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La pandemia dispara el crecimiento de Airzone

La firma malagueña de climatización, que espera facturar 90 millones de euros este año, invierte en una nueva fábrica y apuesta por crecer en EE UU

Airzone
Sede de Airzone en Málaga.

Hace 25 años que el emprendedor Antonio Mediato se hizo una pregunta: ¿por qué no podemos controlar la climatización de cada habitación de una vivienda u oficina igual que lo hacemos con la luz? No entendía que encender o apagar una bombilla, con un gasto mínimo de electricidad, fuese tan sencillo mientras no se podía hacer con el aire acondicionado, que tenía solo un termostato para toda la casa a pesar de necesitar cien veces más energía. Nadie había dado entonces respuesta a la cuestión y él desarrolló una patente de climatización por zonas, con compuertas motorizadas que permitían que el frío o el calor llegaran a cada espacio de forma independiente. Nació entonces Airzone, empresa que cumple sus bodas de plata en noviembre y facturó 71 millones de euros en 2021, cuando obtuvo 18 millones de beneficio. Para 2022 esperan alcanzar una facturación de entre 85 y 90 millones, casi el triple de los 36 millones de 2019. Con una plantilla cercana a las 400 personas, sus expectativas de crecimiento han impulsado la inversión de 8,5 millones en la construcción de una nueva fábrica, que estará lista en 2024.

Aunque dispone de sedes en Portugal, Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos, su cuartel general se ubica en el Málaga TechPark —antiguo Parque Tecnológico de Andalucía—, donde nació y creció. Ahí se aglutina todo el proceso: desde la investigación y desarrollo hasta la fabricación y ensamblaje o la comercialización y venta. Al propio despacho de Mediato, fundador y director general de la compañía, llegan claros los sonidos de los talleres. El empresario recuerda que los inicios no fueron fáciles. Ofrecían entonces un producto que el mercado no demandaba. “Había que crear la necesidad”, explica. Afrontó el reto con la experiencia adquirida durante su trayectoria en Isofotón, que vendía placas solares hace 30 años cuando apenas nadie las quería.

La crisis sanitaria ha sido otro desafío “y un caos” debido a la escasez de materiales, pero este periodo ha sido el que ha cimentado su crecimiento. Hoy valores como eficiencia, sostenibilidad y la defensa del medio ambiente se han aliado para que Airzone despunte. “Hace pocos años parecía que eran conceptos casi elegibles, pero tras la pandemia y con la situación económica actual, no. Creo que van a quedar pautas de comportamiento y normas que serán obligatorias”, afirma Mediato, quien destaca cómo el consumidor prefiere hoy aparatos más eficientes aunque sean más caros, mientras que hace no mucho la máxima preocupación era que fuesen lo más baratos posible.

“Lo que hacemos aquí aporta mucho ahorro energético. Y esa mayor concienciación justifica nuestro crecimiento actual”, sostiene el máximo responsable de la compañía, que distribuye sus productos desde Málaga a una veintena de países —sus sedes en el extranjero se corresponden con sus principales mercados— y que tiene a Estados Unidos como gran apuesta: “Allí la sensibilización medioambiental y la preocupación por la eficiencia aún no han llegado, pero lo harán. Y son 350 millones de habitantes con un nivel de consumo alto”.

Productos

Su principal baza es la patente del sistema de zonificación, que permite el control por áreas del calor o el frío. Sin embargo, con el paso de los años han ido a más. Sobre todo, tras la crisis inmobiliaria de 2008, cuando las aplicaciones se multiplicaron y se gestó la domótica. Desarrollaron entonces pasarelas de comunicación capaces de conectar entre ellas a las principales máquinas de una vivienda —también oficinas, fábricas, hospitales u otras instalaciones—, así como con el usuario e incluso con terceros.

Antonio Mediato, fundador de la compañía.
Antonio Mediato, fundador de la compañía.

Basta un ejemplo para entenderlo. Sus sistemas permiten que el aire acondicionado, la calefacción o las placas solares estén comunicados para ser eficientes a la hora de calentar o enfriar un determinado lugar, pero también con el usuario —que puede controlar todo desde su móvil o su propia voz gracias a herramientas como Alexa o Google Home—, e incluso puede conectar los aparatos con las plataformas de PVPC —las tarifas reguladas— para que sepa cuándo la energía es más barata. Así podrá decidir calentar el agua de un termo cuando sea más económica.

Aparatos conectados

Airzone tiene acuerdos con los principales fabricantes del mundo de la climatización como Daikin, Mitsubishi, LG o Samsung. Para algunas de estas compañías fabrican componentes que se integran en sus productos. Y con otras lo que existe es una homologación de Airzone para la cesión de protocolos. “En el fondo es como si a una televisión sin internet le pones un Google Chromecast: se vuelve inteligente a través de un tercer elemento. Es algo así lo que hacemos nosotros para que los productos de esas compañías se conecten con otros”, afirma Mediato. Sus pasarelas de comunicación también han sido homologadas por gigantes como Google, Amazon o Apple. “Nuestra mayor diferenciación es que somos capaces de conectar el mundo industrial, el de las máquinas, con aplicaciones, sistemas domóticos o quienes quieren dar servicios en una casa”, enfatiza.

El empresario es optimista con el futuro de la compañía. De ahí la inversión en nuevas instalaciones junto a las actuales que, espera, estén operativas en 2024. Más aún cuando todo apunta a un incremento en la gestión de la energía “que requiere una capa de regulación y control”. “Y eso es justo a lo que nos dedicamos”, sostiene quien cree que en los próximos años aumentarán las normativas relacionadas con temperaturas máximas y mínimas en los edificios, como pretende la Unión Europea para reducir el consumo de gas. Sus sistemas también permiten esa regulación, que, más allá de que pueda ser obligatoria o voluntaria, ha convencido ya a sectores como el de oficinas o viviendas vacacionales. Prefieren tener un control del consumo energético para evitar aún más sustos en las facturas.

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