos a adoptar limitaciones a la asistencia presencial a los centros en las autonomías más azotadas por el coronavirus, al menos en institutos y universidades. Así se ha hecho, recuerda, afectando a todos los niveles educativos, en otros países con elevado número de contagios, como el Reino Unido, Alemania e Italia, recuerda.

La mayoría de expertos comparte por ahora, en todo caso, la decisión de reabrir de las autoridades educativas y sanitarias. “Las escuelas se han mostrado seguras, mucho más incluso que el espacio comunitario. Por los datos disponibles, tenemos la impresión de que la infección entre los grupos de edad escolar es menor durante los periodos lectivos, es decir, cuando van a la escuela, que en los periodos en que no tienen clases. Los protocolos que se han adoptado han dado resultado. En muy pocos otros ámbitos, si excluimos el sanitario, se ha hecho tan bien. La diferencia ahora respecto al invierno es el frío, pero creemos que se han hecho bastantes pruebas como para pensar que el grado de ventilación necesario podrá mantenerse durante el invierno, porque no es necesario que las ventanas estén completamente abiertas”, afirma Jordi Sunyer, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Pompeu Fabra y jefe del programa de Infancia y Medio Ambiente del Instituto de Salud Global (Isglobal).

Purificador de aire con filtro en el colegio Publico San Luis de Buñol, Valencia.
Purificador de aire con filtro en el colegio Publico San Luis de Buñol, Valencia.KIKE TABERNER

Ventanas abiertas 20 centímetros

Sunyer se refiere a investigaciones como la que dio lugar a la guía de ventilación en las aulas elaborada por CSIC. “Lo que observamos es que, adoptando todas las demás medidas de prevención, como el uso de mascarilla, la higiene de manos y la distancia personal, en un aula normal donde es posible la ventilación cruzada, abriendo las ventanas de la clase unos 20 centímetros y de par en par la puerta, que normalmente da a un pasillo, la renovación del aire resulta suficiente”, afirma el investigador Xavier Querol, uno de los autores de la guía.

“Las escuelas”, añade el pediatra y epidemiólogo Quique Bassat, “han actuado como espacios para contener la transmisión. Es verdad que ahora puede haber más reticencias a abrir ventanas, pero en noviembre ya hacía frío y funcionó”.

La preocupación por el posible papel de amplificadores de la pandemia de los centros educativos ya se disparó antes del inicio de curso, pero el porcentaje de grupos confinados se mantuvo después entre el 1% y el 2% y se registraron pocos contagios dentro de las aulas, lo que en parte se atribuye a la baja capacidad de transmisión de los niños. Pero el frío glacial que el temporal Filomena ha extendido sobre medio país ha reavivado la inquietud. “Parece que la única alternativa que nos dan es pulmonía o covid”, afirmaba Esteban Álvarez, presidente de la asociación de directores de institutos públicos de Madrid, horas antes de que el Ejecutivo regional decretara el cierre de los centros.

Solo Valencia compra depuradores de aire

La guía del CSIC apostaba por abrir las ventanas y las puertas en clase. En caso de que no resultara posible, debido, por ejemplo, a “condiciones meteorológicas adversas”, apostaba por sistemas de ventilación forzada (como los típicos extractores que se conectan al encender la luz en los baños públicos). Y, como opción alternativa, proponía usar aparatos para limpiar el aire con filtros Hepa.

“Son una solución más de nuestro plan integral de ventilación en los centros educativos. Los vamos a utilizar en aquellos espacios en los que no hay suficiente ventilación natural, que según todos los estudios es la mejor”, afirma el consejero de Educación, Vicent Marzà. Los aparatos se distribuirán entre los 2.100 centros públicos y concertados ―estos últimos, en los que la Administración no puede hacer inversiones directas, los devolverán a la Generalitat cuando termine la epidemia―, empezando por los municipios del interior. Los aparatos se instalarán de forma prioritaria en los espacios que han sido habilitados de forma extraordinaria por el coronavirus y no reúnen buenas condiciones de ventilación, como las bibliotecas y otros espacios escolares que han sido divididos por tabiques para alojar a más de un grupo.

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Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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