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Un exnovio, la peluquera, el portero y cuatro profesores de zumba: 117 testigos para el juicio a Shakira

Las acusaciones citan a personas que prestaron servicios a la cantante para acreditar que vivía de forma regular en Barcelona entre 2012 y 2014

Shakira, a su llegada a la ceremonia de los Grammy Latinos, celebrada este jueves en Sevilla.
Shakira, a su llegada a la ceremonia de los Grammy Latinos, celebrada este jueves en Sevilla.Paco Puentes
Jesús García Bueno

Un total de 117 testigos comparecerán, a partir de la próxima semana, en el juicio contra Shakira por el presunto fraude fiscal de 14,5 millones. Sus declaraciones ayudarán a concretar hasta qué punto la cantante colombiana pasó tiempo en Cataluña entre 2012 y 2014, un asunto clave porque en ese periodo no pagó impuestos en España pese a que, a criterio de la Fiscalía, ya debía ser considerada residente fiscal. Esas personas mantuvieron tratos con Shakira por motivos profesionales o personales. Lo que cuenten dibujará, también, un retrato más cercano de la vida de la artista durante esos años en que consolidó su relación con el exdefensa del Barça Gerard Piqué, ahora rota. Todo eso ocurrirá, salvo que haya un pacto de última hora, una posibilidad que no puede descartarse en absoluto que permitiría a la cantante evitar el ingreso en prisión a cambio de aceptar su culpa.

Uno de los testigos llamados a declarar es otro exnovio, Antonio de la Rúa, por el hecho de que ostentó cargos en sociedades que, según la acusación, sirvieron para canalizar los ingresos millonarios a países de escasa o nula tributación. En 2004, además, la pareja compró una casa en Nassau. Poco después, las autoridades de Bahamas concedieron a la cantante un permiso de residencia permanente, documento que ha utilizado en el proceso penal para alegar que era allí donde había fijado su domicilio. En su declaración ante la jueza de instrucción, que avanzó EL PAÍS, explicó que, en los tres años bajo investigación, era una nómada. Alegó que viajaba por todo el mundo dando conciertos y que la única razón por la que visitaba ocasionalmente Barcelona era para ver a su pareja de entonces, Piqué. Calendario en mano, la Fiscalía no la cree y pide ocho años y dos meses de cárcel para ella y el pago de una multa de 23,5 millones de euros.

Si no hay acuerdo entre la Fiscalía y Shakira (lo han intentado, sin éxito, en un par de ocasiones) la sala de vistas del Palacio de Justicia de Barcelona será escenario de un desfile variopinto de testigos. Algunos de ellos declararán por videoconferencia. La Fiscalía y la Abogacía del Estado —que defiende los intereses de Hacienda— han llamado a profesionales que prestaron servicios a Shakira Isabel Mebarak Ripoll o la atendieron en algún momento. Para las acusaciones, son una prueba vital de que la artista de Barranquilla había convertido España en su base de operaciones, el lugar al que regresaba después de un concierto o una gira. La inspectora de Hacienda encargada del caso hizo una labor detectivesca para reconstruir su día a día y probar que pasó aquí más de la mitad del año, condición para considerar a un ciudadano residente fiscal.

En ese grupo de testigos hay empleados de establecimientos frecuentados por Shakira: la trabajadora de un centro de estética de Sarrià, en la zona alta de Barcelona; el chófer personal de la cantante; trabajadores de hoteles y restaurantes (como el afamado japonés Koy Shunka); la representante de la firma de lujo Dolce & Gabanna; la organizadora de un evento de la empresa de juguetes Mattel; el dueño de Automóviles Fernández; dos instructores de fitness y otros cuatro profesores de zumba que, según la acusación, se desplazaban expresamente a la ciudad para impartirle clases.

Vecinos y ginecólogos

Los vecinos de la pareja también pasarán por la sala de vistas para explicar si los veían a menudo, o a diario, por allí: los del piso de soltero de Piqué en la calle de Muntaner de Barcelona (donde se instalaron en un primer momento), pero también los de la casa que ambos compraron en Esplugues de Llobregat. El primer hijo de la pareja, Milan, nació el 22 de enero de 2013. Para la Fiscalía es una prueba de su arraigo en España, pero Shakira dice que no, que se lo llevaba a todas partes con ella, también a las grabaciones del programa The Voice en Estados Unidos. Entre los citados están los ginecólogos que la atendieron en la clínica Teknon (donde usaba el apodo de Sila Prieto) y un representante de La Miranda, el colegio de élite en el que escolarizó al primogénito.

Otros testigos mantenían una relación más estrictamente profesional con Shakira, vinculada a su carrera musical. Declararán representantes del estudio de grabación Mandinga, además de coreógrafos, coristas, estilistas, fotógrafos, productores, managers y todo el elenco de asesores que la arropaba. Está previsto que testifiquen también altos directivos de Sony Music y de Live Nation, la compañía con la que en 2008 firmó un contrato que le garantizaba 300 millones de dólares en una década. Si el juicio sigue adelante y no hay pacto, podrá oírse también la voz de uno de los componentes de la banda mexicana Maná, que grabó una canción con la colombiana en las instalaciones de Codorniu.

La defensa de la cantante, que ejerce el penalista Pau Molins, coincide en la petición de algunos de esos testigos (incluido Antonio de la Rúa) y ha solicitado otros que también han sido aceptados por el tribunal. Para Molins, esas declaraciones son pruebas de descargo y ayudarán a acreditar que Shakira no pasó suficiente tiempo en España para ser residente fiscal. Entre ellos están directivos de Pies Descalzos, la fundación de ayuda a la infancia que promueve Shakira y que, según ella, ha sufrido un daño irreparable como consecuencia del proceso penal. Subirá al estrado también su hermano Antonio William Mebarak, su cocinera personal, varias amigas de Miami y bateristas, pianistas y músicos que la han acompañado en sus giras.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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