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Las hamburguesas valencianas que quieren conquistar España

Fitzgerald, la cadena de los hermanos Gelabert, prevé facturar 30 millones en 2022 gracias al modelo de franquicia

Matteo Allievi
Fitzgerald
Carlos y Mario Gelabert, empresarios de la cadena de restauración Fitzgerald Burger.Fitzgerald Burger

Corría el año 2013 cuando los hermanos valencianos Carlos y Mario Gelabert abrieron en Torrent (Valencia) el primer establecimiento de su cadena de hamburgueserías gourmet. Ahora Fitzgerald Burger cuenta con 16 restaurantes en todo el país, tres de los cuales se inauguraron en Madrid el pasado mes de septiembre. Es la punta del iceberg de su ambición empresarial. El objetivo es acabar el año con unos 12 millones de euros de facturación para luego alcanzar 30 millones el año que viene, duplicando el número de locales. A largo plazo, los empresarios pretenden contar con 100 establecimientos distribuidos por toda España. Para lograrlo, la cadena se abrió el verano pasado al modelo de franquicia, con la inauguración de un local en Majadahonda (Madrid). “Es un plan muy ambicioso, pero hay varios interesados en el negocio, y nosotros tenemos muchas ganas de expandirnos. La idea es crecer con un 40% de locales propios y un 60% de franquicias. Eso sí, siempre manteniendo nuestra supervisión”, indica Carlos, el hermano mayor.

En febrero de 2020, justo un mes antes del comienzo de la pandemia, llegó la ocasión que permitió a Fitzgerald Burger dar el salto nacional. El grupo hostelero Tastia, que ya contaba con dos enseñas en el sector de la restauración (Muerde la Pasta y Savoiardi), una marca centrada en la producción alimentaria (Benfood) y una sociedad especializada en la construcción de locales (Benworks), compró el 50% del negocio. “Para nosotros fue como avanzar cinco años porque teníamos el apoyo de una compañía que podía suministrar alimentos por toda España y de una empresa constructora que podía ayudarnos en nuestro crecimiento”, destaca Carlos. El consejero delegado de Tastia, José María Carrillo, confía en que esta nueva adquisición contribuirá a consolidar su grupo como un referente del sector. “Vimos que era un concepto que encajaba muchísimo, tanto con respecto al producto como al equipo, formado por gente joven y disruptiva. Compartimos los valores de emprendedores jóvenes y ambiciosos, que tienen un ADN puro de restauradores”, apunta.

Una de las hamburguesas de la carta en Fitzgerald Burger.
Una de las hamburguesas de la carta en Fitzgerald Burger.Fitzgerald Burger

Salto al vacío

El espíritu emprendedor viene de familia. El padre de los dos hermanos, Juan Carlos Gelabert, presidió la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia y fundó en 2009 el grupo de hostelería Cobeca, que contaba con 12 locales en la comunidad. Al cumplir 18 años, Carlos se incorporó a la actividad familiar para ayudar con la gestión del negocio. “Trabajábamos mucho con los eventos y me ocupaba sobre todo del catering. Para mí fue un gran reto”.

Vivieron una época de oro, hasta que en 2012 se vieron obligados a cerrar 10 establecimientos por las consecuencias de la crisis inmobiliaria. “Tuve que vender mi coche para pagar ciertas deudas, aunque luego mi padre me pidió que saliera del negocio para volver a empezar de cero. Fue un momento durísimo”, comenta Carlos.

Aprovechando los ahorros de su abuelo, Carlos puso en marcha su propia empresa junto a su hermano. Para inaugurar el primer local invirtieron 150.000 euros: “Fue un salto al vacío, porque empezamos a pecho descubierto. Pero contábamos con la maquinaria de los locales que habíamos cerrado y sentíamos que era nuestra última oportunidad, así que nos preguntamos por qué no”.

Tenían claro que no querían depender de ningún cocinero. A la vez, buscaban un producto sencillo de replicar con materias primas muy fáciles de trabajar. Con respecto al lugar, tras su experiencia pasada estaban saturados de la ciudad. De ahí surgió la idea de salir de Valencia, aunque sin alejarse demasiado. Se fijaron en que en Torrent había un Burger King que llevaba tiempo cerrado. “Como ya teníamos la idea de montar una hamburguesería y queríamos gastar lo menos posible, se nos ocurrió que lo mejor era juntar lo que sabíamos hacer nosotros, es decir, calidad de producto, con un concepto más fast y un ambiente más divertido”, señala Carlos.

Todas las hamburguesas están hechas al momento en un horno Josper con brasas de carbón vegetal, cuya característica más potente es que ahúma mucho la carne. Aunque la carta cuenta con una quincena de hamburguesas distintas, Carlos explica que muchos clientes se mantienen fieles a la versión más clásica, que lleva queso, lechuga y tomate. La actualización de la carta es una prioridad para los dos jóvenes emprendedores: pronto volverán a Nueva York o a Londres para traer productos que probaban allí y replicarlos con su estilo, como las hamburguesas con carne muy madurada – consideradas entre las mejores de Manhattan – y los costillares. “Queremos contar una historia que incluya también los viajes a los que nos inspiramos para que nuestros clientes los puedan vivir a través de la comida que les ofrecemos”, detalla Carlos.

Todos los locales reivindican un espíritu milenial, aunque cada uno tiene su propia personalidad. El de Avenida de Brasil, el único en el centro de la capital, cuenta con tres plantas y parece una mezcla entre un salón del viejo Oeste americano y el estudio de un pintor surrealista. Un collage de espumas de forma circular convierte el techo en una fiesta de color. “Así, aunque la sala esté llena, no hay reverberación. Buscábamos una solución funcional y divertida a la vez”, aclara Carlos.

Las hamburgueserías gourmet, un mercado que ha venido para quedarse

La pandemia ha acelerado el desarrollo de las tendencias gastronómicas exprés, entre las que destaca el mercado de las hamburguesas gourmet, en crecimiento desde hace años. La mayoría de los expertos en tendencias de hostelería coincide en que, aunque es un sector maduro, no corre el riesgo de agotarse, sino que se enfrenta al reto de seguir evolucionando en línea con los hábitos de consumo. Según Juanjo Martínez, consultor en innovación y gestión gastronómica, la hostelería tiene que tratar con un cliente cada vez más exigente que puede elegir entre varias opciones de consumo, lo que implica la necesidad de diferenciarse. "Cualquier tendencia gastronómica está apalancada en una demanda de un público que cada vez tiene más sensibilidad al bienestar animal y al origen de los alimentos. Por tanto, las cadenas deben elegir productos que tengan menos conservantes añadidos y una historia que contar basada en la calidad de las materias primas", comenta el analista.

También para el consultor gastronómico Ramón Dios, las hamburguesas gourmet han venido para quedarse, aunque "deben mantener el foco en lo que hacen bien y no entrar en las tentaciones de añadir conceptos que puede que no dominen". "Cuando tienes una base de clientes grandes, es muy fácil complicar el negocio y salirse del foco", añade. El experto en hostelería, Manel Morillo, matiza que la gran apuesta de las marcas en este sector es ir a localidades medianas y pequeñas donde todavía no hay mucha competencia y seguir creciendo en los servicios de reparto de comida, que arrastran más ventas en los últimos años. Además, según destaca Morillo, lo que ya está ocurriendo en el mercado es la "canibalización" de las enseñas para ver "cuáles de ellas quedan como triunfadoras, cuáles como locales y cuáles desaparecen". 

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