Carlos Cuerpo: “La economía crecerá este año el 2,4% y un 2,2% en 2025, y se crearán más de un millón de empleos”
El ministro de Economía espera rebajar la deuda pública por debajo del 100% del PIB para el final de la legislatura y que se superen los 22 millones de ocupados. Insiste en que la independencia del Banco de España está asegurada al margen de quién sea el gobernador
Aunque todavía poco conocido, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo (Badajoz, 43 años), ya es el miembro del Gobierno con la mejor valoración en el CIS. Recibe a El PAÍS en su despacho del ministerio. Allí, en un tono alejado de la actual crispación política, argumenta que estamos consiguiendo un crecimiento más equilibrado combinado con un aterrizaje suave de la política fiscal, reconoce que hay que seguir trabajando para mejorar las rentas reales de las familias, defiende la aportación de los inmigrantes a la economía y la Seguridad Social, señala que hay un exceso de concentración en la banca, manifiesta su preocupación por el reto de la vivienda y se muestra hermético sobre quién será finalmente el gobernador del Banco de España. Tras la entrevista, se dirigirá a su Extremadura natal. Quiere ver una obra de teatro clásico en el festival de Mérida.
Pregunta. ¿Cómo ve la economía española?
Respuesta. Hemos tenido un muy buen primer trimestre, con un crecimiento que nos está dando unas señales muy positivas respecto al conjunto del año, haciendo que todo el mundo vaya actualizando al alza las previsiones.
P. Este martes presentará el cuadro macroeconómico. ¿Qué podemos esperar?
R. Basándonos en esa buena evolución, que podemos ver en los más de 320.000 nuevos afiliados del primer semestre, el turismo, los indicadores de confianza de los empresarios o, incluso, los buenos datos de inversión, vamos a actualizar nuestras previsiones en línea con el resto de analistas. Vamos a mejorar la previsión de crecimiento de 2024 hasta el 2,4%, cuatro décimas más; y el de 2025 lo actualizaremos hasta el 2,2%, tres décimas más. Esto irá de la mano de una intensa creación de empleo. Prevemos que entre 2024 y 2025 se creen más de un millón de empleos y estemos por encima de los 22 millones de ocupados.
P. ¿Cuáles son las razones que le llevan a revisar al alza?
R. Hay dos grandes vectores: las exportaciones y la inversión. Las exportaciones las actualizamos unos dos puntos al alza, lo que hace que la contribución del sector exterior vaya a ser de nuevo positiva este año. Esto es muy importante porque tenemos un crecimiento equilibrado, con una aportación positiva de la demanda interna y del sector exterior. Y vemos que la inversión este año va a tener una subida significativa, con tasas cercanas al 4% o mayores. Esto es una señal muy positiva porque se había quedado algo más rezagada en la recuperación. Así vamos completando el puzle para un crecimiento más equilibrado.
P. ¿Tiene que ver la mejora de la inversión con que por fin estén llegando los fondos europeos?
R. Todo va unido. Teníamos claro que los fondos iban a suponer un elemento transformador. Solo por el efecto directo de los 70.000 millones en transferencias acaba reflejándose, aunque con retardo, en la contabilidad nacional. Dentro de los elementos que van a apoyar la inversión está el efecto pleno del plan, que está ya en velocidad de crucero.
P. Mejoran el cuadro macroeconómico. El presidente dice que la economía va como un cohete. Sin embargo, esa euforia no se percibe tanto en la calle. Los ciudadanos aún no han recuperado el poder adquisitivo.
