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Powell saca las garras en Jackson Hole: la inflación es “demasiado alta” y está dispuesto a subir más los tipos

El presidente de la Reserva Federal mantiene el tono de dureza del año pasado en la batalla por controlar los precios

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, este jueves en Jackson Hole (Wyoming).
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, este jueves en Jackson Hole (Wyoming).ANN SAPHIR (REUTERS)
Miguel Jiménez

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, no se ha andado con rodeos. Han sido semanas de especulaciones y pronósticos sobre cuál sería el mensaje de este año en el seminario de política monetaria de Jackson Hole (Wyoming). Tras tanta espera, en menos de 30 segundos ha sacado las garras de halcón de la política monetaria y ha dejado claro que la inflación es aún “demasiado alta” y que no le temblará el pulso a la hora de subir más los tipos si lo considera necesario. Eso sí, ha dicho que actuará “cuidadosamente” mientras las alzas ya aplicadas despliegan sus efectos, lo que lleva al mercado a mantener su apuesta por una pausa en las subidas de tipos en septiembre.

“Durante el simposio de Jackson Hole del año pasado, pronuncié un breve mensaje directo. Mis observaciones de este año serán un poco más largas, pero el mensaje es el mismo: el trabajo de la Fed es reducir la inflación hasta nuestro objetivo del 2% y lo haremos. El año pasado endurecimos considerablemente nuestra política monetaria. Aunque la inflación ha bajado desde su máximo, sigue siendo demasiado alta. Estamos dispuestos a seguir subiendo los tipos si resulta oportuno, y tenemos la intención de mantener la política monetaria en un nivel restrictivo hasta que estemos seguros de que la inflación desciende de forma sostenible hacia nuestro objetivo”, ha empezado su intervención.

El presidente de la Reserva Federal ha admitido que se han hecho progresos, pero que la batalla contra la inflación no está ganada: “Queda mucho camino por recorrer para volver a la estabilidad de precios”, ha dicho. “La evidencia adicional de un crecimiento persistentemente por encima de la tendencia podría poner en peligro los avances en materia de inflación y justificar un mayor endurecimiento de la política monetaria”, ha advertido.

Powell ha desoído los cantos de sirena que llamaban a revisar hasta el 3% el objetivo de inflación a largo plazo. “El 2% es y seguirá siendo nuestro objetivo de inflación. Nos hemos comprometido a lograr y mantener una política monetaria suficientemente restrictiva para reducir la inflación a ese nivel con el paso del tiempo”, ha dicho tajante.

En un entorno cambiante, de incertidumbres y teniendo en cuenta el retraso con que las subidas de tipos afectan a la economía, la Reserva Federal no tiene claro ahora mismo cuál sería el tipo de interés neutral, el que ni impulsa ni frena la economía. Powell ha admitido que el nivel actual, del 5,25%-5,5% es restrictivo, pero no tiene claro si lo suficiente: “Es difícil, por supuesto, saber en tiempo real cuándo se ha alcanzado esa orientación” restrictiva para controlar la inflación, ha dicho.

La impresión es que en estos momentos Powell prefiere pasarse de frenada que quedarse corto. Las subidas de tipos han frenado la demanda, pero esta sigue siendo robusta y las tiranteces continúan en un mercado laboral con la tasa de paro cercana al mínimo del último medio siglo. La política monetaria de la Reserva Federal parece estar consiguiendo el ansiado aterrizaje suave de la economía, esto es, reducir la inflación sin llegar a provocar una recesión en toda regla.

La recesión, de hecho, ha desaparecido recientemente del escenario central que manejan sus economistas, pero puestos a elegir, Powell ha dado señales claras de que la inflación es su prioridad y de que está dispuesto a pagar el precio de una contracción de la economía si es necesario para controlarla. Como mínimo, será necesario un periodo de “crecimiento económico por debajo de la tendencia” y “cierta suavización de las condiciones del mercado laboral”.

Powell es consciente de que las subidas de tipos aún no han desplegado todos sus efectos y ha explicado que no es fácil calibrar hasta dónde llegar. “Las incertidumbres] complican nuestra tarea de equilibrar el riesgo de endurecer demasiado la política monetaria con el riesgo de endurecer demasiado poco. Hacer demasiado poco podría permitir que la inflación por encima del objetivo se afianzara y, en última instancia, exigir que la política monetaria sacara de la economía una inflación más persistente con un alto coste para el empleo. Hacer demasiado también podría perjudicar innecesariamente a la economía. Como suele ocurrir, navegamos guiándonos por las estrellas bajo cielos nublados”, se ha justificado.

Hace dos años, Powell creía que la inflación era un problema transitorio como consecuencia de restricciones de la oferta por las consecuencias de la pandemia y el atasco en la cadena de suministros. La Reserva Federal reconoció más tarde que se equivocó en el diagnóstico. El año pasado, con una inflación que había llegado a superar el 9,1% (ahora está en el 3,2%), Powell sorprendió con un discurso más duro de lo esperado que castigó a las Bolsas. Este año, el impacto ha sido menor, pues los inversores lo veían ya venir.

Sostuvo entonces que controlar la inflación requeriría provocar “algo de dolor a familias y empresas”. Powell, gran admirador de su predecesor, Paul Volcker, que ocupó el cargo de 1979 a 1987, recordó entonces que el éxito que tuvo a principios de la década de 1980 llegó tras múltiples intentos fallidos de reducir la inflación durante los 15 años anteriores. Arthur Burns, presidente de la Reserva Federal en la década de 1970, se mostró tolerante con la evolución de los precios y la inflación se enquistó una década en la economía estadounidense. Powell convirtió en una muletilla propia el título de la autobiografía de Volcker, Keep at it (Seguir con ello). “Debemos seguir con ello hasta que el trabajo esté hecho”, dijo en Jackson Hole y fue repitiendo en los meses siguientes.

Y la Reserva Federal ha seguido con ello. Los tipos de interés estaban hace un año en el rango del 2,25%-2,5%. Desde entonces, Powell ha subido el precio del dinero otros tres puntos, hasta el 5,25%-5,5% de la última reunión, los tipos más altos en 22 años y bastante por encima de lo que se esperaba hace 12 meses. El presidente del banco central estadounidense ha señalado repetidamente que incluso más importante que el máximo que puedan tocar en este ciclo de endurecimiento monetario, lo importante es por cuánto tiempo se mantengan altos.

¿Qué pasará en las siguientes citas del comité de política monetaria de la Reserva Federal? Powell ha preferido no mojarse. “En las próximas reuniones evaluaremos nuestros progresos basándonos en la totalidad de los datos y en la evolución de las perspectivas y los riesgos. Sobre la base de esta evaluación, procederemos con cautela a la hora de decidir si endurecemos aún más la política monetaria o, por el contrario, mantenemos constante el tipo de interés oficial a la espera de nuevos datos”. En realidad, el mercado espera una nueva pausa en las subidas de tipos en la reunión del 20 de septiembre y hay división sobre si habrá algún incremento más en lo que queda de año.

Powell no quiere que una eventual pausa se interprete como señal de debilidad y quizá por ello para terminar ha vuelto al “keep at it”. “El restablecimiento de la estabilidad de precios es esencial para cumplir las dos vertientes de nuestro doble mandato. Necesitaremos la estabilidad de precios para lograr un periodo sostenido de condiciones sólidas en el mercado laboral que beneficien a todos, y seguiremos con ello hasta que el trabajo esté hecho”.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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