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Y Riudarenes volvió a ser tan rica (o pobre) como siempre

El municipio gerundense desaparece de lo más alto del ranking de los municipios más ricos de España por la falta de ingresos extra de sus ciudadanos

Varios vecinos de Riudarenes, en Girona.
Varios vecinos de Riudarenes, en Girona.CRISTÓBAL CASTRO
Dani Cordero

“Es que hace un año ya lo decíamos, esta gente se está flipando. De ricos, nada”, señalaba este viernes una mujer en la agrotienda El Sindicat de Riudarenes. No es la única que lo piensa. 12 meses atrás un puñado de periodistas se agolparon en las callejuelas de este pequeño pueblo de Girona para explicar la dicha: la última estadística de la Agencia Tributaria, con datos de 2020, les aupaba a la segunda posición de la clasificación de municipios con la población más pudiente de España. Según esos datos, su renta bruta media se situaba en los 57.800 euros y duplicaba la cifra de un año antes. Esta semana se han conocido los datos de 2022 y el municipio ha vuelto a ser tan rico o tan pobre como siempre: 31.000 euros de ingresos brutos declarados.

Los vecinos continúan hablando con la boca pequeña, piden no salir en ningún reportaje, pero creen saber qué sucedió hace tres años para que la renta per cápita municipal se disparase. No fue el premio de lotería que superaba el medio millón de euros que cayó sobre un joven del pueblo que continúa con su vida de siempre. Esa es una cuantía menor incluso para un municipio en el que el cantautor Albert Pla comparte vecindad con unas 2.300 personas. Pero con los responsables de ese salto económico, sospechan, también tienen un trato diario porque, entre otras cosas, tienen como epicentro familiar un gran edificio justo delante del ayuntamiento. Son la familia Batallé, propietarios de la empresa cárnica del mismo nombre que se agolpa a la entrada del pueblo con una gran fábrica a un lado de la carretera y un aparcamiento para sus empleados en el otro. Todo el mundo sabe que son quienes tienen más dinero y lo asumen sin acritud, como dice una vecina: “No son de esos ricos estirados, son buena gente, que compran donde el resto y tratan con todo el mundo”.

Càrnica Batallé, su empresa, es con diferencia el gran centro de actividad económica de Riudarenes. Es el centro de un pequeño imperio que ha verticalizado el negocio de la carne de cerdo: desde piensos a macrogranjas, pasando por mataderos, cámaras frigoríficas y centros para procesar un producto que acumula tradición en esa parte de Cataluña. Es una de las exportadoras, por ejemplo, a China. La familia ha amasado el negocio a fuego lento y arrastra más de 100 años de historia. En Riudarenes emplean a unos 500 trabajadores. En 2021, según las últimas cuentas entregadas al Registro Mercantil, el grupo facturó 273 millones de euros y ganó 31 millones de euros, una alta rentabilidad que ha sido recurrente en los últimos tres años. Antes se situaban en torno a los 20 millones. En 2020 la empresa repartió entre sus accionistas, la familia, unos dividendos de 30 millones de euros y es ese el motivo al que se refieren en voz baja los vecinos para explicar el salto de Riudarenes.

Vista general de Riudarenes.
Vista general de Riudarenes.CRISTÓBAL CASTRO

El alcalde del municipio, Josep Solé, evita señalar a los Batallé y cuando se le cuestiona tanta discreción salta: “Si en Cataluña ya somos discretos, en Riudarenes todavía lo somos más”, dice en su despacho. Y señala que los datos de 2021 devuelven al municipio al lugar que, por renta, tiene que jugar. “No tenemos mucho paro ni pobreza, pero tampoco somos ricos”, parece recitar, tal y como hacen sus conciudadanos. Las estadísticas que elabora también el Instituto de Estadística de Cataluña le dan un poco la razón. La microeconomía de la población depende menos de las rentas del capital que el promedio de la comunidad autónoma.

En el municipio hicieron la declaración de la renta un total de 1.158 personas en 2021 —están obligados quienes hayan cobrado más de 22.000 euros o de 14.000 si esos ingresos proceden de más de un pagador— de sus 2.337 habitantes. Y es ese pequeño universo tributario el que facilita que el vaivén de un año para otro. Como más pequeño, menos han de ser los ingresos declarados que generen una aberración estadística. En el caso de Riudarenes, el salto de renta supone que se declararon unos 40 millones de euros más que un año antes, una cuantía que también podría proceder de los ingresos procedentes de la venta de una empresa. Ese no sería un caso nuevo, ya llevó al liderato del ranking de la Agencia Tributaria a un municipio.

En 2017 otro pequeño pueblo, Avinyonet del Penedès, tocó el cielo al duplicar en un solo año la renta bruta de sus habitantes y situarse en los 57.800 euros. En ese caso fue gracias a uno de sus vecinos, Mauricio Botton, entonces la fortuna número 45 de España, según Forbes. Y el gran cambio se había producido después de que se vendiera su participación en Danone, la multinacional que había fundado su abuelo, Isaac Carasso. A Avinyonet le ocurrió lo mismo que ahora a Riudarenes: el tiempo le puso en su sitio un año después, cuando sin ingresos extraordinarios su renta bruta se resituó en los 31.000 euros.

Ninguno de los dos municipios juegan en la liga de los municipios ricos de siempre, los que nunca fallan entre los diez primeros. Pozuelo de Alarcón, residencia del famoseo madrileño; Matadepera, referencia para la antigua industria textil catalana; Boadilla del Monte, Sant Just Desvern, Alcobendas... esas son las ciudades que pase lo que pase siempre están muy por encima de los 50.000 euros. “¿Ricos? Nunca nos lo creímos”, como dice la panadera de Riudarenes.

Instalaciones de la empresa cárnica Batallé.
Instalaciones de la empresa cárnica Batallé.CRISTÓBAL CASTRO

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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