R. Creo que es un elemento común de los países europeos. Es lo que denominaron hace un par de años la recesión de los sentimientos. Cuando examinamos por qué hay una determinada percepción, nos llega que es por la evolución del poder adquisitivo. Esta hay que mirarla con respecto a lo que está pasando en el resto de países. En España la situación financiera de las familias ha mejorado. La renta real media de los hogares ha subido por encima del nivel precovid. Eso es una señal muy positiva. Se está recuperando el poder adquisitivo pese al shock inflacionario. Sin embargo, hay un efecto nivel. A pesar de que la inflación ha bajado, desde más del 10% hasta cerca del 3%, los niveles son altos. Los precios que vemos en el supermercado son mucho más altos de los que teníamos hace apenas dos años. Y esto, psicológicamente, es un efecto empobrecimiento. Es importante seguir trabajando, siendo ambicioso, para que se recupere aún más la renta real de los hogares.
P. Respecto al crecimiento, es verdad que es muy robusto, pero hay una parte que es más por cantidades que por mejora de la productividad o de la inversión y que el PIB per cápita va con retraso.
R. Hemos absorbido una llegada de trabajadores inmigrantes que ha contribuido a mejorar las cifras de crecimiento. De hecho, el año pasado en torno a la mitad de los empleos fueron cubiertos por no residentes. Tenemos que ser conscientes de que el crecimiento en términos intensivos tiene que ser compatible con una mejora progresiva no solo de la masa salarial global, sino del salario de cada uno de los trabajadores. Hay mucha más gente trabajando y esto desde luego es una red de seguridad y un factor de resistencia para las familias, siendo el empleo el primer factor de reducción de la desigualdad. Los hogares han sido capaces de afrontar la subida de tipos a la vez que soportaban el alza de los precios sin ningún sobresalto en los impagos.
P. Pero la productividad no avanza igual.
R. Somos conscientes de que hay que seguir trabajando para que la recuperación de la renta de los hogares sea aún más sustantiva. Necesitamos generar un círculo virtuoso donde la mayor productividad empresarial vaya de la mano de mayores salarios. Y este es el punto en el que estamos trabajando, para que estas buenas cifras tengan sostenibilidad en el medio plazo y nos permitan afrontar uno de los grandes retos de la economía española: elevar el crecimiento potencial. Tenemos buenas perspectivas de inversión gracias al Plan de Recuperación, que va a ser fundamental para que suba la productividad. Pero cuando este se vaya agotando, debemos tener una fuente privada de inversión que le dé continuidad. Y eso es lo que empezamos a observar. Por eso, nuestras previsiones de inversión son mayores en 2025 que en 2024. Va a haber una sustitución de la inversión pública por la privada a partir del año que viene.
P. ¿Cree que el ministro Escrivá cumple con los requisitos de independencia que requiere el Banco de España?
R. Como he hecho hasta ahora, no voy a entrar a valorar ninguno de los nombres que han salido. Hemos tenido estos meses listas de nombres que han ido cambiando. Y nunca me he pronunciado. Me gustaría recalcar la independencia del Banco de España, que viene asegurada por su propia Ley de Autonomía y que no debe preocupar a nadie. Al margen de quien esté al frente, la independencia del banco está más que asegurada.
P. ¿Pero le parece higiénico que un ministro sea gobernador?
R. De nuevo, creo que no conviene valorar nombres hasta que esté cerrado.
P. Las empresas se quejan de que no encuentran trabajadores. Han llegado cerca de 1,5 millones de trabajadores extranjeros en tres años. En paralelo, arrecia el debate de la inmigración. ¿Qué piensa cuando escucha a algunos partidos criticarla?
R. Siendo benigno pienso que hay mucho desconocimiento respecto a la aportación de la inmigración al crecimiento y a nuestra sociedad. En los últimos años la enorme capacidad de creación de empleo que ha tenido la economía española se ha cubierto en parte con trabajadores no residentes. Nos están ayudando a levantar la economía de este país y su contribución neta en términos de Seguridad Social es muy positiva. Tenemos la suerte de contar con una inmigración que viene de un continente fácilmente asimilable. Y eso está suponiendo un factor de crecimiento claro y una ventaja comparativa para España respecto a otros países. Tenemos que ayudarles con formación, incluso antes de esa llegada, hacer que el aterrizaje sea lo más suave posible, orientándolos a través de la formación que se necesite para las vacantes que tenemos por cubrir.
