La pyme española tiene un hueco en el continente africano

A pesar de desafíos como la deuda o la inseguridad, África es un terreno fértil para el crecimiento por sus enormes posibilidades en un futuro ya casi presente

Mapa de África - Estar donde estés - Banco Sabadell
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África es un tablero de ajedrez donde miden hoy sus fuerzas no ya dos, sino cuatro contendientes. El continente más desfavorecido, ignorado y saqueado a lo largo del tiempo, se ha convertido en una partida en el que la Unión Europea (UE), Estados Unidos (EE UU), China y Rusia compiten por el apoyo político y los recursos económicos de sus 54 estados. “Occidente ha perdido la influencia que tenía históricamente sobre este continente: los países africanos se han sentido desatendidos por parte de EE UU y el pasado colonial de Europa pesa negativamente en sus relaciones”, señala Lidia Candal, analista de riesgo país de Cesce, que participará en el webinar Diplomacia estratégica: África, un tablero de juego, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell.

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Diplomacia estratégica: África, un tablero de juego, con Carlos Dalmau, director de Internacional de Banco Sabadell y Lidia Candal, analista de Riego país de Cesce. Organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell. Cuándo: 7 de noviembre, a las 11.00.

Si se habla tanto de África hoy en día “es porque es la última frontera; en muchos sentidos”, explica Katia Martínez Garbaye, profesora de OBS Business School. “África es donde más cosas quedan por hacer, más recursos naturales hay por aprovechar y donde sabemos, además, que la explosión demográfica creará un mercado de consumidores que las pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas no pueden dejar pasar”.

El continente africano necesita ponerse al día “en aspectos tan esenciales como las infraestructuras, la progresiva urbanización de África y la paulatina conectividad de la población”, indica Carlos Dalmau, director de Internacional de Banco Sabadell. “Todos estos aspectos hacen que sea una tierra de oportunidades, tanto para las potencias internacionales como evidentemente para las empresas españolas”, añade este experto que también participará en el webinar.

Además, en palabras de Martínez Garbaye, las pymes españolas están en un momento inmejorable para mirar hacia “ciertos países de África, tampoco todos, porque tenemos buena imagen al no arrastrar allí un pasado colonial dudoso; caemos bien por nuestra idiosincrasia; como europeos, nos ven con una aureola de calidad; y al pertenecer al sur del Viejo Continente nos perciben más baratos que las empresas del norte”.

De esa colonización “extractiva” británica, francesa, belga… “que ha generado mucho recelo hacia ellos”, habla también Juan Millán, socio fundador de la consultoría para abrir nuevos mercados Gedeth Network. “Por el contrario, además de una imagen limpia en este sentido, España cuenta con una posición competitiva respecto a terceros, en la que la geografía nos beneficia: zonas como Canarias, Algeciras o Valencia nos aseguran un acceso prioritario y menos costoso a enormes porciones de África, que ya les gustaría, por ejemplo, a otros países europeos”.

Tratar África como un ente uniforme supone traicionar su inmensidad y diversidad, aunque existen problemas transversales que afectan a buena parte de sus naciones: autoritarismo político, deuda económica, inseguridad terrorista… De modo que, a medida que las potencias mundiales compiten por los recursos, la influencia política y el control estratégico, el continente africano se enfrenta a desafíos que requieren un enfoque responsable.

Ana de Vicente, subdirectora general para África y Oriente Medio de la Secretaría de Estado de Comercio, señala que el enorme potencial del continente para la empresa española puede quedar ensordecido porque el riesgo que percibe la pyme es muy superior al real. “En el momento en que las compañías superan esa barrera, y ven que tampoco es para tanto, se quedan; porque las perspectivas de crecimiento compensan con creces el esfuerzo realizado”. Y es que según Candal, “la forma de operar de Rusia en África está contribuyendo a aumentar la inestabilidad política, en un continente donde la pobreza, la fragilidad de las democracias y el auge del terrorismo son catalizadores de esta inestabilidad”.

Ningún analista niega esos problemas, pero las posibilidades actuales, y sobre todo futuras, dotan a esta tierra de oportunidades de un interés para las empresas españolas que De Vicente confirma como “casi constante y creciente día a día. Cada vez que un mandatario africano pisa suelo español tenemos lista de espera para los encuentros bilaterales que se organizan ad hoc. Lo mismo que cuando el presidente del Gobierno de España ha viajado a Senegal, Kenia, Sudáfrica…”.

Este interés ha hecho que la Secretaría de Estado de Comercio revise su Estrategia Horizonte África de hace tres años, para alinearla con la estrategia Global Gateway, un programa dotado con 300.000 millones de euros para la financiación, de aquí a 2027, de infraestructuras de los países socios de la UE en el continente africano, explica De Vicente: “Será a través de la movilización del sector privado, de ahí que estemos contando con los comentarios y las sugerencias de las empresas”.

