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Powell insiste en que la crisis bancaria puede hacer necesarias menos subidas de tipos

Demócratas y republicanos suspenden las negociaciones para elevar el techo de deuda

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (a la izquierda) con su antecesor Ben Bernanke, en un acto celebrado este viernes en el banco central.
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (a la izquierda) con su antecesor Ben Bernanke, en un acto celebrado este viernes en el banco central.Andrew Harnik (AP)
Miguel Jiménez

No es la primera vez que lo dice y tampoco lo ha dicho de forma muy contundente, pero el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha insistido en que la crisis bancaria puede hacer necesarias menos subidas de tipos. En unas jornadas en las que participaba con su antecesor Ben Bernanke, Powell ha aportado pocas novedades sobre los mensajes que ha ido trasladando en sus últimas intervenciones públicas y ha evitado referirse a una posible crisis de la deuda. Mientras Powell intervenía, republicanos y demócratas interrumpían las negociaciones para elevar el techo de deuda. Tipos y techo de deuda son los dos factores que mueven los mercados financieros en este momento.

El contraste entre Bernanke y Powell era evidente. El premio Nobel estaba relajado, improvisaba sus respuestas ante las preguntas del moderador y bromeaba. Powell, sin embargo, estaba serio y algo tenso, tenía un papel delante con las respuestas preparadas para las preguntas previamente pactadas y no se ha salido del guion en un acto que se celebraba en memoria del economista de la Reserva Federal Thomas Laubach, que murió en 2020 a los 55 años.

Una de las cuestiones que le han planteado a Powell era sobre el principio de separación, es decir, sobre las diferentes herramientas para combatir la inflación y para lograr la estabilidad financiera, que Powell ha relativizado. “Tenemos herramientas separadas, de política monetaria para lograr nuestros objetivos económicos, y de liquidez, supervisión y regulación para abordar las cuestiones de estabilidad financiera”, ha admitido. “Pueden tener objetivos separados, pero sus efectos a menudo no son totalmente independientes. Así que las herramientas son complementarias casi todo el tiempo, porque la estabilidad financiera y macroeconómica están profundamente entrelazadas”, ha matizado enseguida.

“Como están tan entrelazadas, no es probable que haya una separación absoluta y completa de las herramientas, ni es posible ni deseable”, ha proseguido para referirse específicamente a la situación actual: “Aunque los instrumentos de estabilidad financiera han ayudado a calmar las condiciones en el sector bancario, la evolución en ese sector, por otra parte, está contribuyendo a endurecer las condiciones crediticias y es probable que lastre el crecimiento económico, la contratación y la inflación. En consecuencia, es posible que nuestro tipo de interés oficial no tenga que subir tanto para alcanzar nuestros objetivos. Por supuesto, el alcance de esto es muy incierto”, ha dicho, siempre con unos folios delante para no desviarse del mensaje que quería trasladar.

Powell ya había dejado claro en la rueda de prensa posterior a la reunión del comité de política monetaria del pasado 22 de marzo que el endurecimiento de las condiciones financieras provocado por la tormenta cambiaria podía interpretarse entonces como “el equivalente a una subida de tipos [de 0,25 puntos] o tal vez más que eso”, aunque matizando que no podía hacerse esa evaluación con precisión alguna. Antes de la crisis del Silicon Valley Bank y del Signature Bank, se esperaba que la Reserva Federal subiese los tipos en aquella reunión 0,50 puntos y la subida se quedó en la mitad.

Ahora, el presidente del banco central insiste en ese mensaje, pero poniendo el acento en la incertidumbre y sin dejar muy claro hacia dónde irá la política monetaria. Sí que ha señalado que el riesgo de quedarse corto con las subidas de tipos y el de pasarse empiezan a estar más equilibrados. En intervenciones anteriores había asegurado que prefería correr el riesgo de pasarse y provocar una recesión que el de quedarse corto y que la inflación se enquistase.

“Hemos recorrido un largo camino en el endurecimiento de la política monetaria y la orientación de la política es restrictiva, y nos enfrentamos a la incertidumbre sobre los efectos retardados de nuestro endurecimiento hasta ahora y sobre el alcance del endurecimiento del crédito derivado de las recientes tensiones bancarias”, ha dicho Powell, que ha aprobado las subidas de tipos más agresivas desde la década de 1980, con un ascenso acumulado de cinco puntos porcentuales en poco más de un año.

“Habiendo llegado tan lejos, podemos permitirnos mirar los datos y la evolución de las perspectivas para hacer evaluaciones cuidadosas”, añadió, siempre leyendo las notas que llevaba preparadas. La próxima reunión de la Reserva Federal se celebra los días 13 y 14 de junio y puede ser la primera en que el precio oficial del dinero no se encarezca tras 10 subidas consecutivas.

Powell, en todo caso, ha dicho que las decisiones se tomarán reunión a reunión y que la única orientación adelantada que puede facilitar es sobre cuáles son los datos a los que prestará atención. Los más destacados son los de precios, salarios y mercado laboral.

Parón en las negociaciones de la deuda

El intento de aterrizaje suave de Powell se ha complicado con la tormenta financiera y ahora con la incertidumbre acerca de si el Congreso aprobará a tiempo un aumento del techo de deuda que permita al Gobierno de Estados Unidos seguir cumpliendo con sus obligaciones. Un impago de la deuda en circulación tendría consecuencias económicamente catastróficas.

Las negociaciones parecían avanzar, pero este viernes los representantes de uno y otro lado se han ido de la reunión dando un portazo y acusando a la otra parte de no ceder. La facción más extremista del Partido Republicano invitar a romper las negociaciones con el Gobierno de Joe Biden aunque eso conlleve el impago a menos que haga recortes masivos de gastos y acepte sus condiciones.

“Hemos decidido apretar el botón de pausa”, ha dicho Garret Graves, uno delos representantes republicanos, alegando que las negociaciones no estaban siendo productivas.

Garret Graves
Garret Graves, congresista republicano, tras la pausa en las negociaciones sobre la deuda.J. Scott Applewhite (AP)

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advirtió hace dos semanas de que la fecha X en la que Estados Unidos podría quedarse sin dinero para hacer frente a sus obligaciones puede llegar tan pronto como el 1 de junio, aunque dejando abierta la posibilidad de un plazo más amplio. El techo de deuda, 31,38 billones de dólares, se alcanzó en enero y desde entonces el Gobierno está funcionando con medidas extraordinarias que han dejado un respiro temporal.

El Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca publicó un informe según el cual la amenaza de bloqueo ya está teniendo efectos; un episodio de impago, por corto que fuera, dejaría una costosa factura y un impago prolongado haría caer el producto interior bruto un 1,5% en el tercer trimestre (a una tasa trimestral anualizada del 6,1%) y subir la tasa de paro cinco puntos, destruyendo 8,3 millones de puestos de trabajo.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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