P. ¿Cree que sería posible un acuerdo para reducir la jornada laboral sin el concurso de la patronal?
R. Creo que el hecho de que la vicepresidenta Yolanda Díaz esté sentándose con empresarios y sindicatos es un indicador claro de que quiere llegar a un acuerdo.
P. La patronal se queja de que no les ofrece nada para negociar. ¿Cómo se puede compensar esa reducción de jornada?
R. Desde la semana pasada observo ciertos avances en la discusión. Hay márgenes de flexibilidad suficientes. Están relacionados con la implementación, es decir, con el tiempo que tengan las empresas para ir ajustándose a esta reducción progresiva de la jornada. Es un proceso que ya se viene produciendo en las últimas décadas. De hecho, la jornada en promedio ya está en 38,3 horas. Es decir, ya estamos por debajo del objetivo de las 38,5 horas y no estamos tan lejos de las 37,5. O sea, no pensamos que nuestro objetivo sea inalcanzable. Al contrario. Pero tenemos heterogeneidad entre los sectores. No todos tienen jornadas de 38,3 horas. Hay algunos donde están más cerca de las 40. La flexibilidad que tienen las pymes no es la misma que la de una gran empresa. Somos conscientes de dónde están las limitaciones para ir ajustando de forma progresiva la jornada.
P. Pero hay pequeñas empresas con más atención al público que les cuesta más reducir la jornada o elevar la productividad.
R. Las casuísticas son diversas. Cuanto más pequeña sea la empresa, menores grados de flexibilidad puede tener a la hora de realizar el ajuste. Pero, así y todo, estamos promoviendo la utilización de herramientas de inteligencia artificial en las pymes, que les puede permitir ganar productividad, dedicando, por ejemplo, menos tiempo a tareas administrativas. Eso les puede ayudar a reducir el número de horas. Y cuando hablo de herramientas de inteligencia artificial es algo tan sencillo como una especie de ecosistema, una aplicación donde la empresa tiene acceso directo a los servicios que le pueda dar la administración pública sin tener que perder tiempo ni en la búsqueda de esos servicios y minimizando el relleno de documentación. Iremos poco a poco incorporando elementos que permitan liberar esas horas tan válidas para las pymes. Hay margen. Yo no estoy de acuerdo en que no lo haya. Lo único es que la velocidad no va a ser la misma en todos los sectores, en todas las empresas. Pero no por eso tiene que instalarse el mensaje de que hay empresas que no pueden hacerlo. Creo que sí que pueden hacerlo y, es más, va a ser beneficioso para ellas.
P. ¿Qué le parecen las palabras del presidente de la patronal de las pymes cuando dice que sufre “hostigamiento” e “injerencias” por parte del Gobierno?
R. No me gustan ese tipo de declaraciones porque nos sacan de un marco de diálogo constructivo. Por supuesto, puede haber diferencias en la posición entre la patronal y el Gobierno. Pero se ponen sobre la mesa e intentamos dirigirlas y solventarlas. Jamás me habrán escuchado tener un discurso en contra de las empresas. Al contrario, las acompañamos cada vez que podemos. No creo en ese mensaje de confrontación entre empresa y Gobierno, ni por supuesto entre empresa y trabajadores. Hay que bajar un poco el suflé y ser conscientes de que debemos contribuir a una discusión sosegada.
P. Este año entran las nuevas reglas fiscales de Bruselas que ponen el acento en bajar la deuda.
R. La responsabilidad fiscal es muy importante para este Gobierno. La previsión es que este año la deuda haya bajado 20 puntos y el déficit vuelva al 3%. Es decir, por debajo de las cifras de 2019. Para mí es particularmente importante el hecho de que cuando quitamos lo que gastamos en intereses ya estamos con un superávit fiscal. Y esto contribuye a bajar la deuda, que no solo va a reducirse porque crezcamos mucho, sino también gracias a este esfuerzo continuo de consolidación. Hemos ido batiendo nuestras expectativas de déficit año tras año. Frente a los escenarios post-crisis financiera, donde parecía que había una contraposición entre crecer y consolidar, ahora estamos consiguiendo ese aterrizaje suave en términos de política fiscal. Vamos consolidando nuestras cuentas, pero a la vez creciendo e invirtiendo. Yo creo que ese es el punto dulce que debemos seguir buscando.