Norte de África: mercado natural para España

María Ángeles Ruiz Ezpeleta, docente de EAE Business School, evidencia que, pese a la cercanía, España nunca haya resaltado las claras similitudes culturales y comerciales con los países mediterráneos del norte de África; en concreto, con Marruecos, país vecino y fronterizo. Mientras que, con otros mercados limítrofes, como Francia y Portugal, “nuestras relaciones comerciales han sido siempre fluidas y crecientes —Francia recibe un 15% de nuestras exportaciones y Portugal más de un 7%—, en cambio, Marruecos solo recibe un 2,5% de nuestras ventas en el exterior”.

Aun así, Marruecos representa casi el 50% de las exportaciones españolas al continente africano. Cifras globales manifiestamente mejorables: con 21.000 millones de euros exportados el pasado año, España ocupa una posición discreta, por debajo de Francia (60.000 millones), Alemania (37.400), Portugal (32.000) o Italia (31.400), según datos del ICEX España Exportación e Inversiones. Eso sí, en los últimos años, el volumen de exportaciones de los países de la zona euro ha crecido por encima del 20% anual, hasta superar los 214.000 millones de euros en 2022; cifra muy superior a la de cualquier otro continente.

Qué vender y dónde hacerlo

Siendo un continente rico en recursos naturales, existe un déficit en industria y manufactura, por lo que está abierto a la importación, argumenta Ruiz Ezpeleta. “Es esencial determinar el nicho y el lugar exacto para la expansión de nuestro negocio, ya que la geografía marca en un elevado porcentaje la necesidad de cada región, pero en líneas generales lo más demandado es material y equipamiento para la construcción, seguido de productos relacionados con la limpieza, la canalización y la potabilidad del agua, bienes de consumo, alimentación y bebida y energías renovables”.

En cuanto a qué zonas o países pueden ser más interesantes, “toca personalizar en función de la propuesta de valor de cada empresa”, apunta Millán. “Recomiendo buscar socios locales que nos aporten su conocimiento del estado actual y nos ayuden a adaptar nuestro producto o servicio. Que apuesten por nuestro negocio tanto como nosotros”. Este experto sugiere empezar por el Magreb (que se corresponde casi por completo con la región norte del continente), por proximidad. “Y porque ya existe una masa crítica de inversiones españolas que ayudan a traccionar. Sobre todo, en el caso de Marruecos, donde ya tenemos una posición de liderazgo”.

También la costa oeste-subsahariana, “destino donde disponemos de la ventaja de una plataforma única para gestión de negocios: Canarias. Y mercados como Nigeria, con crecimientos demográficos espectaculares, si nuestra empresa es de bienes de consumo o de infraestructuras. Por último, hay países con interés por sí mismos, como Egipto, por ubicación y demografía, o Sudáfrica, con una base instalada de empresas extranjeras que le da un enorme dinamismo”.

La clave para entrar es realizar una buena planificación, recomienda Dalmau, de Banco Sabadell. Para ello, es esencial informarse y contar con asesoramiento experto, como los Directores de Negocio Internacional del Banco Sabadell, que pueden aconsejar sobre qué conviene analizar previamente y qué soporte financiero se necesita para facilitar a las empresas la entrada en nuevos mercados. Las empresas interesadas en dar el salto al exterior pueden acudir a las Cámaras de Comercio regionales, al ICEX España Exportación e Inversiones o las oficinas comerciales de las embajadas que ofrecen información y apoyo in situ. También se puede contar con la ayuda de la entidad bancaria, señala Dalmau, ya que dispone de iniciativas para impulsar un Plan de Internacionalización. Es el caso de Sabadell International Business Program, en el que se abordan aspectos como la logística, la fiscalidad y las particularidades de las negociaciones, determinantes en cualquier proceso de internacionalización.

El enorme interés de un mercado potencial

África es el hogar de cerca de 1.300 millones de personas, cuyas economías arrojan un producto interior bruto (PIB) conjunto de más de tres billones de dólares, expone Lidia Candal, analista de riesgo país de Cesce. Datos interesantes que palidecen al lado del que aporta Ángel Saz-Carranza, director de EsadeGeo, el centro de Economía Global y Geopolítica de la escuela de negocios. “Lo que convierte al continente en un enorme mercado potencial es que se anticipa una gran explosión demográfica en la región subsahariana. A mediados de siglo, la población africana va a alcanzar los 2.500 millones de habitantes: será responsable de casi la mitad del crecimiento mundial, y pasará a albergar un cuarto de la población total del planeta, por lo que el comercio con y hacia África será crucial para la economía global”.

Lo que tiene que hacer ahora la Unión Europea (UE), “tras haber dejado que la Nueva Ruta de la Seda china monopolizara el interés del resto del mundo por África”, recomienza Saz-Carranza, es “practicar un compromiso en toda regla: dejar atrás el papel de donante, para convertirse en un socio comercial. E invertir en infraestructuras, digitalización y educación, para aumentar la tasa de empleo, que a su vez traerá consigo la demanda de productos, el consumo”.

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