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Un grifo inteligente para servirte tu propia caña

La idea de dos emprendedores que cursaban un MBA de comercializar un dispensador de cerveza se ha convertido en un pequeño negocio con beneficios

Tappy cerveza
Grifo desarrollado por Tappy.

Cuando se dieron cuenta de que el proyecto en el que habían estado trabajando no tenía futuro como negocio, los fundadores de Tappy entraron en un bar a llorar las penas. Con el local lleno hasta la bandera y esperando por sus cañas, frente al grifo de cerveza, se les ocurrió cómo reconvertir aquella propuesta fallida que tenía, precisamente, estos grifos como pieza fundamental. Y así nació Tappy, un sistema de autoservicio de venta y tirado de cerveza con el que facturan alrededor de 110.000 euros.

El prólogo de Tappy, fundada en 2019, se escribió en las clases del MBA que Jaime Bálgoma y Jacobo Wirz cursaban en 2018. Para un módulo de Emprendimiento desarrollaron un proyecto para recoger el big data de los grifos, que acabaron presentando al programa de emprendimiento colaborativo de Estrella Galicia y que fue seleccionado.

“Un día nos dimos cuenta -nos hicieron ver, podía decir-, que detrás de aquella idea que parecía muy grandilocuente y muy interesante no había un negocio, porque ninguna de las partes, ni cerveceras ni hosteleros, estaba muy dispuesta a pagar por ello”, cuenta Bálgoma por teléfono. “Imagínate el bajón, en mitad del programa, que crees que estás en la cresta de la ola, con mentores gordos, nos cuentan esto y nos fuimos a echar la llorera al bar de la esquina”.

Allí encontraron la redención: “En la barra, esperando por una caña 20 minutos, con un grifo de cerveza delante, se nos ocurrió que tenía que poder funcionar como los patinetes”, dice este arquitecto de formación, en referencia a la activación del servicio de alquiler de estos vehículos a través del móvil. “En la misma semana que se nos ocurrió, preparamos una presentación y la presentamos al programa. Les encantó y empezamos a trabajar ya en ello”.

A los tres meses, en la primavera de 2019, estaban probándolo. “Fuimos muy rápidos en la fase de diseño del prototipo y nos atrevimos a ir a sitios medio serios”, rememora este coruñés de 32 años. En verano, Tappy estaba en festivales de música con miles de asistentes. Fue un buen año para la compañía: “En los meses que empezamos a trabajar, que yo los cuento como desde junio, hicimos unos números muy generosos para ser el primer ejercicio”.

Uno de los principales retos en sus inicios fue “darle seriedad al prototipo”, rememora. “Y ahí fue la labor de encontrar proveedores, buscando por toda España”. Curiosamente, los tenían más cerca de lo que pensaban. “El que nos pareció el mejor tenía las oficinas, literalmente, debajo de la casa de mis padres en Coruña”, cuenta el consejero delegado. A este proveedor le convenció la idea y les desarrolló un prototipo, en palabras de Bálgoma, “serio, digamos”. Su funcionamiento es sencillo: se paga con la aplicación móvil o la tarjeta de crédito, el grifo se desbloquea y el usuario puede servirse la cantidad justa de cerveza para el formato establecido.

Pero el gran desafío llegó después en forma de una pandemia que congeló todos los eventos sociales. Pasaron de poder vender hasta 2.000 cañas en una tarde por carrito a tener que guardarlos en el almacén y ofrecer servicios de consultoría para sostenerse. A medida que se iba abriendo la hostelería, intentaron entrar en bares y restaurantes, pero no acababa de encajar.

Entonces se dieron cuenta de que igual que su propuesta funcionaba en citas con alta demanda también servía para lo contrario: “Para atender y despachar en sitios donde hay tan poquita demanda que es muy difícil cubrir una instalación tradicional; no te puedes permitir el camarero, no tienes sitio para una barra…”. Y encontraron un nicho de negocio en pequeños hoteles, hostels, clubes deportivos, etc.

“Ahora estamos ante el reto de, después de la covid, volver a darle el acelerón para escalar de nuevo”. Ya preparan la temporada de verano, para la que ya tienen una “buena cartera” de festivales. “Y tenemos intención de poner un poco de fuerza en aumentar todo eso, porque como son eventos de día, nos da para hacer muchos con la flota que tenemos”, dice Bálgoma. También prevén volver a los planes de crecimiento y desarrollo de la empresa que tenían antes de la pandemia y ya trabajan en su internacionalización. En la actualidad, la compañía cuenta con seis trabajadores, entre directos e indirectos, y genera beneficios.

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