Deep Tech, la batalla por las tecnologías rompedoras
El foro de Retina y Transfiere destaca la urgencia de que la Unión Europea acelere hacia la innovación disruptiva para competir con China y Estados Unidos
Retina y Transfiere convocaron a una serie de expertos para analizar el papel de Europa en la lucha por liderar el desarrollo tecnológico de punta frente a grandes potencias como China y Estados Unidos que se distinguen por grandes inversiones en innovaciones disruptivas en sectores clave como neurociencia, inteligencia artificial, computación cuántica y ciberseguridad
Europa quiere abrirse paso en el panorama de las soluciones que definen el presente y el futuro. Desde la inteligencia artificial, cada vez más presente en nuestro día a día, hasta la computación cuántica, la neurociencia, la biotecnología y la robótica, el continente aspira a un papel protagónico. Para lograrlo, se requiere una aceleración significativa en la inversión en investigación y desarrollo (I+D). La tarea no es sencilla. Estados Unidos y China, las dos grandes potencias económicas, ostentan el liderazgo en las llamadas deep tech. Estas innovaciones disruptivas, con aplicaciones en diversos sectores, acarrean consideraciones de soberanía y autonomía estratégica de gran calado. Porque en la actualidad, el dominio del ámbito digital se traduce también en un control geopolítico.
“El papel que tiene la Unión Europea para poder tener una soberanía tecnológica es muy limitado”, dijo Gonzalo León, investigador y profesor emérito de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). “La región enfrenta un problema grave al carecer en este momento de grandes actores empresariales privados con suficiente influencia en el mercado”, abundó durante su participación en el evento DeepTech y soberanía científico-tecnológica, organizado por Retina y Transfiere (Foro Europeo para la Ciencia, Tecnología e Innovación, que celebró su decimotercera edición). Muestra de ello es que en el panorama actual, Europa no cuenta con una respuesta competitiva al mismo nivel que las empresas líderes en deep tech, como OpenAI, DeepMind o Baidu. La situación se repite en el ámbito de las grandes tecnológicas tradicionales, como Google, Apple, Facebook y Amazon. “Europa ha quedado rezagada en muchos aspectos clave”, agregó Borja Cabezón Royo, consejero delegado de Enisa (Empresa Nacional de Innovación), durante su intervención en el encuentro, celebrado la semana pasada en Málaga.
Hay lugar para el optimismo
“Sin embargo, no deberíamos ser tan pesimistas”, añadió el representante de Enisa, en un debate dirigido por Jaime García Cantero, director de Retina. “La historia de Europa ha sido una historia de superación de crisis, y en las emergencias, siempre ha respondido bien. [El contexto] nos obliga a dar saltos cualitativos y cuantitativos”, comentó Cabezón Royo. Los retos, sin embargo, son diversos. El mercado de tecnología profunda de Europa sigue fragmentado (por elementos como la regulación, las diferencias históricas y las agendas nacionales individuales), un problema crítico para la seguridad, la defensa y la soberanía de la cadena de suministro. Estados Unidos y China tienen la ventaja del enorme tamaño económico, además de ser un mercado único. “Debemos pensar en campeones europeos, no solo de un país específico, ya que la competencia es internacional”, señaló Cabezón Royo. Para lograrlo es necesario, según los expertos, seguir apuntalando la inversión, tanto pública como privada. Sobre todo porque el resultado de los avances en tecnología profunda están llegando al corazón de las empresas e industrias más valiosas, desde los teléfonos que usamos a diario a los automóviles, la electricidad y las aeronaves. “Muchas de estas tecnologías tienen aplicaciones duales, tanto civiles como militares”, explicó León.
“La autonomía cuesta dinero. Tenemos que gastar más, apostar más”, continuó León, de la UPM. Entre 2018 y 2023, la financiación de capital de riesgo para tecnología avanzada en Europa ascendió a 46.000 millones de dólares (unos 43.000 millones de euros al tipo de cambio actual). En comparación, China recibió 64.000 millones de dólares en inversiones durante el mismo período, mientras que Estados Unidos alcanzó la impresionante cifra de 250.000 millones de dólares, según datos de la consultora Dealroom. “Desde Enisa estamos invirtiendo desde hace más de 40 años en las diferentes empresas, pymes y startups del país. A lo largo de su historia, se ha invertido en más de 2.500 proyectos relacionados con la tecnología”, reconoció el consejero delegado de la firma pública. “Son, evidentemente, cantidades minúsculas para el reto que se tiene por delante. Dan una idea de las necesidades que estamos analizando”.