P. Pero con un aumento importante del gasto en pensiones a finales de la década va a ser difícil bajar la deuda…
R. Las nuevas reglas fiscales tienen varias características que las hacen más inteligentes que las anteriores. Una es que ahora permiten sendas distintas por país, que tienen en cuenta nuestras características concretas como el gasto por envejecimiento, la capacidad de crecimiento o la de generar ingresos. Y otro elemento importante es que todo se va a concentrar en una única variable: la evolución del gasto. Cumplir con ese indicador es lo que nos va a permitir ir poco a poco reduciendo el déficit y la deuda. Acabaremos la legislatura con la deuda por debajo del 100% del PIB, recuperando todo ese espacio fiscal para responder si viniera otro shock. Lo hemos visto estos años. No todos los países han reducido su déficit. Hay países grandes en Europa que tienen una situación más desfavorable, con un déficit excesivo. España no está ahí. ¿Por qué? Porque hemos hecho un esfuerzo y esto es una señal de confianza en que este Gobierno va a seguir consolidando las cuentas públicas. Cuando veo los escenarios donde dicen que la deuda va a empezar a crecer a partir de no sé qué año, estos no tienen en cuenta que hay que cumplir con las reglas fiscales. Es decir, no son previsiones centrales o realistas. El Gobierno seguirá de manera progresiva reduciendo su déficit. Y además va a ser compatible con nuestras previsiones de crecimiento.
P: ¿Eso quiere decir que veremos ajustes en los presupuestos de 2025 o con la corrección al alza de la previsión, que te da más ingresos, bastará?
R: En estos cálculos que realiza la Airef, el Banco de España o la Comisión, hay que tener en cuenta que tenemos que actualizar los últimos datos de crecimiento y recaudación. Esto es importante porque nos pone al día de cuánto es el esfuerzo adicional que necesitamos para llegar al 1,5% del PIB de déficit que nos exigen las nuevas reglas. Si recordamos, con las anteriores tenías que ir acercándote a un equilibrio estructural y ahora no. Tienes un punto de PIB más al año como capacidad fiscal.
P: Pero con las pensiones no vas a tener ese margen.
R: Esto está calculado teniendo en cuenta el gasto esperado en pensiones hasta 2040. Y aún así estamos convencidos de que va a ser compatible con una reducción progresiva hasta llegar a esas cifras de déficit en el entorno del 1,5% del PIB, que darán suficiente margen para que no suba la deuda en el medio plazo con un crecimiento sostenible. Este es el elemento de aterrizaje suave que se puede conseguir en el nuevo marco, donde progresivamente tendremos que ir cumpliendo con esos crecimientos del gasto.
P: Se manifiesta en contra de la OPA del BBVA sobre el Sabadell. ¿Cómo puede oponerse el Gobierno si los accionistas se ponen de acuerdo?
R: Hay elementos que indican que puede haber una excesiva concentración en el sector financiero. Me refiero a la falta de transmisión de la política monetaria a la remuneración de los depósitos. España es el país donde menos han subido comparado con el resto de Estados miembros y comparado con episodios anteriores de subidas de tipos. El propio Banco de España ha señalado que en parte se debe a que los bancos tienen más liquidez. Pero esta situación es común al resto de países. Y hay un elemento adicional que señala también el propio Banco de España: la ausencia de competencia puede impedir que se traslade esa subida de los tipos oficiales. Independientemente del indicador que tomemos, vemos una posible falta de competencia, y esto es antes de la fusión. Y esa preocupación es aún mayor cuando hablamos del tamaño de las dos entidades que se van a fusionar. No solo es el posible perjuicio para los clientes, sino que luego hay áreas como la inclusión financiera, donde hemos hecho grandes avances, que no queremos que se vea perjudicada por esta operación. Otro elemento de preocupación es la importancia que tiene una entidad como Sabadell en Cataluña o la Comunidad Valenciana, algo señalado por los propios agentes locales. O la importancia en el segmento de pymes del Sabadell. Tampoco queremos que se vea perjudicado el empleo. Hay un grupo de factores que nos preocupan.
