Florentino Pérez busca obras ‘galácticas’ para ACS
El grupo apuesta por la experiencia de sus filiales en EE UU para crecer en infraestructuras de última generación en Europa, como centros de datos o fábricas de gigabaterías
Cuando Florentino Pérez (Madrid, 1947) asumió en 1993 la presidencia de ACS, el dúo Los del Río apenas empezaba a recetar alegría a Macarena. Tres décadas después, Pérez, primer accionista (14,16%), se mantiene al frente de un grupo que factura una media de 100 millones de euros al día; un mecano empresarial cuyos mercados más importantes están en EE UU y en la región de Asia-Pacífico. El grupo está asentado en un puñado de empresas sólidas como Hochtief —controla un 78,5%—, Dragados, Cimic, Turner, Abertis —al 50% con los italianos de Mundys—, Iridium o Clece. Le va bien. ACS tiene la cartera de proyectos en máximos —73.538 millones de euros— y ganó el pasado ejercicio 780 millones, un 16,7% más.
La única partida que hace cierta sombra es la deuda bruta, en torno a los 10.000 millones. Algo que, sin embargo, no quita el sueño a la dirección. “Si bien es cierto que los pasivos financieros ascienden a casi 9.900 millones de euros”, precisan las fuentes de la empresa, “el grupo cuenta con cerca de 10.300 millones de efectivo y otros activos líquidos, de forma que la posición neta de caja al cierre de 2023 asciende a 400 millones de euros”.
El presente de ACS tiene buena cara. En 12 meses las acciones han subido un 40%. Los accionistas incluso parecen haber olvidado el reciente revés del Tribunal Supremo, que desestimó la reclamación de Abertis al Estado —4.000 millones— por las obras de ampliación en la autopista de peaje AP-7 en el año 2006. Pero las empresas que dependen de ganar contratos no viven en el presente, sino en el futuro. Los analistas esperan al 17 de abril, cuando ACS celebrará el día del accionista, para conocer más del mañana de un grupo que forma parte de las 100 grandes constructoras del mundo, con 128.721 trabajadores. “Las nuevas megatendencias, como la transición energética, la infraestructura digital, la atención médica y la movilidad sostenible están añadiendo un potencial de crecimiento incremental en la construcción”, explica Barclays en un reciente informe.
El consejero delegado de ACS, Juan Santamaría, ha avanzado algunas pistas. En línea con las “megatendencias” que menciona Barclays, la constructora va a apostar por las infraestructuras relacionadas con los centros de datos, las gigabaterías, los semiconductores, las instalaciones para el sector biofarmacéutico o el hidrógeno.
La gran palanca del grupo es la norteamericana Turner —una de las joyas de Hochtief, junto con Flatiron—, especializada en las infraestructuras de nueva generación. La constructora ya es la primera contratista de EE UU, por delante de su gran rival Bechtel, según la publicación especializada Engineering News-Record. Gracias al tirón de Turner, el 44% de los nuevos contratos del grupo en todo el mundo se corresponden con obras relacionadas con las nuevas infraestructuras.
Los planes de ACS contemplan expandir Turner a Europa y su forma de trabajar: gran capacidad de ejecución, márgenes bajos pero muy estables y traslado de buena parte de los riesgos al cliente. “Existen varias iniciativas para expandir la actividad de Turner a Europa, tanto orgánicas como inorgánicas”, explican en el grupo, “son nuestros clientes globales los que nos están demandando estos servicios”. Las previsiones empujan. El gasto en construcción de centros de datos se espera que tenga una tasa de crecimiento anual compuesta del 5,1% hasta 2030. A escala global, una subida de inversión de 32.000 millones de dólares a 49.000 millones. “ACS tiene experiencia en el negocio. El grupo de construcción está bien posicionado en la industria de centros de datos a través de las subsidiarias de Hochtief, Turner y Cimic”, destacan los analistas de JB Capital.
ACS ya ha dado algunos pasos en Europa. A través de Hochtief ha alcanzado un acuerdo con el fondo de capital privado Palladio para invertir conjuntamente hasta 200 millones de euros en el despliegue de centros de datos en Alemania. En Alcalá (Madrid), las empresas del grupo colaboran en la construcción de un nuevo centro de datos. Y en Asia, la filial de Cimic, Leighton Asia, también ha sido seleccionada para proyectos de construcción y expansión de centros de datos en Filipinas y Malasia.
El hueco de Cobra
José Ramón Ocina, analista de Mirabaud, relaciona el posible desembarco europeo de Turner con la venta en 2021 de Cobra al grupo francés Vinci por 4.902 millones. Cobra cubría tareas de ingeniería, construcción, operación, instalación y mantenimiento de infraestructuras industriales y energéticas para clientes en América, Europa, África, Asia y Oceanía. “Se han dado cuenta de que con la venta de Cobra han perdido oportunidades de licitar en ese tipo de proyectos en Europa”, sostiene Ocina. En su opinión, a la filial Dragados, aunque competitiva y bien posicionada en la construcción de proyectos no tecnológicos —como la gran obra del dique encargado por el Pentágono estadounidense a la compañía en la base de Pearl Harbor—, las nuevas áreas de actividad le quedan un poco holgadas.
Los inversores esperan que la compañía aclare con cuánto dinero cuenta para invertir y dónde lo va a hacer. Entre caja —400 millones—, posibles ventas (caso de la compañía de servicios Clece) y capacidad de endeudamiento, ACS dispone de un colchón de entre 2.500 y 3.000 millones. La cuestión es dónde colocarlos. Hay tres opciones: consolidar la participación en Hochtief con la compra de acciones a minoritarios; entrar en más concesiones a través de Abertis e Iridium o apostar por compras en segmentos de alto crecimiento. “Veremos si hay cambios a nivel estratégico”, explica en su informe sobre ACS Ángel Pérez, analista de Renta 4, cuya atención se centra en “la posibilidad de entrada en nuevos negocios, incluyendo operaciones corporativas en sectores de alta tecnología y transición energética”.
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