No faltan profesionales
En este mundo, no todo es capital. Una de las grandes fortalezas que tiene Europa son sus profesionales y centros educativos. “Debemos aprovechar el talento. El Viejo Continente ha demostrado tener mucho en los últimos 60 años”, aseveró el representante de Enisa. El continente tiene lo necesario para convertirse en un centro global de excelencia en tecnología avanzada: una investigación fundamental sólida (por ejemplo, seis escuelas entre las 20 mejores del mundo en ciencias de la computación), un talento bien educado —aproximadamente 1,5 veces el número de graduados en STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) en comparación con Estados Unidos—, más apoyo público que nunca antes (provenientes del Consejo Europeo de Innovación, del Programa Escalable para la Innovación Rápida y la Defensa, y de Iniciativa Europea Conjunta Disruptiva) y un sentimiento ciudadano positivo (el 90% de los europeos piensan que la influencia general de la ciencia y la tecnología es positiva), según un informe de Dealroom.
Aunado a ello, el continente tiene que poner énfasis en los sectores en los cuales ha ganado peso. “Europa debe priorizar sus esfuerzos y concentrarse en controlar los eslabones clave de la cadena de valor en áreas como la transición energética”, subrayó León. “Hay una labor de pedagogía por parte de las autoridades europeas y de las autoridades nacionales dentro de Europa, de explicar a la ciudadanía que para poder progresar y tener esta autonomía de la que estamos hablando y que anhelamos, hay que invertir”, concluyó Cabezón Royo.
Viaje por el universo cerebral
El ser humano ha logrado lo inimaginable. Su poder de ingenio lo ha llevado a territorios más allá de su atmósfera. Ha llegado a la luna, ha explorado Marte y con sus telescopios espaciales ha observado el universo y descubierto nuevos planetas y exoplanetas. Pero no ha sido capaz de descifrar el cerebro humano, un misterio fascinante que mantiene ocupados a los expertos en neurotecnología: un campo interdisciplinario que utiliza la ingeniería y la tecnología para desarrollar dispositivos y aplicaciones que interactúan con el sistema nervioso.
Las primeras aplicaciones están ya en el mercado. “Como los implantes cocleares y las tecnologías no invasivas basadas en ultrasonidos, que tienen aplicaciones tanto en el ámbito médico como en otros contextos, como el militar”, indicó Estefanía Estévez Priego, investigadora y divulgadora científica en Contando Sinapsis, durante su participación en el encuentro organizado por Retina y Transfiere (Foro Europeo para la Ciencia, Tecnología e Innovación). Los implantes destinados a interpretar el cerebro representan una nueva frontera en el sector sanidad. Son similares a otros que ya se utilizan en la práctica clínica rutinaria, como los de estimulación cerebral profunda para tratar temblores en pacientes con Parkinson o para aliviar dolores crónicos.
Los avances prometen mejoras significativas en el tratamiento de diversas condiciones, incluida la depresión resistente al tratamiento, mediante la aplicación de implantes para modular la actividad cerebral, explicó la experta. “Además, las neurotecnologías emergentes, que no son invasivas y no requieren intervenciones quirúrgicas, están ganando terreno”, argumentó. Pero para ir más allá se requiere de un mayor apoyo económico, tanto público como privado, y un mayor impulso a las empresas que se dedican a este nicho.
“Si hacemos una búsqueda rápida, podemos encontrar entre 60 y 80 empresas enfocadas ya en la neurotecnología en Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, en España habrá tres o cuatro, una en Portugal, y ninguna en Italia”, aseveró. “Creo que se reconoce un potencial de la tecnología, pero no le estamos dando todavía el protagonismo que se merece”. Estévez Priego mencionó que la apertura del primer grado específico de neurociencia en la Universidad Carlos III sugiere un paso adelante en el interés por esta materia, pero reconoció que es insuficiente para competir en el mundo. “Hay que ofrecer más especializaciones en este campo para ser atractivos y captar más talento”, concluyó.
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