P: La familia Grifols, con el Fondo Brookfield, está negociando lanzar una OPA sobre la empresa. Dicen que es estratégica y se plantean poner condiciones. ¿No tienen miedo de que les llamen intervencionistas por aparecer en todas las grandes operaciones?
R: Tenemos un marco de control de inversiones exteriores que está siendo un referente europeo porque es equilibrado en el sentido de que atrae inversión extranjera, pero a la vez protege estos sectores estratégicos. Y ese es el punto de equilibrio en el cual estamos todos en estas discusiones sobre competitividad y seguridad económica a nivel internacional. Las operaciones de inversión extranjera que tienen que ver con empresas o sectores estratégicos, telecomunicaciones, transportes, el sector financiero o en este caso el farmacéutico, son operaciones que pasan por estos instrumentos, en este caso la Junta de Inversiones Exteriores, y ahí es donde se analizan y donde, si lo vemos conveniente, se imponen condiciones que pueden ser de todo tipo, incluidas, por ejemplo, la necesidad de mantener un perfil de inversión en los próximos años, que nos asegura seguir teniendo un sector estratégico invirtiendo y produciendo en nuestro país. En el caso de Grifols, si se dan las condiciones tendría que pasar por este instrumento y ahí es donde se haría un análisis, del que a estas alturas no puedo anticipar resultados.
P: ¿Y el problema de la vivienda?
R: Somos conscientes de que uno de los grandes retos de la legislatura es el de la vivienda, el de promover el acceso asequible sobre todo para los jóvenes. Tenemos datos de la carga que supone en algunas zonas más tensionadas los alquileres en la renta de los jóvenes y tenemos que avanzar para aliviar este cuello de botella social muy importante. Evidentemente no hay una bala de plata. Hay un diagnóstico compartido de que hay un problema de oferta para la velocidad a la que se están creando hogares. Y esta escasez viene de la crisis financiera al haberse descapitalizado por completo el sector de la construcción. Esto ha supuesto una ausencia de inversión durante una década, que se traduce en la falta de oferta, que es muchísimo más vistosa en grandes ciudades o donde se concentra el turismo. La problemática es muy distinta dependiendo de cuáles sean las razones de la tensión. Estamos trabajando en todas las líneas de actuación que nos permitan resolver este problema de oferta. Y si observamos que hay cuellos de botella en la demanda, también. Vemos que los jóvenes sufren esta incapacidad de ahorrar en las primeras fases de su vida laboral y no pueden acceder a una primera vivienda, ya que se han endurecido las condiciones respecto a hace 15 años, cuando no se necesitaba poner sobre la mesa el 20% del precio para acceder a una hipoteca. Así que intentamos aliviar ese cuello de botella a través de avales del ICO. Queremos avanzar en unas licencias básicas que permitan iniciar la obra en la mitad de tiempo, es decir 12 meses, para que podamos ver resultados con una mayor rapidez. Y hemos puesto la financiación europea para llegar al objetivo de 180.000 viviendas que anunció el presidente y en las cuales está trabajando la ministra de Vivienda, donde también tendrá una participación Sareb. Como ha avanzado la ministra de Vivienda, trabajamos en aliviar los fallos que observamos en los alquileres temporales y en el impacto de los alquileres turísticos. Esta labor tiene que ser de manera conjunta con todas las administraciones que tienen competencia. En las próximas semanas y meses iremos poniendo sobre la mesa medidas para conseguir desbloquear la oferta.
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