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Las turbulencias financieras complican la recuperación económica mundial, según el FMI

El organismo rebaja una décima la previsión de crecimiento global, hasta el 2,8%, y advierte del riesgo de un aterrizaje forzoso

Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, ayer durante una conferencia en Washington.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, ayer durante una conferencia en Washington.Jose Luis Magana (AP)
Miguel Jiménez

La economía mundial parece una carrera de obstáculos en medio de una espesa niebla. Tras la pandemia llegó la guerra de Ucrania y cuando las cosas parecían pintar mejor, las turbulencias financieras nublan el panorama. Tras la revisión de dos décimas al alza de finales de enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado una décima su previsión de crecimiento de la economía mundial para este año, hasta el 2,8%, según su informe Perspectivas de la economía mundial presentado este martes en Washington en las reuniones de primavera del organismo.

Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y director de análisis del Fondo, ha aprovechado para sacar pecho y subrayar que en octubre el FMI ya avisó de que el siguiente riesgo en la lista era el de una crisis financiera. Con todo, la tormenta parece amainar y el escenario central que maneja el organismo es el de que la crisis provocada por la caída de Silicon Valley Bank, Signature Bank y Credit Suisse está “contenida”. De ahí que el impacto en las previsiones mundiales sea pequeño. El FMI rebaja otra décima el crecimiento previsto para 2024, hasta el 3,0%.

En realidad, el año había empezado con un puñado de buenas noticias. “La reabierta economía china está repuntando con fuerza. Las interrupciones de la cadena de suministro se están disipando, mientras que las perturbaciones de los mercados de la energía y los alimentos causadas por la guerra están remitiendo. Simultáneamente, el endurecimiento masivo y sincronizado de la política monetaria por parte de la mayoría de los bancos centrales debería empezar a dar sus frutos, y la inflación volver a acercarse a los objetivos”, sostiene Gourinchas.

Sin embargo, “los indicios de principios de 2023 de que la economía mundial podría alcanzar un aterrizaje suave —con una inflación a la baja y un crecimiento estable— se han desvanecido en medio de una inflación obstinadamente elevada y las recientes turbulencias del sector financiero”, dice el informe del organismo que dirige Kristalina Georgieva. “Los riesgos para las perspectivas están muy sesgados a la baja, y las probabilidades de un aterrizaje forzoso han aumentado considerablemente”, añade.

Tras el 3,4% de crecimiento de 2022, la economía mundial frenará este año por culpa de los países avanzados, especialmente los europeos. El crecimiento de la zona euro pasará del 3,5% de 2022 al 0,8% de este año, según los cálculos del FMI, que espera incluso una contracción del 0,1% en Alemania. España, más rezagada en la recuperación de la pandemia, crecerá un 1,5% este año, el doble que Italia y Francia, pero lejos del 5,5% de 2022. Y el Reino Unido pasará de crecer un 4% el año pasado a una caída del 0,3% de la economía en 2023. Estados Unidos resiste mejor y pasa del 2,1% de 2022 a un 1,6% este año y un 1,1% el próximo.

Mientras, el crecimiento apenas se ralentizará en el conjunto de los países emergentes y se acelerará en algunos de ellos, con China e India como grandes motores. Latinoamérica, sin embargo, también frenará en seco: tras el 4% de 2022, crecerá solo un 1,6% este año y un 2,2% el próximo. Para Brasil el FMI prevé un aumento del producto interior bruto del 0,9% este año y del 1,5% en 2023, mientras que para México las tasas serían del 1,8% y el 1,6%.

Gourinchas advierte de que la inflación se ha enquistado algo más de lo previsto. La tasa general está cayendo con fuerza por el efecto escalón, al descontar las subidas de precios de la energía y los alimentos de hace un año, cuando comenzó la guerra de Ucrania. Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye energía y alimentación, aún no ha tocado techo en muchos países.

El economista jefe del Fondo subraya la resistencia del mercado laboral al endurecimiento de las condiciones monetarias. No se muestra muy convencido de que haya riesgo de una espiral precios-salarios descontrolada. Más bien cree que las empresas han sido capaces de defender los márgenes subiendo los precios sin mejorar los sueldos al mismo ritmo y que deberían ser capaces de absorber cierta recuperación de los salarios reales.

Pero más allá de la inflación, el otro riesgo en el que se recrea Gourinchas es el financiero con un sonoro ya-te-lo-dije: “Más preocupantes son los efectos secundarios que el brusco endurecimiento de la política monetaria del último año está empezando a tener en el sector financiero, como hemos advertido repetidamente que podría ocurrir. Quizá lo sorprendente sea que haya tardado tanto”, apunta.

Tras un prolongado periodo de inflación contenida y bajos tipos de interés, explica, el sector financiero se había vuelto demasiado complaciente con los desajustes de vencimientos y liquidez. El rápido endurecimiento de la política monetaria del año pasado ha provocado pérdidas considerables en los activos de renta fija a largo plazo y ha elevado los costes de financiación.

Pero tanto en la breve inestabilidad del mercado de bonos del Reino Unido del pasado otoño como en las recientes turbulencias bancarias en Estados Unidos, “las autoridades financieras y monetarias han tomado medidas rápidas y enérgicas y, hasta ahora, han evitado una mayor inestabilidad”.

La tormenta financiera, por tanto, añade incertidumbre, pero por ahora no ha pasado una factura muy severa. El FMI ha calculado escenarios alternativos. En uno, los bancos, ante el aumento de los costes de financiación y la necesidad de actuar con más prudencia, reducen aún más los préstamos, lo que llevaría a restar tres décimas al crecimiento este año.

En otro, mucho más áspero, un brusco endurecimiento de las condiciones financieras mundiales que llevase a una fuerte aversión al riesgo “podría tener un impacto dramático en las condiciones crediticias y las finanzas públicas, especialmente en las economías de mercado emergentes y en desarrollo”. Se precipitarían grandes salidas de capital, un aumento repentino de las primas de riesgo, una apreciación del dólar en una carrera hacia la seguridad, y grandes caídas en la actividad mundial en medio de una menor confianza, el gasto de los hogares y la inversión. En un escenario así, al que el FMI concede una probabilidad de que ocurra del 15%, un poco más difícil que sacar un 6 con un dado, el crecimiento mundial podría ralentizarse hasta solo el 1% este año.

Por ello, el FMI subraya que los reguladores y supervisores deben actuar ahora para garantizar que las fragilidades financieras no desemboquen en una crisis en toda regla, reforzando la vigilancia y gestionando activamente las tensiones del mercado. También indica que en caso de que se avecine una crisis financiera sistémica, será necesario ajustar la política económica y monetaria para salvaguardar tanto el sistema financiero como la actividad. “Es importante subrayar que no nos encontramos en esta situación, aunque es probable que se produzcan nuevos temblores financieros”, subraya Pierre-Olivier Gourinchas.

Un crecimiento más que discreto, una inflación que se resiste a ceder y un aumento de los riesgos financieros acosan la recuperación de una economía que afronta además una larga fase de bajo crecimiento, del orden del 3% anual en los próximos cinco años, el más bajo desde 1990. Un camino pedregoso, dice el Fondo.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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