Tres posibles soluciones a la crisis demográfica

Durante los próximos 40 años Japón perderá 40 millones de habitantes. En 2023 China, país al que siempre se relaciona con retos demográficos, ha tenido que reconocer que su población también merma. Por supuesto, no son casos aislados: estamos ante el gran problema universal del siglo XXI. ¿Qué se puede hacer para evitarlo? En el último vídeo de ‘Si lo hubiera sabido’ hay algo más que pistas

Japón constituye desde siempre un ejemplo de orden, de tecnología, de progreso, de educación. O, al menos, a esos conceptos los asocia la tradición en el inconsciente colectivo. Es objeto de estudio para los expertos incluso la longevidad de sus habitantes, que muchos atribuyen al consumo ancestral de pescado. Y esa esperanza de vida también es noticia por un dato poco halagüeño, contraproducente: es uno de los países más afectados del planeta por el envejecimiento demográfico. Una vez más, números cantan: uno de cada cuatro ciudadanos del archipiélago cuenta ya más de 65 años, lo que representa aproximadamente el 28,7% de toda la población. En la Unión Europea, entorno geopolítico de España, este porcentaje apenas supera el 20%.

Un ejemplo gráfico, para hacerse a la idea de lo que representa esa proporción: si formasen su propio país todos los japoneses que han superado esa barrera tradicionalmente asociada a la jubilación, los 65 años, este tendría aproximadamente la población actual de Polonia o Canadá, casi 40 millones de habitantes. Con todo, lo peor está por llegar. Para el año 2036 se estima que los mayores de 65 años supondrán casi el 35% de toda la población.

Si formasen su propio país todos los japoneses que han superado la barrera tradicionalmente asociada a la jubilación, los 65 años, este tendría aproximadamente la población actual de Polonia o Canadá, casi 40 millones de habitantes

Desde el año 2011 la población japonesa no ha dejado de mermar. Si continúa esa deriva, como parece, las estimaciones apuntan a que la población de Japón pasará de unos 126 millones de habitantes en 2020, al entorno de los 111 millones en 2040, y a poco más de 87 millones para el año 2065. Es decir, durante los próximos 40 años el censo japonés se reducirá en cerca de un millón de personas por año. Asimismo, según el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Población y Seguridad Social, unas 896 ciudades y pueblos se enfrentan a la completa extinción durante los próximos 20 años. La Japón vaciada parece no tener remedio.

Medidas del gobierno

El gobierno nipón se puso manos a la obra en 1990, pero las iniciativas que no han sido demasiado efectivas. La última, casi frustrada, es conseguir elevar la tasa de natalidad al 1,8 por mujer (hoy es del 1,3) antes del año 2025 con el objetivo de mantener la población por encima de los 100 millones en 2060.

Los especialistas en demografía buscan las causas del parón de la natalidad en el elevado coste de criar y educar a un hijo. Y la combinación de menos nacimientos con decesos más tardíos, les hace temer por la viabilidad de su sistema de pensiones y la disponibilidad en el futuro de mano de obra suficiente.

Los expertos en demografía buscan las causas del parón de la natalidad en el elevado coste de criar y educar a un hijo. Y la combinación de menos nacimientos con decesos más tardíos, les hace temer por la viabilidad de su sistema de pensiones y la disponibilidad en el futuro de mano de obra suficiente

Shoshika es una palabra acuñada en los años 90, que viene a significar “disminución en el número de niños”. Actualmente se utiliza de forma obsesiva. A finales de esa década, el gobierno reforzó las leyes contra la discriminación de las mujeres en el trabajo. Y lanzó tres proyectos: Plan ángel, Nuevo Plan ángel y Una propuesta más, orientados a facilitar el empleo femenino y conciliarlo con la maternidad. Y este tipo de medidas chocan con la fuerte tradición japonesa. Pero ese es otro asunto.

Como medida complementaria, las empresas han solicitado que se abran las barreras inmigratorias, para permitir la entrada de mano de obra no cualificada. Otro proyecto bastante cuestionado, porque pondría fin a la homogeneidad social, y podría provocar roces sociales hasta hoy inexistentes. Como plan a largo plazo, las compañías invierten grandes cantidades de dinero en investigación y desarrollo de robótica. Otro dato: actualmente, Japón posee 410.000 de los 720.000 robots industriales en todo el planeta.

Mimetismo regional

Japón no es un caso aislado en esa parte del mapamundi. Sin ir más lejos, en 2023 han saltado dos noticias que han intensificado la alerta: por un lado, el gobierno chino ha reconocido oficialmente nueve años antes de lo previsto el comienzo de su declive demográfico. Tan solo en 2022, la población china se redujo en 850.000 personas. La segunda noticia es la confirmación de una sospecha: por primera vez desde que se tiene constancia China ha dejado de ser el país más poblado del mundo. Según las estimaciones existentes ese puesto le corresponde ahora a la India.

Sea como fuere, lo cierto es que el acelerado envejecimiento demográfico es un cambio tectónico que afecta a gran parte del mundo, particularmente a los países más desarrollados. Durante los próximos años muchos países -como España- verán cómo su población en edad de trabajar se reduce sistemáticamente y como cada vez serán más las personas mayores que demanden todo tipo de servicios. Ello plantea enormes incertidumbres sobre la capacidad económica del país para digerir este proceso.

Ahora bien, ¿hasta dónde llega el problema? ¿Tiene acaso solución? ¿Cómo podemos enfrentarlo para evitar que perjudique seriamente a la economía y a nuestro nivel de vida?

En el último vídeo de Si lo Hubiera Sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos, se abordan las posibles soluciones.


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