De Israel a China: ¿Cómo garantizar el suministro de agua?

La escasez de agua representa un problema crónico en el planeta. ¿Qué se puede hacer para garantizar el acceso a este recurso vital? Siguiendo las experiencias de Libia e Israel, varios gobiernos desarrollan grandes proyectos hídricos, incluso ríos artificiales, con los que vencer a la sequía. Todos los progresos de la ingeniería en el nuevo vídeo de ‘Si lo Hubiera Sabido’

Aunque el 70 % de la Tierra está cubierto de agua, apenas el 3 % de ella es agua dulce. Y para colmo, en su mayor parte se encuentra almacenada en los polos o bajo la superficie, en forma de agua subterránea. El crecimiento poblacional, el desarrollo económico y nuevas formas de vida cada vez más intensivas en agua constituyen una peligrosa combinación. Muchos científicos, ciudadanos y gobiernos se esmeran en resolver la creciente escasez de agua.

El problema no es nuevo. Desde tiempos bíblicos, la sequía representa una amenaza constante para la humanidad. Pero en los últimos años las carencias se han vuelto más severas, en ciclos más constantes. Sin ir más lejos, a partir del cambio de milenio los períodos de sequía han aumentado casi en un 30%, para afectar a 1.400 millones de personas, según estimaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Se calcula que en el año 2050 (en menos de tres décadas) la falta de agua podría alcanzar a tres cuartas partes de la población mundial, lo que sin duda provocará movimientos migratorios: unos 220 millones de personas se verán obligadas a cambiar de ubicación en busca de agua y un suelo fértil. Los primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, con la meta fijada en 2030, tienen que ver con el agua limpia y saneamiento (Objetivo 6) y con el fin del hambre (Objetivo 2).

La sequía representa una amenaza constante para la humanidad. Desde el cambio de milenio los períodos de sequía han aumentado casi en un 30%, afectando a 1.400 millones de personas.
Fuente: Organización de Naciones Unidas (ONU)

Más allá de las grandes cumbres mundiales para frenar el cambio climático y universalizar el acceso al agua, existen en desarrollo varios proyectos de ingeniería con más o menos éxito. Pero, para poder acceder y distribuir este recurso vital hacen falta enormes infraestructuras que, en muchos lugares, empiezan a quedarse cortas. Por ejemplo, en Estados Unidos, según datos de la consultora McKinsey, el gasto anual en infraestructura de agua ronda los 50.000 millones de dólares (45.750 millones de euros), menos de la mitad de lo que sería realmente necesario. Y la situación en el resto del mundo no es muy diferente.

China está preparando la construcción de un canal que conectará la gigantesca presa de las Tres Gargantas, , en el curso del río Yangsé (tardó 18 años en construirse), con Pekín. Un proyecto que costará unos 9.000 millones de euros y formará parte de una red de canales que en total sumarán unos 20.000 kilómetros.

Creando ríos artificiales

Hay otros intentos de canalización, casi faraónicos. Un buen ejemplo se encuentra en Egipto, uno de los países con más estrés hídrico de todo el planeta. Para intentar revertir esta situación se avanza en la construcción de un río artificial de 114 kilómetros de longitud (más largo que el milenario Nilo), conocido como el Nuevo delta. Se considera un desafío a la naturaleza, lo que ha despertado recelos por la posible inviabilidad del proyecto.

Se calcula que en el año 2050 (en menos de tres décadas) la falta de agua podría alcanzar a tres cuartas partes de la población mundial, lo que sin duda provocará movimientos migratorios.
Fuente: ONU

Cuando esté a pleno rendimiento, su objetivo será transportar más de 10 millones de metros cúbicos de agua cada día, tanto para asegurar el suministro de agua potable como para ampliar las tierras agrícolas del país. Gracias a modernos sistemas de riego, se tratará de garantizar la racionalización del consumo de agua, incluso en fuentes de agua no convencionales, como las residuales agrícolas tratadas.

En Arabia Saudí el río artificial que se ha diseñado tendrá 12.000 km de largo. En este caso, el agua se obtendrá de enormes plantas desalinizadoras. En Libia, un país con el 90% de su territorio ocupado por el desierto, hay zonas en los que no llueve de forma regular desde primeros de siglo. Su proyecto de río artificial nació hace más de siete décadas.

Se trata de una red de tuberías construidas durante los años 80 para proveer agua al desierto del Sahara a partir de acuíferos fósiles, Hay más de 1.300 pozos, la mayoría con más de 500 metros de profundidad, y provee de 6,5 hm³ de agua dulce por día a las ciudades de Trípoli, Bengasi y Sirte, entre otras. El coste total de la infraestructura se calcula en más de 25.000 millones de dólares.

Estos son algunos de los proyectos más grandes en todo el mundo. Pero al hablar de intentos de superar la escasez de agua hay necesariamente que fijarse en el único país que ha logrado reducir la extensión de las zonas desérticas en los últimos 50 años: Israel. Incluso ha conseguido vender agua a su vecino, Jordania.

Todos los detalles sobre todos estos proyectos en este nuevo vídeo de Si lo hubiera sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos.

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